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Editorial Viernes 19 de Agosto de 2011

Asistencia humanitaria

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Redacción

Por Redacción

El 11 de diciembre de 2008 la Asamblea Mundial de la Salud, a través de la Resolución 63/139, decidió designar el 19 de agosto Día Mundial de la Asistencia Humanitaria para contribuir a que el público cobre mayor conciencia de las actividades de asistencia humanitaria en todo el mundo y de la importancia que reviste la cooperación internacional en este sentido. Y también, para rendir homenaje a todo el personal de asistencia humanitaria, incluido el personal de las Naciones Unidas y el personal asociado, que ha trabajado en la promoción de la causa humanitaria y a quienes han perecido en el ejercicio de sus funciones.

El día fue establecido en memoria de quienes murieron en el atentado perpetrado en la Sede de la ONU en la capital de Irak, Bagdad, el 19 de agosto de 2003, pero también de los otros muchos trabajadores de asistencia humanitaria que han perdido la vida en esta causa. A raíz de dicho ataque, el 19 de agosto fue designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Aniversario de la tragedia de Bagdad.

Cada día, trabajadores de la asistencia humanitaria brindan ayuda a millones de personas en todo el mundo sin importar quiénes son y dónde se encuentran. El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es una celebración mundial del ayudarse unos a otros. De hecho, la campaña de este 2011 se llama precisamente “Ayudarse unos a otros” tiene como objeto inspirar el espíritu de la labor de asistencia en cada uno de nosotros.

En los últimos 20 años, la habilidad de respuesta rápida, efectiva y predecible de la comunidad humanitaria ante las crisis naturales e inducidas por el hombre ha mejorado más allá de todo reconocimiento.

Esto se debe fundamentalmente a la dedicación de miles de trabajadores de cooperación quienes han entregado sus vidas a la labor humanitaria, alineando el idealismo con la acción, y los principios con la práctica. Sus quehaceres de forma abnegada y sin intereses políticos son vitales para la aceptación necesaria de parte de todos aquellos preocupados por que la ayuda a los necesitados sea proveída de manera neutral e imparcial, sin referencia a la religión, al género o la raza.

Aunque bastante ha sido alcanzado, los retos que miles de personas enfrentan alrededor del mundo aún son enormes, y la necesidad de tener ayuda humanitaria efectiva y con principios es mayor que nunca.

Las necesidades humanitarias aumentan más rápido que el de la habilidad de la humanidad de lidiar con ellas. Conflictos de muchos años de trasfondo y con dificultad de seguimiento aún afectan de manera inconsciente a los civiles. Los riesgos de desastres naturales son cada vez más frecuentes y severos.

La comunidad humanitaria internacional esta enfrentando nuevos retos generados por la combinación de efectos de mega-tendencia global: cambio climático, pobreza crónica, crisis alimentaria y financiera, escasez de agua y energía, migración, crecimiento de la población, urbanización y pandemias, entre muchas otras.

En este sentido, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria ofrece la posibilidad de que el público conozca mejor la comunidad de la asistencia humanitaria, la labor del personal de la asistencia humanitaria y los obstáculos con los que se encuentran; las organizaciones no gubernamentales e internacionales y los organismos de las Naciones Unidas den a conocer sus actividades de carácter humanitario; todos podamos rendir homenaje a quienes han muerto o recibido heridas en el desempeño de labores humanitarias.

“En una situación de emergencia, cada minuto cuenta, y todos los recursos (sobre todo los humanos) deben utilizarse con sensatez, racionalmente y con la máxima seguridad posible. Eso también forma parte del imperativo humanitario que todos compartimos, y que hoy queremos recordar”, aseguró días atrás la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, Dra. Margaret Chan.

En este día tan especial, no estaría nada mal que cada uno, esté donde esté y desde el lugar que le toque ocupar, indague en lo más profundo de si para determinar qué es lo que puede hacer por los otros. Quizás pueda realizar un aporte económico para solventar una causa justa en algún lugar del mundo. O tal vez pueda ofrecer su capacidad y su esfuerzo para aliviar la carga de un hombre, una mujer, o un niño, en su propia cuadra, barrio o ciudad. En una sociedad cada vez más individualista, empezar a pensar en las necesidades de los demás sería un gran paso adelante.

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