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Editorial Lunes 26 de Diciembre de 2011

Advertencia de Obama

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Redacción

Por Redacción

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó a La Nación que si la Argentina normaliza su relación con los acreedores internacionales y paga su deuda "enviará una fuerte señal al mundo de que está interesada" en recibir más inversiones para potenciar su crecimiento.

La noticia fue tapa del diario La Nación a lo largo de esta semana y fue una de las principales novedades en materia periodística en la Argentina. Más allá de esto, es interesante no sólo la cuestión en sí misma, sino también como es presentada por parte de los medios. 

En coincidencia con la asunción del segundo gobierno de Cristina Kirchner, el mandatario norteamericano respondió por escrito un cuestionario de La Nación en el que destacó que espera "profundizar el trabajo conjunto durante el segundo mandato" de la Presidenta. En ese sentido, Obama opinó que será importante que la Argentina aumente su cooperación en materia de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico y se sume a la presión internacional sobre Irán.

Tal cual como lo recuerda el matutino de los Mitre, la relación bilateral entre la Argentina y Estados Unidos atravesó un período de turbulencias, que se agudizó cuando el canciller Héctor Timerman encabezó personalmente un operativo, en Ezeiza, que concluyó con el decomiso de material militar en un avión de la fuerza aérea norteamericana que había llegado para dar asistencia a un programa de entrenamiento de la Policía Federal. Luego de meses de frialdad en la relación bilateral, Obama y Cristina Kirchner se reunieron el 4 de noviembre pasado, durante la cumbre del G-20 en Cannes, que clausuró ese período de tensión. Luego de ese encuentro, "tanto la presidenta Fernández de Kirchner como yo -dijo el mandatario norteamericano a La Nación- estamos comprometidos a superar cualquier diferencia reciente y a fortalecer la relación entre ambos países".

Sin embargo, por instrucción del Tesoro, los representantes norteamericanos votaron contra el otorgamiento de créditos a la Argentina en el Banco Interamericano de Desarrollo, a pesar de lo cual fueron aprobados. El argumento siempre fue el reclamo del pago a los acreedores.

La principal deuda que arrastra el país es con el Club de París -del que Estados Unidos es parte- por unos US$ 8900 millones entre capital e intereses acumulados desde el default de 2002. A esto se deben sumar otros US$ 6800 millones de los bonistas que no aceptaron los canjes de deuda y unos US$ 330 millones de los fallos favorables a firmas norteamericanas que litigaron contra la Argentina en el CIADI, el tribunal arbitral del Banco Mundial.

Obama expresó que espera trabajar junto a la Argentina y la comunidad internacional para obligar a Irán a cumplir con sus obligaciones internacionales, proceso en el cual -destacó- el gobierno argentino debería ocupar un papel destacado.

Analicemos por parte la situación: por un lado, Estados Unidos pregona la voluntad de superar las diferencias que mantiene con nuestro país, lo que quiere decir que, en realidad, no han sido superadas realmente y que aún se mantienen. "Profundizar la relación" es una frase diplomáticamente correcta y lo suficientemente abierta a interpretaciones como para permitir quedar bien sin decir demasiado.

Por otra parte, nuevamente queda demostrado que la postura de EE.UU. para con los países deudores del Tercer Mundo sigue siendo la misma: hasta que no se salden las deudas, el crédito sigue cortado. Argentina ha logrado sortear la necesidad de pedirle prestado a cualquier precio debido a la ayuda de Venezuela y a la capacidad de generar superávit gracias a la venta al extranjero. Sin embargo, ya hay déficit y la relación con Chávez deberá cambiar si queremos "ingresar al concierto de naciones", como comúnmente se dice. 

Es curioso ver cómo EE.UU. trata a los deudores, cuando ellos mismos estuvieron a algunas horas de caer de default. La ilusión de que siguen siendo la única superpotencia del mundo sigue siendo sostenida por ellos, pero parece que el mundo comienza a mirarlos de manera diferente. 

Habría que pensar qué es lo que ocurriría si Italia en particular y Europa en general caen en una cesación de pagos. ¿Actuará igual EE. UU.? ¿O habrá un nuevo plan Marshall? De ser así, será más que evidente que las deudas no son todas iguales en el capitalismo: algunas son más deudas que otras. 

Finalmente, Obama hace alusión a la relación con Irán. Aquí la situación diplomática se dificulta, dado que nuestro socio -Venezuela- tiene una excelente relación y recientemente han sido acusados ambos países junto a Cuba de planear un ataque coordinado hacia EE.UU.. Tal como dijéramos algunas líneas antes, la sociedad con Chávez deberá ser uno de las cuestiones a replantear en esta etapa de "ajustes" del modelo nacional. 

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