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Editorial Lunes 17 de Septiembre de 2018

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REDACCION

Por REDACCION

A pesar del paso de los años los países de la región continúan enredados con los problemas de siempre sin poder consolidar un modelo de crecimiento y desarrollo equitativo que permita reducir en forma sostenida la pobreza. Más allá de algunas golondrinas, que no hacen el verano, el conjunto de naciones latinoamericanas parecen tropezar siempre con la misma piedra. Si fuera un juego de mesa, por momentos se avanza varios casilleros pero luego, cuando se termina la racha positiva, se retrocede tanto como se había progresado, por lo que en definitiva la sensación es de estar siempre en el mismo lugar, de que la vida pasa siempre con la misma película, pero no tenemos la capacidad o la voluntad de evitarlo. 

Que el endeudamiento, que la corrupción, que la presión fiscal y el elevado costo laboral, que la falta de productividad y eficiencia, que la falta de previsibilidad y el cambio permanente de reglas de juego, que las tormentas de la economía internacional. Todo parece confabularse contra la pujanza de los países latinoamericanos y por eso una gran parte de sus poblaciones deben vivir en condiciones precarias, con grandes dificultades en cubrir sus necesidades básicas, desde la alimentación hasta el derecho a la educación, a la seguridad y a tener un empleo digno. 

Aumentar la productividad y lograr la estabilidad fiscal se han convertido en dos de los retos más apremiantes de América Latina para retomar un crecimiento sostenido a medio y largo plazo que permita expandir los logros sociales cosechados en las últimas décadas y cerrar las brechas socioeconómicas que separan a la región de las economías más avanzadas. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegaron los expertos durante el segundo día de la Conferencia CAF, celebrada en Washington DC el 5 y 6 de septiembre, y organizada por CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, El Diálogo Interamericano y la Organización de Estados Americanos.

En ese ámbito se llevaron a cabo diversos paneles donde los especialistas plantearon visiones a tener en cuenta como la de Pablo Sanguinetti, vicepresidente de Conocimiento de CAF, que consideró que la baja productividad en América Latina tiene más que ver con cómo se produce, y no tanto con qué se produce, es decir, en cómo se asignan los recursos en los sectores económicos, y no tanto en que todos los sectores producen poco. 

Uno de los temas incluidos en los debates es el de la confianza. Justamente ahora la Argentina sufre por la desconfianza de los mercados en su potencialidad y en su real intención o capacidad de modificar variables macroeconómicas que afectan sustancialmente su potencial para alcanzar un estatus de país desarrollado. En este sentido, Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina opinó que no estamos en una situación de preservar el crecimiento, sino que debemos seguir trabajando en mejorar el crecimiento. Nuestros países tienen que trabajar en generar un record de buenas prácticas macroeconómicas que nos ayuden a generar más confianza por parte de los mercados.

Por su parte, Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento del BID, expresó que las empresas menos productivas absorben una gran cantidad de capital y trabajo. Dijo que si no se arreglan las políticas públicas que inducen a una gran cantidad de individuos a comportarse privadamente rentable pero socialmente ineficiente, no será posible resolver el problema de la productividad.

Los panelistas coincidieron en que uno de los factores determinantes para aumentar la productividad es la innovación y el emprendimiento y el fomento de ecosistemas empresariales dinámicos. Al respecto, José Juan Haro, director de Políticas Públicas para América Latina de Telefónica, sostuvo que tanto las empresas formales como las informales enfrentan un nuevo paradigma como consecuencia de la revolución digital, pero que son las primeras quienes enfrentan un desafío mayor, ya que deben “desaprender” procesos instalados desde hace años para seguir innovando y siendo productivas.

Según Mariana Costa, fundadora y presidenta de Laboratoria, es imprescindible que las empresas generen una cultura mucho más ágil, abierta, menos adversas al riesgo y más tolerante al fracaso, para poder competir en el contexto empresarial actual. Para la experta, los tiempos que estamos viviendo son de grandes cambios y no van a retroceder. Esto tiene implicaciones importantes en todos los niveles educativos, ya que las habilidades blandas serán las más importantes. En un mundo donde la información ya está afuera, se necesita tener criterio para saber qué información es valiosa y cuál no.

Durante la Conferencia también se abordaron temas como el fortalecimiento de las instituciones, los mecanismos para erradicar la corrupción, la calidad de las inversiones en infraestructura, el fortalecimiento de los sistemas judiciales, la irrupción de las nuevas tecnologías o el papel del sector privado en el desarrollo de los países. A partir de esta agenda, bien podría decirse que fue seminario dedicado a la Argentina. 







 

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