Por REDACCION
Mientras el Gobierno argentino aún no puede presentar resultados positivos económicos que trasciendan el "universo de los indicadores" y se hagan visibles a simple vista en la realidad cotidiana, la recuperación de Brasil constituye una señal positiva por estos días porque constituye un socio estratégico para el comercio exterior. Se trata de un estímulo principalmente para las empresas exportadoras en tiempos donde las reglas no siempre se mantienen inalterables. El caso de Estados Unidos, que el año pasado impuso aranceles adicionales al biodiesel fabricado en la Argentina, vuelve a ocupar el centro de la preocupación mundial al anunciar su presidente, Donald Trump, que se encuentra analizando la aplicación de trabas a la importación de acero, una medida que también afectaría a nuestro país pero que desató la reacción de los mercados y de gobiernos, como el de China.
En relación a Brasil, su economía dejó atrás una de las peores recesiones de su historia con una modesta expansión de 1% durante 2017 en comparación a la del 2016, que fue impulsada principalmente por el desempeño del sector agropecuario que concluyó con un crecimiento del 13% mientras que la industria se mantuvo en niveles estables. "La cosecha récord representó la principal contribución al resultado positivo del PIB este año", sostuvo Rebeca Palis, coordinadora de cuentas nacionales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), responsable del informe divulgado esta semana.
Los datos oficiales cambiaron el humor de los mercados que venían de soportar dos fuertes retrocesos en 2015 y 2016, ambos de 3,5%, que redondearon un ciclo negro de recesión, alta inflación y crisis política, que aún está lejos de haberse compensado en Brasil. Si bien las expectativas para el 2018 son positivas, el hecho de que se realicen las elecciones presidenciales y que uno de los candidatos lanzados, Lula Da Silva, haya sido condenado a la cárcel por corrupción y se encuentre en libertad a la espera del fallo de segunda instancia puede generar tormentas inesperadas en lo político con impacto en lo económico.
La recuperación comenzó en el primer trimestre del 2017, de la mano del agro, para luego mostrar una reactivación del consumo de las familias, que aumentó 1% en el año mientras que los gastos gubernamentales retrocedieron un 0,6% para reducir el déficit fiscal.
En este marco, el gobierno proyecta que este año la economía se expandirá 3% y el mercado espera un 2,8%. Pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se mostró menos optimista al estimar una expansión de entre un 2,2% y un 2,4%.
Según los analistas, tras la debacle del 2015 y el 2016, Brasil controló la inflación y comenzó un ciclo de recortes de la tasa de interés que la llevó a su actual mínimo histórico de 6,75%. Sin embargo, el desempleo elevado que golpea a 12,7 millones de brasileños, y un déficit fiscal creciente impulsado por el gasto en las jubilaciones, constituyen adversarios de fuste para el crecimiento. Brasil cerró el 2017 con un rojo fiscal de 34.638 millones de dólares, lo que representa un problema mayor.
A los propios demonios de la economía se suman los monstruos de la política, considerando que el ambiente está crispado por los sucesivos escándalos de corrupción que significaron la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff y que salpican inclusive a su sucesor, Michel Temer y a algunos ministros. Se trata de un clima turbulento que persistirá hasta las elecciones del 7 de octubre.
Más allá de la escena política con mayor o menor agitación, el vaso medio lleno para la Argentina es que en febrero el
intercambio comercial con Brasil arrojó en febrero un déficit de 715 millones de dólares pero por primera vez en un año las exportaciones argentinas crecieron a un ritmo mayor que las importaciones, de acuerdo a un reporte de la consultora Ecolatina. Al respecto, el trabajo subraya que las ventas a Brasil aumentaron en febrero pasado un 17,7% y las importaciones un 15,3%, lo cual no es mucho pero refleja un cambio de tendencia que de acentuarse implica una alternativa para muchas empresas de Rafaela y la región que tienen al vecino país como principal destino de sus colocaciones en el exterior.
El informe señala que el alza de las exportaciones argentinas hacía Brasil estuvo explicada principalmente por las compras desde Brasil de vehículos de pasajeros y de carga, autopartes, polímeros plásticos, aceite de girasol y productos de aluminio. Y agrega que la recuperación de las ventas a Brasil responde principalmente al repunte de su economía, que impulsará nuestras ventas durante este año. Así, Brasil puede transformarse en un salvavidas para una Argentina que cerró el 2017 con un déficit de la balanza comercial del orden de los 9 mil millones de dólares.
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