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Editorial Jueves 6 de Junio de 2019

Candidatos sin memoria

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REDACCION

Por REDACCION

Con la cuenta regresiva para las inscripciones de alianzas y candidaturas por las elecciones nacionales, el escenario de la política adquirió en las últimas semanas una inusitada intensidad en el que "vale todo" para quedarse dentro de alguna boleta, más aún si eso significa competir por la Presidencia de la Argentina. De alguna manera, sostenerse en la función pública -o regresar a la misma- y retener el poder a cualquier precio coloca a algunos políticos en situaciones incómodas, hasta irracionales. Con lo que dicen o con lo que hacen dejan entrever cierta predisposición, si es necesario, a celebrar un pacto con el diablo si eso le garantiza la continuidad o el acceso al poder, aún si le cuesta el alma por toda la eternidad.

Evidentemente hay mucho en juego debajo de la superficie que no se alcanza a visualizar para que una epidemia de amnesia se haya viralizado de tal manera que un candidato a presidente (Alberto Fernández) que dedicó su última década a denostar y cuestionar hasta el hueso a la ex presidenta Cristina Fernández haya regresado a su espacio político, el kirchnerismo. "En el último mandato de Cristina es dificilísimo encontrar algo virtuoso", supo decir en el 2015 Alberto Fernández sobre su ahora compañera de fórmula para las presidenciales. Sorpresa y media por este reencuentro. 

La política argentina, en una suerte de no me acuerdo lo que pasó ayer ni antes tampoco, muestra ahora al referente de la izquierda Pino Solanas aliado del kirchnerismo. "Yo creo sinceramente que la Presidenta es una impostora, una ignorante o una hipócrita, lo digo con todo respeto", expresó Solanas en el 2014 en una entrevista con diario La Capital de Rosario. Ahora también aceptó aliarse con los kirchneristas porque, quizás, a las palabras se las lleva el viento y que uno es esclavo de sus palabras es muy relativo. 

Así, esta tendencia creciente de los invertidos de la política -o como dice el analista irreverente Jorge Asís, la política se ha convertido en un club swinger- parece afincarse no tanto en las coincidencias programáticas sino más bien en juntarse para ganarle al adversario de turno. Como esa frase tan popular del poema "Buenos Aires" de Borges, que dice que no los une el amor sino el espanto... a Cambiemos y al presidente Macri. 

Algunos de los títulos de las noticias de hace un par de días en la agencia de noticias estatal Télam decían "Gioja dijo que Massa puede sumarse: lo esperan hasta el 12 de junio"; "Peña no descartó que Vidal sea candidata de Lavagna, Massa o Urtubey"; "Colectoras: Vidal espera a la Justicia para acordar con Alternativa Federal". En definitiva, lo único que parece importar es ganar, no los compañeros de equipo. 

La situación previa al cierre de listas para las elecciones nacionales guarda similitudes con los cierre del libro de pases de jugadores profesionales, con clubes tironeando de una especie de subasta por este o por aquel volante, defensor o delantero. Tal vez Massa sea la figura más representativa de esta figura conceptual, porque tiene un espacio propio que hoy está integrado en Alternativa Federal, de hecho dijo que participaría en una interna en ese conglomerado peronista pero al mismo tiempo negocia con el kirchnerismo. Todo se reduce al mejor postor. Así, las señales que s eofrecne desde la política a los ciudadanos, a los electores es por demás confusa. Una vez más lo que importa es ganar. 

El caso de Lavagna no deja de ser llamativo. Afirma que es el candidato del consenso pero nadie lo respalda más allá del actual gobernador santafesino Miguel Lifschitz y dirigentes radicales hoy día de segundo orden. Y para oscurecer aún más a la política nacional aparece la decisión del fiscal federal con competencia electoral Jorge Di Lello de abrir una investigación preliminar para determinar si el ex ministro de Economía Roberto Lavagna fue tentado con una suma millonaria -se dice 8 millones de dólares- para declinar su precandidatura presidencial, tal como señalaban algunas versiones.

Así es la construcción en esta selva política en la Argentina del 2019. Con la amnesia generalizada nadie recuerda los mensajes que se replicaron en los tedeum del 25 de Mayo en los que los obispos coincidieron en plantear la necesidad de avanzar hacia un gran pacto nacional. A esas palabras sí se las llevó el viento. Si bien el gobierno tiene en agenda un consenso de 10 puntos que echó a rodar de debilidad y en un año electoral, nadie cree que tenga demasiado futuro.

Esta semana el papa Francisco dijo que "debemos ayudar a los políticos a ser honestos (...) Nunca debe un político sembrar odio y miedo, nunca". Nadie en la Argentina parece haber tomado nota de estas declaraciones. Claro, en estos días nadie tiene memoria. 


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