Por Víctor Hugo Fux
Desde que trascendió la posible inspección que realizaría un técnico en seguridad de la categoría IndyCar Series al autódromo "Ciudad de Rafaela", empezaron a tejerse todas las especulaciones imaginables.
No era un dato menor para la dirigencia del Club Atlético, que había iniciado las gestiones, teniendo como interlocutor nada menos que a Ricardo Juncos, quien tiene su propio equipo, el Juncos Hollinger Racing, en la especialidad, el que alcanzó notoriedad en nuestro país tras concretar la incorporación del piloto argentino Agustín Canapino en la temporada 2023.
Juncos, que estuvo de visita en esta ciudad el año pasado, cuando se presentó el Turismo Carretera para disputar la "Carrera de los Millones", se sorprendió entonces por las particulares características del circuito rafaelino, que es reconocido internacionalmente por las velocidades que se alcanzan.
Esa misma impresión se llevó el pasado lunes, durante su recorrida al escenario, quien es actualmente el máximo responsable en seguridad de la categoría estadounidense, Tony Cotman.
Así lo expresó luego de transitar y observar cada uno de los sectores de una pista que no tiene similares en todo el mundo, tomando debida nota, para trasladarla posteriormente, en un detallado informe, a la institución.
Cotman estuvo acompañado por Juncos, integrantes del consejo directivo y de la subcomisión de automovilismo del Club Atlético, durante una jornada aprovechada al máximo por los visitantes.
En el transcurso de la conferencia de prensa realizada ese mismo día en el Salón Verde de la Municipalidad de Rafaela, en la que estuvieron representados el gobierno local y el Centro Comercial e Industrial, se brindaron algunas precisiones sobre el balance preliminar.
De todos modos, quedó en claro que este proyecto recién se inicia y que no es prudente crear falsas expectativas. En ese sentido, fue muy preciso en su mensaje el intendente Viotti.
Todos reconocieron que se trata de un emprendimiento de extrema dificultad, pero también admitieron que se va a seguir avanzando con el apoyo de diferentes sectores, teniendo en cuenta la significativa inversión que demandaría, de modo especial, la ejecución de las obras.
Como lo señalamos en nuestro informe del pasado lunes, quedaron flotando buenas sensaciones y en mi caso particular, no puedo dejar de recordar lo ocurrido antes de la única visita de la categoría a Rafaela, en 1971.
Hace más de 53 años, los obstáculos se presentaban como prácticamente infranqueables, pero aquellos locos soñadores lograron superarlos.
Hoy, el panorama es igualmente complejo, pero nadie puede quitarles a quienes decidieron asumir el desafío, el sueño de vivir una segunda epopeya.
La historia tuvo continuidad el martes, cuando Cotman y Juncos, acompañados por quienes los había recibido el día anterior en esta ciudad, se trasladaron a Santa Fe.
En la capital de nuestra provincia, se reunieron con el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro, quien se interesó en la propuesta.
Que el mandatario se haya involucrado en el tema no es un dato menor. En esa jornada se sumó el ex gobernador Omar Perotti, quien estaba al frente del Ejecutivo provincial en la anterior visita de Juncos a Rafaela.
Son hechos que no pueden soslayarse y que ponen de manifiesto la voluntad política de trabajar con la mente puesta en una eventual competencia que disputaría la IndyCar Series en el autódromo del Club Atlético.
Incluso, en algunas declaraciones, pudo leerse entre líneas que será una "buena fecha" la del año 2026, cuando se conmemore el centenario de la primera edición de las legendarias "500 Millas Argentinas".
La rueda comenzó a girar. Y es muy similar a la de la ruleta. En la que Atlético, Rafaela y la Provincia, se ilusionan con hacer saltar la banca con un pleno.
El futuro será testigo. Por ahora, todos debemos bajar un par de cambios para evitar que nos pasamos de vuelta. Por ahora, nadie puede impedirnos que sigamos soñando.
Hasta los medios más influyentes de la Argentina ya se encolumnaron detrás de esta posibilidad, haciendo referencia a todas las gestiones realizadas. Los que vivimos la experiencia de 1971, no habíamos percibido esa difusión.
El apoyo, salvo honrosas excepciones, hace 53 años, brilló por su ausencia, ya que fueron muy pocos los que aceptaron que una ciudad del interior, con la mitad de habitantes que los que cuenta hoy, era capaz de organizar una programación de semejante jerarquía internacional.
Rendidos ante la evidencia, ahora parecen haber cambiado la postura, al menos durante estos primeros capítulos de una historia que tiene muchísimos por escribir. Aquella vez quedó expuesto que los imposibles no existen.
Ese antecedente invita a seguir creyendo que todo puede suceder. La imagen de aquellos locos soñadores volvió a sobrevolar el óvalo más veloz del planeta. Dejemos que extienda sus alas en absoluta libertad. Es lo menos que hoy podemos hacer quienes vivimos al automovilismo como una pasión.
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