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Editorial Viernes 22 de Junio de 2018

Bosques vírgenes en retirada

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REDACCION

Por REDACCION

El cambio climático se ha instalado en los últimos años como un concepto de los especialistas en medio ambiente para alertar a los gobiernos y a la población en general sobre la variación del clima en el planeta por la acción del ser humano y llamar a implementar un plan para mitigar ese deterioro que pone en riesgo la vida. 

En este contexto, como si la humanidad y el planeta no tuvieran problemas ambientales suficientes, esta semana se ha revelado que entre 2014 y 2016 los bosques vírgenes perdieron cada año en el mundo una superficie de 90.000 km2, una superficie equivalente a Austria, y el ritmo de destrucción se acelera desde que comenzó el siglo. A pesar de los esfuerzos para luchar contra la deforestación, que a la luz de los resultados son insuficientes, casi 10% de los bosques primarios del planeta fueron parcelados, degradados o simplemente destruidos desde 2000, según un análisis de imágenes satélite presentado en una conferencia sobre "bosques intactos" en Oxford.

La estadística asusta: en promedio son más de 200 km2 perdidos por día desde hace 17 años. Para la experta del World Resources Institute, Frances Seymour, la degradación de bosques intactos es una tragedia mundial porque destruimos de manera sistemática un elemento clave de la estabilidad del clima. La especialista, que participó en las investigaciones, consideró que los bosques son la única infraestructura segura, natural, probada y abordable financieramente para capturar y almacenar el carbono. 

En Argentina solemos sorprendernos con las denuncias de la organización Greenpeace sobre la deforestación de los bosques de las provincias del noroeste del país, como el caso de Salta. La complicidad de funcionarios de gobiernos es necesaria para que empresas desmonten y hagan llorar a la naturaleza y la madre tierra. ¿Es necesario tumbar árboles de decenas de años para sembrar y producir riqueza? ¿No hay posibilidad de conciliar los intereses del planeta y del hombre? ¿Cuál será el costo que pagará la humanidad con los desmontes en los próximos años?

Sin duda que hoy todavía el dinero domina el mundo. Negocios son negocios, esa frase que justifica los medios, gobierna lamentablemente en el mundo. 

No parece importar que los bosques vírgenes tienen asimismo un papel crucial para la biodiversidad o la calidad del aire y del agua. Unas 500 millones de personas dependen de ellos para subsistir. El "paisaje forestal intacto", que incluye zonas húmedas y prados, se define por la ausencia de actividad humana mayor en una superficie de al menos 500 km2. Lo que quiere decir que no debe haber carreteras, ni agricultura intensiva, ni minas, ni ferrocarriles, apunta el estudio divulgado esta semana. En enero de 2017, unos 11,6 millones de km2 de bosques respondían a ese criterio. Pero "numerosos países pueden perder todas sus tierras forestales salvajes en los 15 a 20 años" próximos, advirtió Peter Potapov, de la universidad estadounidense de Maryland que dirige las investigaciones.

En lo que son estimaciones inquietantes, al ritmo actual, los bosques primarios habrán desaparecido para 2030 en Paraguay, Laos y en Guinea ecuatorial, y para 2040 en República Centroafricana, Nicaragua, Birmania, Camboya y Angola.

De acuerdo al informe, los principales culpables de esta des forestación varían: agricultura y explotación forestal en los países tropicales, incendios en Canadá y Estados Unidos, incendios, minas y perforaciones en Rusia y en Australia.

Comparado al periodo 2000-2013, Rusia perdió en promedio 90% más cada año entre 2014 y 2016. Para Indonesia, es 62% y para Brasil 16%.

Esas cifras son el resultado de análisis de imágenes satélite comparadas con estudios similares hechos en 2008 y 2013.

Esos datos en alta resolución "nos permiten detectar las alteraciones causadas por el hombre y la fragmentación de bosques vírgenes", explicó Peter Potapov, cuyos resultados serán sometidos al proceso habitual de evaluación por sus pares antes de publicación. El científico criticó además la eficacia del sistema de certificación del desarrollo sustentable de la industria forestal Forest Stewardship Council (FSC).

Creado en 1994 con el apoyo de ONGs como WWF, esta certificación promueve una "gestión forestal socialmente benéfica", la preservación de recursos forestales, y apunta a permitir "a las empresas y a los consumidores poder elegir con conocimiento de causa". Pero alrededor de la mitad de los paisajes forestales intactos en concesiones certificadas FSC se perdieron entre 2000 y 2016 en Gabón y en República del Congo, según las nuevas cifras. Y en Camerún 90% de los bosques monitoreados por el FSC desaparecieron por lo que este organismo no parece ser una herramienta para su protección.

Por otra parte, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y varias ONG reunidas en una iniciativa bautizada Nature4Climate lanzaron el pasado miércoles un llamado a invertir más en bosques y en el uso de la tierra, "sector olvidado de la lucha" contra el cambio climático. Esto a través de una limitación de las tierras agrícolas, reforestación y gestión mejorada de los bosques, restauración de ecosistemas.


 

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