Por Néstor Clivati
La Copa América, que entra en la recta final de las definiciones, con la excepción de Canadá no ofrece sorpresas que merezcan un alto en el camino para el análisis; Colombia ratifica su gran momento, acaso el equipo más sólido de la competencia, La Celeste en el apogeo de la gestión de Bielsa y una renovada plantilla, también reafirma su buen paso en las Eliminatorias en las que venció a Brasil y Argentina en tanto que tampoco sorprende la eliminación del Scracht. Son tiempos donde no alcanza con el peso de las individualidades y carece de una plataforma colectiva sólida y los albicelestes, en tanto Campeón defensor, no supieron aprovechar un camino más despejado en las distintas llaves para ratificar su prevalencia como monarca, al menos no en lo indiscutido de su reinado.
Scaloni afronta dilemas que resolverlos le implican conflictos internos, me refiero a sus convicciones al momento de tomar las decisiones de confirmar el equipo; una moraleja que dejó el partido ante Ecuador, fue el peso que indudablemente tiene la disponibilidad de Leo Messi, aún en condiciones frágiles para jugar estos cruces y que le impiden al entrenador tomar un atajo y resolver por ejemplo, que aparezca en la parte final para sus estocadas infalibles, éste rol todavía ni el jugador ni el cuerpo técnico, lo tienen claro y por lo tanto, en partidos eliminatorios, la plenitud física es una condición sine qua non, que debe contemplarlo también al capitán albiceleste.
Un Messi con facultades físicas recortadas, condiciona al resto y obliga a una sobrecarga emocional que no todos asimilan adecuadamente; De Paul, gran motor del medio juego, deambuló en el partido más preocupado por la situación del capitán que por encaminar el dominio que su rival le había quitado con inteligencia y euforia; Lautaro se perdió en el paisaje ofensivo, fagocitado por los centrales de la Tri y debió ser reemplazado sin objeciones y Nico González ofreció un perfil poco gravitante en la porfía individual por dar la talla, el resultado de esos aportes, pusieron al equipo al borde de una derrota que fue salvada por el magnetismo y personalidad del Dibu Martínez, que tomo con optimismo ese fierro caliente.
Ante Canadá, un rival al que tampoco deberíamos subestimar, solo es suficiente con recordar los problemas en los que lo metió al equipo de Scaloni en la fase de grupo, amerita una lectura mas firme que permita presentar una formación que, sin desdeñar el planteo presunto de los canadienses, debería sumar un mejor frente de ataque que le de a Leo Messi, mayor integración en el armado ofensivo a partir de otra opciones como por ejemplo, la presencia de Di María y de Julián Álvarez, que por su disposición al esfuerzo en la recuperación del balón suele, lograr errores de los adversarios, en lugares claves para capitalizarlos con la impronta de nuestro jugador franquicia.
El Campeón todavía adeuda su credencial de candidato, ante Ecuador utilizó el comodín de la providencia y del expertise de un jugador que, en su puesto, hoy ofrece garantías poco frecuentes, aunque no parezca que con esto le alcance para retener la corona. La buena noticia es que dispone de recursos y de apellidos con abolengo para tirarle la chapa a cualquiera….
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