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Deportes Lunes 10 de Febrero de 2025

Con un equipo más austero y corto, fue el año para el Lobo

A diferencia de otros Regionales, donde Ben Hur había hecho varias incorporaciones y se quedó con las manos vacías, esta vez Barraza armó un plantel a medida que se se coronó para llevarse el ascenso.

Agrandar imagen FORMACION EN LA FINAL. Arriba, K. Fernández, Cura, Jofre, Astrada, Molina y Sola. Abajo: Bessone, Alberto, Contrera, Alemandi y E. Fernández.
FORMACION EN LA FINAL. Arriba, K. Fernández, Cura, Jofre, Astrada, Molina y Sola. Abajo: Bessone, Alberto, Contrera, Alemandi y E. Fernández. Crédito: TTL DEPORTES

Que en el fútbol no hay recetas seguras para conseguir campeonatos, está más que claro. Pasa en todas las categorías, aunque siempre el equipo con mayores jugadores de jerarquía en calidad y cantidad, tendrá las mayores posibilidades de lograrlo.

Pasaron muchos Regionales en estos 15 años en que la BH quiso regresar al profesionalismo, pero por un motivo u otro, hubo veces que se quedó en la puerta y en otras a mitad de camino. Esta vez, no llegaron tantos jugadores, sólo los justos y con tiempo de antelación para que Gustavo Barraza pueda trabajar en el armado del equipo.

A mitad del año pasado vino Marcos Rouzies, que paradójicamente no pudo estar en la final por suspensión (bien reemplazado por Luciano Cura este domingo). Junto a Facundo Jofre, que arribó un par de semanas previo al inicio en octubre, armaron una dupla central infranqueable. Allí se explica en buena parte porqué el confiable Matías Astrada (más allá de algunos sustos en esta final) tuvo apenas tres goles en contra en todo el torneo, en 15 partidos.

También a mitad de año volvió Martín Alemandi, un producto de la casa, y su decisión tuvo la alegría de ascenso. En el mediocampo, el único refuerzo que jugó fue el paraguayo Kevin Fernández, una de las figuras de la final, que acompañó a tres jugadores del club: el capitán Leandro Sola, Juan Bessone y Ramiro Contrera.

Primero volante por izquierda y luego media punta, Enzo Fernández fue un verdadero refuerzo, aunque en los últimos tres partidos no rindió como en el resto de torneo, que lo tuvo como goleador del equipo. Y uno de los estandartes fue el delantero, un Joaquin Molina que hizo un gran esfuerzo con un sistema de juego que en varias ocasiones lo dejaba un poco aislado, y que a los 33 años cosechó una importante satisfacción para su carrera, valorando que se haya quedado a ir por la revancha después de la frustración del año pasado ante Colón de San Justo.

En el banco Barraza casi que no le sobró nada. Cura volvió al final para la zaga, Riberi arrancó como titular pero luego de su lesión José Alberto se quedó bien con el lateral derecho, Visetti fue el volante de marca que tuvo su espacio cuando faltó alguno por suspensión y Quiroga fue perdiendo terreno, sobre todo porque la intensidad con que se jugaba no le daba oportunidades pese a sus condiciones técnicas. Los más revulsivos fueron justamente Chema Jiménez y el juvenil David Quinteros, de buenos rendimientos por las bandas.

Y en el ataque los pocos minutos que tuvo Nahuel Sandrone (un jugador joven de la Liga Rafaelina, con condiciones), sobre todo en los play offs, marcaron claramente que Barraza apostaba a todo el esfuerzo y la experiencia de Molina hasta lo último.

Como en todos los logros, hay detalles que ayudan. Ben Hur prácticamente no tuvo lesionados, fruto también del trabajo del profe César Bessone, más allá de lo que mostró físicamente el equipo en estos partidos definitorios.

Ben Hur
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