El entrenador Gustavo Alfaro ha generado un impacto notable al frente de la Selección de Paraguay, logrando que el equipo revitalizara su desempeño en las Eliminatorias Sudamericanas. La Albirroja obtuvo importantes victorias como local contra Brasil, Venezuela y Argentina, además de empates estratégicos frente a Uruguay en el Estadio Centenario y Bolivia en El Alto. Estos resultados han elevado considerablemente la percepción pública del técnico argentino en el país.
Una muestra es lo que sucedió este lunes, donde Alfaro fue protagonista de la conferencia titulada “Liderazgo y desarrollo humano: el despertar de un gigante”, un evento dirigido a docentes que contó también con la participación del presidente de Paraguay, Santiago Peña, y fue moderado por el ministro de Educación, Luis Ramírez.
“Al presidente lo conocí en Uruguay. Era todo vertiginoso, había que demostrar ante ese rival que el equipo estaba vivo, que había que recuperar el ADN, ahí charlé con él. Muchas veces sucede que el fútbol a veces es utilizado políticamente, en este sentido digo que no. Este señor (Peña) estuvo siempre, estuvo en los momentos más adversos, como estuvo acá. Yo les pregunté a los jugadores qué piensan, cuál es el sentimiento, y ellos me hablaron maravillas, de actitudes, de posturas”, comenzó su relato el ex seleccionador de Ecuador y Costa Rica. “Me preguntaron sobre el divorcio de los jugadores con la gente. El desafío era reconciliar. El fútbol es un ejemplo porque es un deporte masivo y que lleva a enseñanzas que a veces son muy buenas y a veces muy malas. Ahí descubrí un montón de facetas que me fueron entusiasmando”, añadió.
Sobre su trabajo al frente del conjunto guaraní, Alfaro sostuvo: “Yo digo que lo importante es soñar con los ojos abiertos y tener el coraje o la valentía de salir a atrapar esos sueños, convertirlos en realidad. Cuando estamos hablando de sueño, ¿de qué estamos hablando? Estamos hablando de una visión de lo que nosotros pretendemos hacer, de lo que usted pretende hacer como país, de lo que usted pretende hacer dentro de la educación, de lo que yo pretendo hacer con un equipo de fútbol. Entonces, cuando diseñamos una visión, estamos estableciendo cuáles son las etapas para convertir en logros que tenemos que dar para ir avanzando hacia la concreción de ese sueño que nosotros tenemos. Llegar a Paraguay fue un desafío. Llegar a jugar con Paraguay una Copa del Mundo es otro de los sueños pendientes que tengo. Y yo lo que les puedo asegurar es que no sé si lo vamos a conseguir, pero sí que vamos a dejar la piel por tratar de que este pueblo hermoso pueda vivir otra vez como lo vivió en su historia. Esos momentos de gloria que son fantásticos. Ese es nuestro compromiso. Esa fue la piedra fundacional, si se quiere, cuando llegamos aquí, porque cada día que empiezo, cada día que inicio un desafío, me acuerdo de ese niño de seis años que con las rodillas peladas y la pelota bajo el brazo, soñaba con los domingos de Primera. Estos jugadores que hoy componen la Selección nacional están jugando no por lo que son, sino por los niños que fueron. Y cada vez que nosotros, desde Ypané vamos hacia el estadio al Defensores del Chaco y vemos los niños al costado del camino, no les puedo asegurar la emoción que a nosotros nos significa eso, porque nos vemos reflejados en los sueños de esos niños para tratar de hacer realidad los sueños que algún día nosotros tuvimos y que hoy tenemos el privilegio de poder llevarlos a cabo”, manifestó.
“Detrás de una esperanza nos embarcamos nosotros. Después será cuestión de darle sustento a esa esperanza, pero eso es parte de otro análisis. El tema era el punto de partida. El tema era descubrir esa energía que estaba solapada o escondida, pero que no estaba ausente. Lo único que hice fue tirar de esa energía. Esa energía fluyó y hoy siento que hay algunas batallas que hemos conquistado, pero que hay otras que todavía no hemos ganado y estamos a mitad de camino. Y falta lo más difícil porque falta cerrar, falta clasificar a la Copa del Mundo.
Hoy podemos decir con orgullo que Paraguay está de pie. Hoy podemos decir con orgullo que no nos sentimos menos que nadie. Hoy podemos mirar a los ojos a los rivales y decirles que nos podrán ganar, pero nos van a tener que llevar a la Luna para ganarnos. Porque yo les aseguro que es muy difícil jugar a 4150 metros de altura. Y esos muchachos, el otro día, a los ocho minutos de descuento, corrían más que con el corazón que con los pulmones. Y eso lo hacen porque tienen el orgullo de lo que están defendiendo, de lo que los dignifica, de lo que los representa. Y el otro día, en una conferencia de prensa, me preguntaban si iban a dejar entrar a la gente con la camiseta de Messi. Yo dije ‘miren, discúlpeme, yo hace cinco minutos que estoy en Paraguay, pero yo lo que les aseguro es que la gente de Paraguay va con la camiseta de Paraguay a la cancha mañana’”, concluyó.
Por su parte, el presidente Santiago Peña resaltó el impacto que ha tenido Gustavo Alfaro en la Selección Paraguaya, subrayando que su llegada no solo trajo resultados positivos, sino también un profundo “cambio en la mentalidad” de los jugadores. Durante la conferencia el mandatario expresó su deseo de que esa misma motivación pueda ser trasladada a los docentes del país. “Si nosotros somos capaces de transformar, de alimentar la esperanza de 1.200.000 jóvenes que todos los días se van a una escuela, nosotros estamos transformando un país”, afirmó con énfasis. Incluso, señaló que le gustaría tener a “un Alfaro en cada aula”, destacando la necesidad de líderes que inspiren y generen cambios significativos en la sociedad.