Moneda común del Mercosur

Suplemento Economía 29 de enero de 2023 Por Guillermo Briggiler
El anuncio efectuado en el inicio de la última semana suena más a utopía que a un objetivo posible de concretar. No por la situación de Brasil sino por las inconsistencias y distorsiones de la Argentina.
20-Massa Hadad

Como nos tiene acostumbrados, la clase dirigente argentina realiza en muchas oportunidades anuncios rimbombantes que luego difícilmente llegan a destino. Fugazmente podemos recordar al medio de transporte que se anunció en los 90, el cual utilizaba un cohete que viajaba por la estratosfera o el tren bala, varias veces anunciado en la década posterior, la “Aero Isla” a construirse frente a Buenos Aires, el Polo para la Industria Audiovisual en la Isla de Marchi y tantas otras que el lector ahora estará recordando.
En esta oportunidad, con la visita del presidente de Brasil a nuestra tierra, tuvo lugar un nuevo anuncio que seguramente terminará engrosando la lista anterior, la búsqueda de una moneda común entre ambos países, incluso en el anuncio, hablaron de una moneda común para toda América del Sur, previendo que primero sea para las dos economías más grandes de la región, tanto para los flujos comerciales como financieros.
Si bien no es una nueva idea, desde los comienzos de los lineamientos para el Mercado Común del Sur, Mercosur, estaba previsto avanzar en mucho más de lo que se logró desde 1991 e incluía la posibilidad de unificar la moneda, pero por el momento lo seguimos viendo muy difícil de implementar.
Para poder tener una moneda común, son necesarios muchos cambios macroeconómicos y de legislaciones internas, de forma de homogeneizar las economías, de manera que la implementación de la misma no genere una movilización de inversiones de algunos países del bloque hacia otros del Mercosur. Por ejemplo, las legislaciones laborales, los riesgos de accidentes de trabajo, los regímenes jubilatorios, las matrices impositivas, entre otros más, deberían ser similares entres los países adoptantes de la nueva moneda para facilitar su integración.
Por supuesto que también deberíamos tener resuelto, entre otros, los problemas inflacionarios que nuestro país posee, y que mucho tienen que ver con el abuso de la emisión de nuestro devaluado Peso. Paraguay, Uruguay y Brasil, poseen infracciones anuales, similares a nuestros índices mensuales y poseemos otros grandes desequilibrios macroeconómicos autogenerados, que los otros países miembros no tienen. Por ejemplo, las reservas del Banco Central Brasileño son superiores a los 350 mil millones de dólares, mientras que las reservas líquidas de nuestro BCRA apenas superan los 6 mil millones.
Para lograr la moneda común, y tenemos el ejemplo de Europa y su Eurozona, los países miembros del Mercosur deberían tener políticas macroeconómicas coordinadas y similares, que en las más de tres décadas de Mercado Común, todavía no se han logrado. Pero, ¿qué ventajas tendría su aplicación?, en especial, más allá de lo ideológico de los anunciantes, Lula y Fernández, respecto de que se abandonaría al Dólar como moneda para fijar los intercambios de comercio exterior, lo que se buscaría es tener un comercio más fluido entre los miembros, dejando de depender de divisas extranjeras para el intercambio de bienes y servicios y buscando que esto lleve a la preferencia de los consumidores por productos intrazona en desmedro de los del exterior.
Pero atención, que los diferentes miembros del Mercosur poseen también diferencias de productividad y de consumo en sus territorios. Lo interesante para los argentinos viene por el lado de que habría reglas monetarias claras que evitarían el actual suicidio monetario al que los dirigentes de la economía de nuestro país, principalmente de la cartera económica y del BCRA, van empujando a nuestro golpeado peso. Esto implica que los países resignarían su política monetaria, para tener una moneda común y también una política monetaria conjunta. Increíblemente, dada la realidad nacional, esto sería una buena noticia, ya que le quitaría la maquinita de emisión al político de turno y la pondría en un ente supra nacional y común entre los miembros al estilo del Banco Central Europeo.
Otro inconveniente radica en que, una vez adoptada la moneda común, podrían darse desequilibrios entre los miembros, llevando la producción hacia los países más competitivos, ya sea por condiciones naturales, o legislaciones internas. Recordemos aquí la cantidad de impuestos, trabas y cepos que posee nuestra economía y que no tienen otros miembros del Mercosur, los cuales deberían reverse antes de adoptar el camino de la integración monetaria. 
En estos tiempos electorales es probable que recibamos muchos de estos anuncios, que al analizarlos no pasarán más allá de una expresión de deseo, ¡cuántas pequeñas cosas se pueden hacer por nuestra dañada economía y su gente! Pero, en lugar de implementarlas, se la pasan buscando titulares en vez de ocuparse de los problemas de la población que ve subir los precios día a día y no es inflación autogenerada en la mente de quien no puede llegar a fin de mes. Argentinos, a las cosas, ¡gobernantes a gobernar!

#BuenaSaludFinanciera
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@GuilleBriggiler


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