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Editorial Jueves 29 de Noviembre de 2012

Camino al abismo

La nueva cumbre del clima en Doha, en sus primeras instancias ha dejado una fuerte preocupación en la mayoría de los 190 países. Los ricos rechazan reducir sus emisiones de gases invernaderos.

Redacción

Por Redacción

Uno de los científicos de la Cumbre del Clima en Qatar, Alan Meyer, fue contundente al definir la situación en la cual nos encontramos: "estamos caminando dormidos hacia un abismo". Un reflejo realmente descriptivo de cómo es observada la encrucijada en que se encuentra el planeta por la emisión de gases con efecto invernadero, que provocaron los enormes agujeros en la capa de ozono, lo cual está causando el sostenido recalentamiento de la corteza terrestre, con consecuencias que están a la vista debido a las alteraciones climáticas.

La cumbre que se viene desarrollando en Doha, con el objetivo de prolongar los compromisos de Kioto, no ha sido muy esperanzadora en sus primeros encuentros, ya que Estados Unidos por caso, uno de los mayores emisores de gases del mundo junto a China, desde el vamos rechazó reducir la emisión de gases de aquí a 2020 sin avanzar más de lo comprometido con anterioridad, manteniendo su meta de sólo el 17% , que dio comienzo en 2005. Como los daños y el deterioro ambiental se han acrecentado notablemente -incluso el propio Estados Unidos sufrió en su territorio el devastador efecto del temporal Sandy-, se tenía pensada la meta de poder alcanzar un acuerdo para establecer nuevas metas, mucho más ambiciosas, para apresurar la cantidad de gases que se mandan a la atmósfera. Pero la mayor potencia mundial, sin más trámites, rechazó el convite, a pesar del unánime pedido de aquellos países más expuestos a sufrir meteoros naturales provocados por estas causas.

En esta décimo octava conferencia sobre el clima organizada por las Naciones Unidos, participan 190 países, pero nuevamente se observa como predominantes las posturas de las potencias, que dejan prevalecer intereses económicos de sus propios países, incluso aquellos sectoriales, por sobre el mismo futuro de la humanidad, que en realidad es lo que está en juego. Es que, más allá que en esta primera instancia existen países con mucho mayor nivel de afectación que otros, y además con situaciones agravadas por la falta de recursos, a la larga no habrá exceptuados en cuanto a las consecuencias de esta alteración que provoca el cambio climático. Sin embargo, aún frente a un razonamiento tan simple, los países dominantes permanecen impávidos, optando por la protección de sus intereses en lugar de hacerlo por la humanidad en su conjunto.

Esta misma postura, similar a la de los Estados Unidos, fue adoptada por la Unión Europea, que anticipó no tener planes para elevar su meta del recorte de emisiones a un 20% por debajo de lo comprometido en 1999 para alcanzar en 2020. Todos mantienen su acuerdo anterior, ignorando por completo el agravamiento de la situación.

Por citar algunos casos concretos, las consecuencias de mayor gravedad se han comprobado en regiones que se extienden por gran parte de Africa, alcanzando allí a países que han sido víctima de permanentes postergaciones, lo cual genera ahora que deban enfrentarse a situaciones realmente catastróficas. Bangladesh ha estado experimentando una elevada salinización de sus aguas, perdiendo sistemáticamente sus ya de por sí pobres cosechas; en Bután cambió el patrón de los vientos monzones, y con ello una fuerte alteración natural; Gambia está afectado por fuertes sequías; Kenia en cambio, por inundaciones, que también afectan a Burkina Faso, Mozambique y Etiopía.

El emirato petrolero Qatar, país escenario de esta nueva cumbre, tiene las emisiones de gases con mayor nivel per cápita, con importante participación en el aumento de la temperatura que viene experimentando el planeta, lo cual constituye sin dudas una perspectiva bastante curiosa. 

En cuanto al posicionamiento de Latinoamérica, que es una de las zonas del mundo más afectadas por el cambio climático, tiene una postura unánime en cuanto al "apoyo a las iniciativas para reducir las emisiones de gases y para que los países industrializados asuman su responsabilidad de forma más ambiciosa".

Digamos además, siempre con relación a tan acuciante tema, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, también formuló un ferviente llamado en cuanto al gran potencial de la naturaleza como una solución rentable al problema del cambio climático, instando a que se promuevan a nivel mundial soluciones que muchos países y comunidades ya utilizan para  adaptarse a los efectos devastadores de la alteración del clima, aportando con la reducción de sus emisiones de gases sin poner en riesgo el empleo o el crecimiento económico.



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