Muerto en Malvinas el 10 de junio de 1982

Locales 10 de junio de 2023 Por REDACCION
Acosta

El 10 de junio de 1982, en Malvinas, a la edad de 42 años fue abatido en combate el sargento ayudante Ramón Gumersindo Acosta, destacado y respetado suboficial superior de la Gendarmería Nacional.

Oriundo de Colonia Santa Rosa, Formosa, se había incorporado a la Fuerza el 10 de diciembre de 1963 en el Escuadrón 15, ubicado en esa Provincia. 

En 1967 ingresó a la Escuela de Suboficiales Cbo. Raúl Remberto Cuello, ascendiendo al grado de cabo del escalafón general, el 31 de diciembre del mismo año.

Luego de ser promovido a sargento a fines de 1973, en mérito a sus aptitudes y vocación fue seleccionado para realizar el exigente y prestigioso Curso de Comandos, en la Escuela de Infantería del Ejército Argentino, donde se destacaría por sus condiciones generales, siendo distinguido al ser designado Instructor de otros Comandos del Ejército y de la Gendarmería.

RESPETADO Y ADMIRADO

Respetado y admirado por sus iguales, cumplió con su rol profesional con dedicación, responsabilidad y capacidad, sumándole rasgos propios de su personalidad, como la humildad, el esmero y el bajo perfil.

EN EL ESCUADRON ALACRAN

En oportunidad del conflicto del Atlántico Sur, y al igual que otros camaradas, el 26 de mayo fue seleccionado para integrar la Compañía de Tropas Especiales 601 de GN, Unidad a la cual los mismos gendarmes bautizarían como Escuadrón Alacrán, y cuyo objetivo era participar de la gesta del Atlántico Sur.

Junto A ellos, abordó un avión Hércules de nuestra Fuerza Aérea, arribando a Puerto Argentino a las 23:45 del 28 de mayo de 1982, en plena alerta roja por la cercana presencia enemiga.

Ya instalados, integró la primera patrulla compuesta por 16 gendarmes, que el 30 de mayo tuvo su bautismo de fuego al ser abatido el Helicóptero Puma que los trasladaba, circunstancia en la cual murieron gendarmes y uno resultó herido de gravedad, por lo que fue evacuado al Continente de manera inmediata. 

Acosta actuaba de manera ejemplar, salvando la vida del subalferes Aranda, y junto a otros dos gendarmes ayudó al sargento Justo Rufino Guerrero, herido gravemente en sus piernas, a salir del aparato incendiado y a punto de explotar. Luego, con su brújula ayudó en la orientación terrestre, para el regreso de los sobrevivientes a Puerto Argentino.

UNA CARTA EMOCIONANTE

El 2 de junio, angustiado porque no se había despedido de su pequeño hijo Diego, le escribió una emocionante carta que hoy está a la vista en todos los cuarteles de la Fuerza. 

Ocho días después, y mientras integraba otra patrulla de gendarmes y Comandos del Ejército, con la misión de emboscar al enemigo en proximidades del Monte Dos Hermanas, fue herido de gravedad dos veces, siendo alcanzado, en la segunda oportunidad, por un proyectil de mortero, quedando para siempre en esas queridas islas.

CONDECORACION

Sus deudos, esposa e hijos, son depositarios de la Condecoración La Nación Argentina al Valor en Combate, que le fuera conferida al igual que a los entonces 2do Cte Jorge Enrique San Emeterio, Sarg Ay Natalio Jesús Figueredo, y Sarg 1ro Miguel Víctor Pepe.

Estos nombres, unidos al de los heroicos 1er Alf Ricardo Julio Sánchez, Subalf Guillermo Nasif, Sarg Justo Rufino Guerrero, Cbo 1ro Marciano Verón, Cbo 1ro Víctor Samuel Guerrero, Cbo Carlos Misael Pereyra y Gendarme Juan Carlos Treppo, son los caros e inolvidables testimonios del bautismo de fuego de nuestra Institución, en defensa de la soberanía nacional en el conflicto del Atlántico Sur. 

El recuerdo de la entrega de los hombres del Escuadrón Alacrán en Malvinas, permanece muy presente en el corazón de todos los integrantes de la Fuerza, y ayuda a reafirmar valores esenciales para nuestra Institución. 

El recuerdo del sargento ayudante Acosta, en particular, emerge como una referencia preciosa, a la hora de hablar de valores y de amor a la Patria.

Su imagen y su nombre están presentes en la memoria y en el corazón de los gendarmes argentinos, como una luz firme que aclara los espíritus a la hora de cumplir las misiones más riesgosas, ayudando a reafirmar el sentido del deber, el amor por la familia y la enorme responsabilidad asumida al aceptar vestir el prestigioso uniforme de la Gendarmería Nacional.

!Viva el sargento ayudante Ramón Gumersindo Acosta!, modelo de vocación, lealtad y abnegación para todos los suboficiales de la Gendarmería Nacional Argentina. 

!Viva la Gendarmería Nacional!, que no olvida a sus grandes héroes.

Fuente: Gendarmería Nacional.

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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