En busca de… Armando Talquenca, músico

La Palabra 24 de julio de 2021 Por Raúl Vigini
Sonido de vanguardia Mendocino y músico desde siempre. Criado en un ambiente de sonidos y compañías afectivas que favorecieron su dedicación plena al cancionero popular. Sus proyectos artísticos tuvieron destacadas trayectorias. Su propuesta estética con el canto y la guitarra le permitió abordar una forma diferente con las voces y las cuerdas desde el ámbito cuyano con un trabajo que sigue siendo desafiante al oído. En este encuentro con LA PALABRA nos cuenta su vida.
image001
archivo Armando Talquenca Ecos del Ande: Armando Talquenca, Chacho Vargas, Miguel Navarro y Lito Fernández

LP - En qué te inspiraste para formar Ecos del Ande.

A.T. - Creo que está bien compensado el conjunto porque seguimos haciendo cuatro voces que no son cuatro personas que cantan. Lo nuestro es distinto, nosotros hacemos cuatro voces distintas. Mal llamada disonante, porque la cuarta voz asona, entonces esto fue lo que quería hacer, algo que sonara distinto. Porque con un cuadernito y dibujando el diapasón de la guitarra, cuando sentía el sonido como quería, lo anotaba y así de esa forma armonizaba.

LP - Cómo está estructurado el conjunto desde lo instrumental.

A.T. - Y en lo instrumental como dije está compensado porque en Cuyo se toca muy bien la guitarra y hay muchos guitarristas, entonces tenés que tocar la guitarra, todos tenían que tocar la guitarra. La armonía de las guitarras que estaba a tres voces también es mía.

LP - Qué significó para vos el Movimiento del Nuevo Cancionero.

A.T. - A Armando Tejada Gómez lo conocí a mis diecisiete años cuando él era locutor de una radio y antes lo había sido de una feria agrícola de Guaymallén. El me leía todo lo que escribía y yo me volvía loco, y me decía que quería hacer un movimiento que se llamara El Nuevo Cancionero Cuyano. Porque ése es el verdadero nombre. Y fui parte de la iniciación del Nuevo Cancionero. Y desgraciadamente cuando se lee el Manifiesto, nosotros estábamos en Mar del Plata, en el año 63 que fue cuando ganamos el Festival Internacional del Disco, y Armando dijo que Ecos del Ande adhería al Movimiento desde su inicio, tengo testimonio de esto, una carta, y cuando él presenta un disco que grabamos en Chile.

LP - ¿Te integraste a esa movida mendocina que se hizo continental?

A.T. - Reitero que me hice a ese Movimiento mucho antes de que se diera a conocer el Manifiesto que se leyó en el Círculo de Periodistas de la ciudad de Mendoza. Porque era un movimiento artístico donde participaba de esto incluso gente que no solo tocaba la guitarra y cantaba folklore sino músicos y poetas grandes de verdad en su arte.

LP - Qué momentos destacados podés mencionar de tu vida profesional.

A.T. - Te podés imaginar que nos ocurrieron muchas cosas en sesenta y un años que llevamos de vida. Una de las más importantes es cuando ganamos el Segundo Festival Internacional del Disco en Mar del Plata, que hicimos la Suite de otoño de un concierto de Rachmaninoff en ritmo de malambo y zamba vocal e instrumentalmente. Una de las maravillosas fue haber hecho esa gira con la Fundación Calle Angosta que cantamos en las veinticuatro provincias argentinas llevando el cancionero de Cuyo. Fue realmente maravilloso, conocer todo el país que no conocía, aunque conocía Francia, Inglaterra, China, España. Por eso fue importantísimo que se dio cuando cerramos la gira en Cosquín en 1997.

LP - A quiénes mencionás como tus referentes en todos los aspectos de la vida.

A.T. - Como referente de toda mi vida -y esto creeme que me emociona mucho- lo tengo a mi padre, con su problema físico nos dio estudio a ocho hijos, nos crió y nos hizo personas de bien, entones para mí es lo máximo. Y después musicalmente aTito Francia, a Oscar Matus, a Astor Piazzolla. Pero si me tengo que referenciar en una persona como forma de vida, es a mi papá, no te quepa la menor duda. 

LP - Una anécdota que hayas protagonizado con los sonidos. 

A.T. - Hay una muy linda. Actuábamos nosotros y la Filarmónica de la Provincia de Mendoza, y estaba Tito Francia. Y Tito siempre  nos quiso mucho, éramos sus mimados. Estaba conversando con unos músicos y me pregunta cómo andaba y qué estaba haciendo. Le dije: “Logré hacer un acorde en oncena con el cuarteto”. Entonces me miró, se sonrió y me respondió: “No, Armandito, con cuatro voces no podés hacer un acorde en oncena, porque en un acorde así tenés que poner cinco voces”. Y le contesto: “Sí, yo puse la voz que falta”. “¿Y cómo la hacés?” me consulta. “Con la guitarra”, respondí. Los miró a los músicos y les dijo: “Estos chicos con increíbles”. Porque éramos muy jóvenes.  

LP - Qué títulos rescatás del cancionero cuyano.

A.T. - Rescato como Tejada Gómez y como el mismo Tito Francia, la primera parte del folklore de Cuyo. Que evidentemente la literatura era española, pero hay gente que se preocupó, recorrió mucho San Juan y Mendoza, recopilando temas, que si no habría sido por ellos se hubieran perdido. Ellos dijeron que la tonada tenía reminiscencias huarpes porque era un golpe de percusión afinado. Lo cual es cierto. La tonada no tiene medida, por eso no se puede bailar, es único en su género.

LP - Lo que queda por concretar. 

A.T. - Quiero que pase esta pandemia. Hice una cantata con prosa de un libro Pachamama que para mí fue lo más grande que escribió Tejada Gómez. La fragmenté y le adosé temas preexistentes que condecían con la prosa y se llama Pachamama desde el origen. Lo quiero hacer antes de que me lleve Dios. Todavía puedo cantar, lo hago idénticamente, no tengo problema, sigo armonizando y componiendo.

LP - Algo más que desees agregar.

A.T. - Esto no lo digo para adular, pero periodistas como vos necesita muchos la República Argentina, lo digo de todo corazón. Porque hemos recibido críticas destructivas y constructivas, todo nos ha servido para crecer y para formaros en la música, gente que nos ha apoyado a ultranza también le agradecemos y mucho. Agradecer a Tito Francia por todos los consejos que nos supo dar en su momento y todo lo que hizo para nosotros, incluso cuando un periodista dijo que desafinábamos porque  no entendía las cuatro voces. No entendía la voz que todo el mundo le dice que disona pero no disona, no es disonante. No, es asonante porque forma el acorde. Bueno, también le agradezco. Y Tito Francia fue conmigo al diario a hablar con el director, hizo llamar al cronista y le dijo: “Mire, señor, usted tiene que aprender música porque estos chicos lo que hacen es maravilloso”. Fue una anécdota muy linda. Tito nos amaba como nosotros a él. Y toda la gente que nos ha apoyado. A mi pobre viejo que se murió muy joven, a mi vieja, mi querida viejita que también luchó y fue una compañera excepcional de mi padre. Cuando llevábamos algún amigo, mi padre hacía poner un plato más para los muchachos. Hacíamos una vida muy sociable, teníamos amigos entrañables, los sigo teniendo aunque me quedan pocos en el lugar donde nací. Te agradezco enormemente.

por Raúl Vigini

[email protected]

Boletín de noticias