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Editorial Martes 30 de Septiembre de 2014

Brasil elige

Este domingo 5 de octubre Brasil elegirá a su presidente. Todo indica que a la segunda vuelta irán dos mujeres, la actual Dilma Rousseff y la aspirante Marina Silva.

REDACCION

Por REDACCION

Luego de la insinuación inicial de Marina Silva, poco menos de un mes atrás ubicándose prácticamente a la par de la presidenta Dilma Rousseff y con claras chances de imponerse posteriormente en una segunda vuelta de las elecciones del domingo 5 de octubre en nuestro vecino Brasil, las cosas fueron retomando su lugar y nuevamente la actual presidenta Rousseff sacó claras ventajas en las encuestas. Las que, cuando se hacen lo más cercanas posible a la fecha de comicios, es una tradición que no erren sus pronósticos, y en este caso dan con muy clara ventaja a la mandataria.

Descontando entonces que Rousseff será la ganadora de la primera ronda, y por lo tanto estará en la decisiva segunda vuelta, la expectativa de los brasileños, de la región y buena parte del mundo por tratarse de una de las potencias económicas más grandes y por lo tanto influyente en lo que suceda con su gobierno, es la definición por el segundo lugar de las elecciones del domingo, quien será el acompañante de la ganadora en la vuelta final, estando reservada esa posibilidad, en primer lugar y con las mayores posibilidades para Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño con orientación de centro-derecha, y del otro postulante, Aécio Neves, quien asiste por la socialdemocracia brasileña, un movimiento fundado y conducido por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

El vuelco que se produjo en las preferencias de los electores resultó notablemente en las dos últimas semanas, pues hasta entonces -como se ha dicho- Marina Silva había sido catapultada a un nivel similar que Rousseff y con la mayor preferencia para la segunda vuelta, en lo que pareció un coletazo por muchas de las situaciones originadas por la disputa del campeonato mundial de fútbol, que generó protestas por las fuertes masas de dinero volcadas en obras de infraestructura -estadios y comunicaciones-, con una profundización del malestar por el fracaso deportivo de la selección verde amarilla. Sin embargo, esa postura de la gente parece haber entrado en disolución, ya que las cosas han vuelto a su lugar.

Es que ahora, en la recta final y con nulas posibilidades de modificar corrientes de votos, Rousseff retomó una ventaja de 13 puntos sobre Silva, con el 40% del electorado a su favor sobre el 27% que opta por Silva, un  nivel que es el que tenía hasta el momento de la muerte de su ex compañero de fórmula, Eduardo Campos, durante un accidente aéreo en el pasado mes de agosto. Luego aparece bastante más relegado en las preferencias Aécio Neves con sólo 13%, lo que lo muestra bastante lejos de poder aspirar a participar en el balotaje final previsto para el 26 de octubre, pero en el cual en cambio sus votantes tendrán una participación decisiva. Es que en el mismo, aun cuando Rousseff cuenta con una ventaja de 4 puntos sobre Silva, la diferencia es lo suficientemente pequeña como para poder darla vuelta.

La candidata ecologista Marina Silva, en estas últimas semanas sufrió el desgaste que significa el afrontar el día a día en una campaña electoral, ya que tanto de la izquierda como desde la derecha se le exigieron definiciones en algunos temas considerados clave, en los que las ambigüedades expuestas le hicieron retroceder raudamente en las preferencias. En especial, un retroceso significativo lo experimentó Silva en el sector de aquellos que tienen ingresos superiores a los 3.700 dólares mensuales, es decir, la gente más rica. Allí el retroceso en intenciones de voto fue de 41 a 26 por ciento, lo cual se produjo no porque Rousseff tenga un fuerte desempeño a su favor, sino simplemente por las incertidumbres dejadas por su oponente en muchas de las definiciones consideradas clave.

De todos modos, han ido apareciendo algunos condimentos nuevos dentro de la perspectiva electoral, incluso con la misma presidenta Rousseff, quien en declaraciones muy recientes y que tal vez puedan llegar a perjudicarla, ya no se mostró tan enérgica en defender la independencia de los medios de comunicación, y consecuentemente, la libertad de prensa. Es que deslizó tener una iniciativa hacia los medios consistente en "regulación económica", lo cual no fue claramente explicitado, aunque se interpreta que puede llegar a constituir una especie de condicionamiento, si bien se ocupó en aclarar que no tendría nada que ver con el control de los contenidos de la prensa. 

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