Elogio de la ojota




Por Edgardo Peretti
Nota 1/4
Génesis y leyenda. Ignorada por los registros universales de los grandes inventos aplicables al bien de la humanidad, castigada por versiones autóctonas y vilipendiada hasta por el diccionario, la fiel y querida ojota forma parte de nuestras vidas desde la infancia, aunque para llegar a ese estadio ha debido derribar numerosas barreras de prejuicios y ataques de la moralina nacional.
El primer debate reside en determinar su origen. Cualquier diccionario de la lengua castellana la define como “calzado a manera de sandalia hecho de cuero o de filamento vegetal”.
Pocas son las constancias que la ubican en su génesis en el viejo mundo o en el mítico oriente, aunque algunos autores sostienen – con poca prueba- que el elemento formó parte de las modificaciones que el célebre Marco Polo le hizo a unas sandalias de madera que había conseguido en oferta en China o por allá.
Autores americanistas enfrentados a la rigurosidad de la historia española, y su siempre dudosa documentación del Archivo de Indias de Sevilla, juran por sus almas pías que el propio Colón se presentó ante los reyes católicos a la vuelta de su primer viaje a Cuba con ese calzado. Como la medida molestó al responsable de Protocolo y Ceremonial de la Corte, al Almirante se las cambió por unas botas de nuevo diseño que -decía- estaban causando furor en el nuevo mundo y que exponían tres tiras en cada lado y una flor como decorado. Tampoco consta en los registros oficiales del reino, aunque se menciona en alguna parte que al volver de su cuarto periplo americano, el propio Colón ya las había cambiado con otras que exhibían una pipa.
¿Entonces? El origen de la ojota es absolutamente americano y pese al obstinado juicio en contrario de pueblos caribeños, es un hecho que el elemento es argentino, aunque habrá que reconocer que historiadores brasileños encontraron algo similar enterrado en el Amazonas que respondía a las mismas formas, aunque estaban decorados de verde y amarillo y dejaban ver una leyenda que decía, más o menos, “Pelé fue mejor que el Diego".

Redacción
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