Alfaro seguirá haciendo historia




Todavía sobrevolaban el aire de Doha las opiniones de todos los periodistas del mundo, reunido allí en la capital qatarí con motivo del sorteo de una nueva edición de la Copa Del Mundo, cuando horas más tarde, el mismo ente organizador de una forma inédita y poco argumentable, decidía manipular el resultado de esa tradicional ceremonia, desplazando el partido inaugural, históricamente animado por el anfitrión y colocar en la grilla en su reemplazo al juego entre Países Bajos y Senegal; sin más explicaciones oficiales y habilitando todo tipo de conjeturas, la mayoría se identificó con aquella que señalaba el presunto poco interés que a nivel global despertaría un cruce entre Qatar y los ecuatorianos.
Esa estrategia no hacía otra cosa que bajarles el precio a los dos seleccionados y dejar en un entredicho la prolijidad de un acto que no debería estar contaminado por ningún interés que no fuere, la transparencia que precede a una competencia de esta envergadura.
El talante de Gustavo Alfaro en aquella oportunidad como entrenador de Ecuador, transmitía muchos sentimientos que oscilaban entre el orgullo por cumplir uno de sus sueños como jefe de equipo al haber clasificado de forma heroica a la Tricolor, o el alivio por dejar atrás semanas tensas que antecedieron a esa gala debido a las objeciones del fútbol chileno, por la inclusión de Byron Castillo una estrategia judicial a la que FIFA desestimara, hasta el honor de asistir como protagonista al partido inaugural, por haberle tocado en suerte compartir el mismo grupo que los organizadores y el designio de enfrentarlos en esa instancia según la vieja usanza de la Federación Internacional.
Lo resuelto más tarde entre 4 paredes le dejaba al entrenador rafaelino una cierta frustración, ya que su seleccionado recién jugaría en el tercer turno de esa misma jornada del lunes 21 de noviembre.
Sin embargo y con los mismos argumentos poco claros, la semana anterior la FIFA volvería sobres sus pasos para corregir la puesta en marcha del Mundial, no solo devolviéndole ese privilegio a los árabes sino también, adelantando para el domingo 20 de noviembre el acto inaugural y el cruce frente a los ecuatorianos, desprendiéndolo del resto del programa de partidos ya que ese será el único evento como puntapié inicial.
En consecuencia Gustavo Alfaro habrá quedado en la historia de nuestro país como el 4to entrenador en dirigir un seleccionado en un acto inaugural en la historia de los mundiales; sus antecesores Juan Antonio Pizzi como técnico de Arabia abriendo el Mundial de Rusia ante los locales; Carlos Bilardo con los albicelestes en Italia 90 frente a Camerún y en España 82, César Menotti también con Argentina en el partido inaugural ante Bélgica; claro que el dato fuerte que se rescata de las estadísticas señala que en todos los casos fueron derrotas, el 5 a 0 de Rusia ante Arabia, el 1 a 0 de Camerún frente a la Argentina en Milán y el mismo resultado de nuestro seleccionado en el primer cruce con Bélgica en Barcelona, de esta manera Lechuga, tendrá la oportunidad de ser el primer DT argentino que gane en una ceremonia inaugural, si su equipo tiene el mérito de derrotar a los dueños de casa.
VIAJEROS, A TENER EN CUENTA
Quienes viajen al Mundial podrán despreocuparse por completo de sufrir un hecho de inseguridad. Los índices de delito de la nación asiática son ínfimos y por eso quienes viven allí están acostumbrados a no estar pendientes constantemente de sus pertenencias. En Doha muchos tienen la puerta de los departamentos sin llave y del lado de afuera tienen picaporte. Es demasiado seguro. En un shopping se puede dejar la cartera y el celular arriba de la mesa mientras por ejemplo, se pide la comida en el patio de comidas.
Por otro lado, si bien la religión musulmana es machista, las mujeres que viajen no van a tener ningún tipo de prohibición ni regulación especial. Aunque, todos deberán tener en cuenta -tanto mujeres como hombres- que, en oficinas públicas, ministerios, hospitales y otro tipo de edificios existe un “código de vestimenta” que todos deben respetar: en algunos lugares en donde exigen cubrirse hombros y rodillas en general, no se puede andar con musculosa o con un short cortito. Pero eso en algunos lugares particulares, sin embargo a la playa se puede ir como uno elija, andar con jean, calzas, manga corta, incluso ahora hay muchas musculosas en esa zona.
A su vez, para los qataríes la religión es muy importante, por eso es vital el respeto en lugares como las mezquitas o los sectores delimitados que son exclusivos para rezar. Si bien se pueden sacar fotografías y visitar esos puntos para conocer más sobre la cultura de Qatar, no son lugares en donde sea adecuado colocar banderas, cantar o saltar, como suelen hacer los aficionados durante los Mundiales.
A su vez, hay actitudes que están muy mal vistas. En este tipo de torneos suelen verse en las calles algunos conflictos entre seguidores de distintas selecciones, y si bien el clamor y la pasión serán bien recibidas, cualquier tipo de enfrentamiento verbal o físico “es gravísimo”. También “hacer fuck you" o ese tipo de gestos, gritar o discutir en la calle también, esto es una falta grave.
Los qataríes se prodigan en ratificar que los ciudadanos locales recibirán con cariño a todos los extranjeros e incluso disfrutarán de las hinchadas que canten en la calle y alienten a sus equipos, pero siempre hay que dirigirse a los ciudadanos locales con cautela, ya que son un pueblo más “frío” que el latino. Hay que tener cuidado cuando uno va a saludar a un qatarí o a un musulmán. La tradición sugiere no ir directamente a darle un abrazo o un beso, si no debe esperarse a ver qué hace el otro. Algunos dan la mano, otros abrazan, pero siempre esperar a qué hace el otro. Más que nada con mujeres musulmanas. Hay que ser cuidadoso. Es recomendable siempre esperar a ver qué hacen porque hay algunos que ni para saludarte entran en contacto físico, sino que solo hacen como un gesto de paz con sus manos en el pecho. Hay otros que sí, que dan un beso, pero en general no son muy cariñosos.
Normas de conducta que contrastan con el afecto público y explícito de los latinos.
