Por Redacción
Este año, de acuerdo a lo sucedido en estos primeros meses y lo que se pronostica, la inflación estará por encima del 23% de acumulación anual, tal como viene ocurriendo en los dos años anteriores. Datos que en este caso se desprenden de un trabajo elaborado por un Instituto abocado a esta clase de tareas, dependiente de la oficialista Central de Trabajadores de la Argentina, habiéndose además estimado que en 2012 una familia necesitaba disponer de un ingreso de 2.997 pesos mensuales para no caer en la pobreza -que de acuerdo con sus cálculos está por sobre el 20% del total de la población, muy lejos del dígito oficial-, mientras que para no estar en la indigencia era necesario contar con ingresos de al menos 1.381 pesos por mes.
Tales cifras, de un ente identificado con el gobierno, contrastan de manera contundente con las difundidas desde el INDEC, de acuerdo con las cuales una familia tipo constituida por cuatro miembros necesitaba 1.700 pesos para no ser pobre y 750 para evitar la indigencia.
Claro, que estas enormes diferencias, que no sólo se ponen en evidencia en este caso sino también con prácticamente todas las mediciones de consultoras privadas -que se difunden a través del Indice Congreso para evitar ser sancionadas-, como así también las pocas provinciales que permanecen en vigencia ya que las afines con el gobierno nacional dejaron de difundir datos estadísticos sobre inflación, son consecuencia de la manipulación de datos que se viene haciendo en el INDEC desde enero de 2007 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner instruyó a Guillermo Moreno en esta tarea de desvirtuar el trabajo del organismo estadístico y ajustarlo a los intereses del gobierno. Que no son los del país, debe tenerse en claro, ya que equivocadamente se sostuvo con mucho entusiasmo que la medida tenía por objetivo para menos intereses por los bonos ajustados por el nivel inflacionario. Error total, lo que terminó por hacerse fue la total desvirtuación del organismo, disimulando cifras que impidieron mostrar la realidad, y por lo tanto, actuarse políticamente de manera equivocada.
Volviendo a los números, mientras para el INDEC los alimentos aumentaron 10,8% a lo largo de todo 2012 para las consultores esa suba fue de 25,6%, quedando claramente contrapuestas las dos cantidades, que son justamente las que establecen las diferencias entre pobreza e indigencia oficial y la real.
El trabajo realizado por el Instituto dependiente de la CTA, estuvo sostenido en datos obtenidos de 9 direcciones de estadísticas provinciales, llegando a la conclusión que el año pasado los precios aumentaron 22,3% el primer trimestre, el 23,5% en el segundo, y 24,2% en el tercero, cuyo promedio queda muy alejado del 10,8% oficial, señalándose en el informe que la aceleración de la suba de precios tiene "entre sus principales causas a los aumentos de las cotizaciones internacionales de los alimentos y el petróleo (inflación importada) y, en el marco de la intensa puja distributiva desatada a partir del conflicto agrario, el elevado grado de concentración económica (inflación oligopólica)".
Respecto a la pobreza, remitiéndonos hacia los comienzos del kirchnerismo en el gobierno, en 2003, los pobres eran uno de cada tres personas, mientras que ahora en 2012 son uno cada cinco personas, reflejándose en cifras porcentuales con el 6,5% del INDEC y el 19,9% del Instituto en cuestión, que triplica las cantidades oficiales de pobreza. Y otro tanto ocurre con la indigencia, es escalón más bajo de la pobreza, ya que de acuerdo con este trabajo del 22,5% que había en 2003 se redujo a 4,3% en 2012, aún cuando el INDEC establece en 1,7% las personas que no alcanzan a comprar una canasta que incluya el mínimo de los alimentos indispensables.
Pero más allá de porcentajes, que a veces suelen no tener el impacto similar a cuando se trasladan a cantidad de personas, digamos que según este Centro de Investigaciones de Formación de la República Argentina (CIFRA), los pobres ascendían el año pasado a 7,7 millones de personas, en tanto que los indigentes eran 1,8 millón. En una aclaración se consigna que la indigencia se redujo en mayor medida que la pobreza debido a la implementación de la Asignación Universal por Hijo que rige desde 2008.
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