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Editorial Martes 10 de Noviembre de 2020

Biden y América Latina

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REDACCION

Por REDACCION

El candidato demócrata Joe Biden, presidente electo de los Estados Unidos, a pesar de no haber sido reconocida su victoria por el republicano y actual mandatario Donald Trump, genera lógicas expectativas respecto de la política que aplicará en América Latina.

En realidad, hoy es difícil precisar si Biden tendrá buenas relaciones con "todos" los países de la región o si mantendrá las diferencias, que se profundizaron en los últimos tiempos, con Cuba y con Venezuela.

Sin embargo, debe reconocer que Biden tiene un mayor conocimiento de América Latina que Trump, a tal punto que concretó más de una docena de viajes cuando se desempeñó como vicepresidente de Barack Obama, entre los años 2009 y 2016.

Fue tan marcada la presencia de Biden con la región, que era el principal encargado de las relaciones internacionales, mientras que John Kerry, el ex secretario de Estado del gobierno demócrata en ese mismo período, tenía una responsabilidad mayor, toda vez que debía ocuparse de los lazos con el siempre convulsionado Medio Oriente y con Asia.

Durante esa experiencia, Biden efectuó una gira de una semana por Trinidad y Tobago, Brasil y Colombia, luego de haber pronunciado un discurso en el Departamento de Estado, en el que destacó la importancia acerca de las relaciones entre su país y América Latina.

Biden, en otro momento, presidió una comisión del gobierno de Estados Unidos y México sobre cuestiones comerciales y fronterizas, además de encabezar un grupo de trabajo de ayuda en Centroamérica.

Esos antecedentes pueden interpretarse como una buena señal, pero de ninguna manera garantizan que el futuro jefe de Estado puede tener una política que resulte beneficiosa para América Latina.

Colaboradores estrechos del futuro habitante de la Casa Blanca, no obstante, aseguran por estas horas que Biden tendrá una agenda positiva en temas sensibles como la lucha contra la pandemia y el cambio climático.

Trump, vale la pena recordarlo, fue estricto al tomar decisiones que fueron muy claras en cuanto a la inmigración ilegal y el tráfico de drogas.

Es importante señalar que Biden tendrá como asesores más cercanos en temas latinoamericanos a Juan González, Daniel P. Erikson y Julissa Reynoso, ex embajadora en Uruguay.

Otro dato no menos es que Biden, como vicepresidente de Obama, participó en reiteradas gestiones con México y Canadá, para propiciar la creación de un bloque comercial Norte Americano, una discusión que tendría previsto reactivar, al margen de los acuerdos comerciales existentes.

Distintos asesores de Biden, si bien no lo manifestaron públicamente, señalaron que el Presidente electo no tendría intenciones de "acercarse" a Venezuela y Cuba, en dos aspectos clave: derechos humanos y libertades económicas.

Además, el hecho de ser derrotado en el estado de Florida, donde se expresaron masivamente en favor de Trump los latinos, en particular los venezolanos y cubanos, no le cayó bien a los demócratas.

De todos modos, Biden está ante una oportunidad histórica de mejorar sus relaciones con esa comunidad de cara a las elecciones de 2024, por la importancia que adquieren esos votos en el Colegio Electoral.

Biden, en cambio, fue contundente en su promesa de aprobar una reforma  migratoria integral, que legalizaría nada menos que a 11 millones de actuales residentes indocumentados, en su gran mayoría, procedentes de Centroamérica y México.

Esas personas se verán favorecida con un acceso menos complejos a las ofertas laborales, que en la actual tienen algunas restricciones en ese aspecto, que limitan claramente las chances de quienes están residiendo ilegalmente.

También se asegura, por parte del Fondo Monetario Internacional, que Biden piensa en concederle un estímulo significativo a los países latinoamericanos en materia de exportaciones a los Estados Unidos.

Eso redundaría en beneficio de quienes están en condiciones de producir, no solo materias primas, sino partes automotrices que serían bien recibidas por el mercado norteamericano.

Al margen de la eventual presión que ejercería el Gobierno de Biden en temas sobre derechos laborales y ambientales, la coincidencia es casi absoluta a la hora de mencionar a la previsibilidad como una clave de su gestión.

Hoy, mientras se sigue esperando el reconocimiento de Trump o el resultado de su estrategia judicial, Biden y su equipo trabajan en una batería de medidas, para superar un panorama que no es el mejor, como consecuencia de las dificultades económicas que generó el Covid-19.

Precisamente, el tema de la pandemia, según coincide la gran mayoría de los analistas, fue el que terminó influyendo y atentando definitivamente contra las expectativas de Trump de continuar por un segundo período al frente de la Casa Blanca, un lugar que, por ahora, no tiene la intención de abandonar.

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