Messi, el hombre sin ocaso




Este tipo nos está dejando sin metáforas, nos agota el amplio espectro de elogios y nos desafía a buscar caminos nunca antes recorridos, al momento de reflejar sus hazañas deportivas; esos lugares comunes a los que apelamos, desnudan el escaso entrenamiento para definir a este tipo de fenómenos. Por eso, cuando nos disponemos a redactar un editorial, a pesar de las miles de imágenes que forman parte del archivo, seguimos teniendo la hoja en blanco.
Messi además, se ha convertido en un gran simulador frente al inexorable paso del tiempo, la confirmación de que lo atraviesa la condición humana (aunque esto quizás no está debidamente constatado desde lo científico), tiende a relajarnos cuando se debate su vigencia ya que todos intuimos que tal fecha de vencimiento, está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, sus hechizos suelen enviar mensajes confusos al respecto y como sucediera el último jueves en el estadio Monumental, algo de esas certezas abonan la polémica, ya que la analogía con otros próceres del deporte mundial, es prácticamente, inexistente.
Recuerdo los bises de Michael Jordan y sus levitaciones o a otro hechicero, más contemporáneo como Roger Federer - irrepetible modelo de soberbia austeridad- generar asombros en los espectadores hasta su caducidad, pero lo del Capitán albiceleste, en una disciplina colectiva y con una base de pirámide infinita como la del fútbol en todo el planeta, es sencillamente colosal.
Este panegírico al que nos lleva Leo Messi en cada presentación, está provocando otro fenómeno del que tampoco hay registros y es, la naturalización de sus genialidades, a punto tal, que ya no sorprenden ni las marcas alcanzadas en lo estadístico ni la belleza de los recursos para alcanzarlas.
Sin embargo y aunque todos sabían que la pelota entraría a media altura, ante el intento fútil del arquero Hernán Galíndez de Ecuador y que ese remate de tiro libre en las postrimerías del debut en estas Eliminatorias, serían registradas por decenas de miles de cámaras en manos de los hinchas, repito, aun así, ante tamañas certezas, como un verdadero maná cayeron acto seguido, las emociones y la perplejidad.
Un día dirá: basta para mí, entonces comenzaremos a reescribir el fútbol, a pesar de la desconfianza que tales anuncios generan, cuando son los genios los que deciden interrumpir el relato de la historia.
“ESE TILDE QUE TODOS
QUIEREN REALIZAR”
Rápidamente Esteban Edul, nos facilita el título de la entrevista en los pasillos del estadio de River, no bien se apagaron las luces del partido y el tema de la imprescindible intervención de Messi para la victoria ajustada y merecida de Argentina, ya estaba en caja y se imponía como tema de agenda: “Messi genera como una obsesión para la gente, como que todos buscan tener un registro de ese momento para tenerlo atesorado para toda la eternidad y poder contarlo en familia, entre amigos o como testimonio a los más chicos, una suerte de "yo estuve ahí el día que hizo el gol de tiro libre frente a Ecuador" u otra genialidad. Es que Messi no te defrauda, es como ir a un concierto de los Rolling Stones y escuchar 'Satisfaction', era un partido olvidable, sin goles en una noche fría, nada que podría en el futuro disparar el recuerdo, pero Messi lo hizo otra vez y le cambió el sentido a todo.
La consigna sobre este prodigio santafesino se extendió en la reflexión del periodista de ESPN y Radio Continental: “vi mucha gente del interior que se acercó al partido, hay como una sinergia entre el ídolo y los chicos, en todo caso por qué no, una excusa también de los mayores, para no perdérselo ellos tampoco, esto leído como el fenómeno que escapa al juego mismo, después en lo específico del partido, no hay mucho para agregar. Fue chato a pesar que Argentina siempre te garantiza un protagonismo, una actitud de ataque y eso si lo propuso y la gente lo disfrutó, hasta por ejemplo el reconocimiento al Flaco Di María pedido por todo el estadio para que ingresara y festejarlo casi a la par de Messi para dejar en un segundo plano, la importancia del partido”.
Esta sensación que amplificamos en el relato de Esteban Edul, se podía replicar en todos los cronistas que al igual que muchos espectadores, tampoco quieren perderse el hilo de esta trama que nadie sabe, cuando entregará su último capítulo.
UNA DE LAS PREMISAS, CUIDARLO
El entrenador evita adentrarse en el tema cuando en las conferencias, le proponen desarrollar alguna estrategia en relación al ajetreo al que está sometido Leo Messi; en la previa al partido ante los ecuatorianos, el que firma esta crónica lo consultó a Lionel Scaloni sobre el plan de cuidados o de gradualidad que se podría aplicar en esta etapa con su prestación. El entrenador de manera austera confirmó que dependerá mucho más de Messi que de las decisiones del cuerpo técnico, una verdad de Perogrullo relativa, ya que el propio jugador luego del encuentro ante la Tricolor y después de haber sido relevado en los últimos minutos por su propio pedido -un hecho poco común en la historia con la Selección-, admitió que deberá acostumbrarse a no terminar todos los partidos y que en todo caso esas discontinuidades, serán parte de una estrategia que proteja sus recursos físicos.
Tanto Scaloni como el Tata Martino, su entrenador en Inter Miami, saben como nadie, las reales condiciones con las que está compitiendo en esta etapa final de su carrera, que paradójicamente lo muestra con una agenda tan cargada como hace una década atrás en los momentos de apogeo en Barcelona. De hecho disputó 12 partidos en 48 días, con viajes incluidos.
Así las cosas, con este duende del fútbol, convertido en un mantra de los nuevos tiempos, una buena noticia para el deporte mundial y un patrimonio invalorable para el pueblo argentino, famélico de valores.
* Néstor Clivati está acreditado por LA OPINIÓN para la cobertura de las Eliminatorias Sudamericanas.

Redacción
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