POR HUGO BORGNA

Se sabe que el horizonte de los poetas brilla hacia afuera y hacia adentro.
Sirley Húbeli Bertone dio a conocer en estos días del -a punto de culminar- año 2021 una nueva obra de su producción: “Días vividos”, libro de 93 páginas con poesía que nace en su sensitiva percepción de la vida.
Si decimos “poesías”, estaremos aludiendo a un conjunto de textos ordenados en líneas. Si expresamos “poesía” nos referimos a un sentimiento, a una manifestación de la belleza, a una percepción indefinible, grata a los sentidos y al pensamiento.
Sirley Húbeli Bertone elabora “poesía” desde su interior más profundo, valiéndose de la palabra clara, transparente y directa. Para eso utiliza el recurso descriptivo, vestido transparentemente de figuras literarias de hondo contenido sentimental.
Goza del presente generoso de la naturaleza y al mismo tiempo, amablemente, no olvida que ha transcurrido su cantidad de vida (“El tiempo en su indetenible andar / fue dejando atrás / aquéllos días de la infancia /(…) / los del brinco inocente / y el corazón jamás cansado” )
La idea de la bella expresión y de la síntesis también se presenta en su obra: “La tarde crece / en un desmedido silencio / que lentamente absorben / largas horas de meditación”.
En el interminable debate del análisis literario, están las dos puntas del concepto creativo. ¿Es obligación crear complejidad para considerar que un texto es rico? ¿Tiene la descripción pura, por sí sola, el elemento emocional que produce perdurabilidad en el mensaje?
Sirley crea un arte propio que sorprende con frecuencia. Para empezar, no identifica con títulos sus poesías, tal vez para que la idea del texto desarrollado llegue absolutamente limpia, sin el condicionamiento previo que impone un título. Por lo demás, cuando esperamos un modo de decir simple, nos provee versos de muy rica expresión y filosofía sentimental (“El misterio del mundo bucólico / convida al máximo instante / del ayer glorioso e inolvidable”)
“Días vividos” está a su disposición, lector. Quedará atrapado desde el comienzo al contemplar (es mucho más que “ver” o “mirar”) una muy expresiva portada con colores penetrantes y equilibrados, jugando armoniosamente en una escena con campo y luz de sentimientos. Una presencia -sólo en sombra- protagoniza una situación que, jugando con la complicidad de un invisible espejo, invita a mirar atentamente para comprender el mensaje. Es una portada con mucha luz y rotundidad en el color, sugiriendo que los días vividos -en lugar de producir triste nostalgia- han iluminado a un ser que mira de igual a igual al esplendor (“…estalla el crepúsculo vespertino / en amarillos, rojos, bordó, violetas / en tanto las penumbras iniciales / antesala de la noche / lo borran lentamente / con sus negros tintes”).
“Días vividos”, de Sirley Húbeli Bertone, invita al puro goce estético de la lectura, y lo sirve en generosas dosis de sentir y percibir.
Tengan los lectores el placer de experimentarlo.