Matías Fernández Burzaco cuenta las huellas de su enfermedad en "Formas propias"

Información General 25 de mayo de 2021 Por REDACCION
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FOTO INTERNET MATÍAS FERNÁNDEZ BURZACO. Publicó el libro "Formas propias"
FOTO INTERNET MATÍAS FERNÁNDEZ BURZACO. Publicó el libro "Formas propias"

BUENOS AIRES, 25 (Télam). -  El libro "Formas propias" es la historia de un "monstruo" que necesita de máscaras de oxígeno, de aparatos y de enfermeros perversos. Un "monstruo" que los niños miran desde lejos sin comprender: su cuerpo se llena de bultos, tiene unos setenta y pico esparcidos a lo largo de su anatomía; por una enfermedad que padecen apenas un puñado de personas en el mundo, entre ellas él, Matías Fernández Burzaco, el narrador de este relato que decidió escribir con tanta honestidad y belleza que su mundo transforma a los lectores en las verdaderas "bestias" de esta historia.

Fernández Burzaco tiene 23 años y en su libro describe su enfermedad: "se llama fibromatosis hialina juvenil. Fabrico más colágeno de lo normal, más piel, más tejido conectivo, y así nacen estos bultos redondos… La enfermedad modifica todo mi cuerpo y no me deja, entre otras cosas, caminar. Invade el cuerpo de piel, por dentro, por fuera, y parezco un hombre derretido", explicó el joven a Télam.

La fibromatosis hialina juvenil (JHF es su sigla en inglés) es una enfermedad que la padecen tan solo 60 personas en todo el mundo, dos de ellos se encuentran en Argentina. Se caracteriza por la presencia de contractura y dolor articular, lesiones osteolíticas y nódulos en el cuerpo, sobre y debajo de la piel, producto de la acumulación de un material amorfo hialino similar al colágeno. Todo ello atenta contra el desarrollo motor. En el caso de Matías, los primeros síntomas se manifestaron antes de cumplir el año.

Burzaco estudió periodismo deportivo y ahora cursa talleres literarios. Pasó de las crónicas de partidos de futsal y básquet, sus disciplinas preferidas, a probar con relatos introspectivos de sus vivencias por recomendación de uno de sus profesores en la escuela de comunicación donde estudiaba. Ese consejo se conjugó con su deseo de expresar públicamente lo que siente a diario. Así empezó a contar sus experiencias y se volvió el protagonista de sus textos con un fin muy claro: difundir sobre el mal que lo afecta.

En el prólogo de "Formas propias", la escritora y periodista Josefina Licitra señala algo que se comprueba al terminar de leer el libro: "Lejos de lamerse heridas falsas y de hacer de la escritura un confesionario amateur, Matías corre un riesgo y le entrega su cuerpo a la fiera mayor: su propia cabeza", dice.

La imagen de monstruo con la que se autopercibe el narrador de esta pieza autobiográfica única, publicada por Tusquets, no se condice con la construcción en primera persona del protagonista, quien al mirarse desde la mirada del otro y construirse con su sinceridad, sin ocultar ninguna de sus virtudes ni miserias, logra una imagen consumada del personaje de esta historia dolorosa, pero que no deja de tener en su crueldad la cuota de humor que descomprime por momentos el clima sofocante del relato.

Con respecto a la construcción del relato que presenta en su obra, Matías detalló: “Mi libro es periodismo y ojalá literatura. Traté de mostrar lo que hago, no solo lo que soy por mi físico reventado: intenté soltar una voz y convertir un mundo singular en universal. Este era el desafío más complicado. Entonces no son solo las formas propias del cuerpo: están las frases propias, el juego con lo sensorial, la palabra que se amasa y se amasa, el trabajo de campo poniendo la cara. Todos tenemos nuestras formas propias, ¿no? La mirada. Yo estoy quieto y me dedico a mirar. Como mis enfermeros, tengo los ojos bien abiertos”.

A su vez, el joven dejó en claro que su libro es una autobiografía, una crónica de no ficción, y agregó: “Es un conjunto de fotos, una imagen que pasó por varias radiografías y que navegó por quirófanos”.

Durante la entrevista, Matías también menciona a algunas personas que lo ayudaron a avanzar en el libro, entre ellos, la periodista y autora de crónicas como “Los suicidas del fin del mundo” y “Plano americano”, Leila Guerriero.

“Josefina Licitra es parte de mi familia, su hijo Joa completa el combo de cuatro hermanos, y me edita desde siempre. Lei Sucari, exalumna suya, trabajó conmigo y en su casa los primeros textos del libro: hicimos como una especie de clínica autobiográfica. Juan Sklar se tomaba un Uber, el vinito barato que le ofrecía mi vieja y se sentaba en mi cama a pensar textos para que yo pudiera ofrecer en revistas tremendas. Y Leila Guerriero ve cosas que nadie ve. Me sacudió y me hizo entender varias cuestiones de criterio. Ahora ya no me permito tener errores sin sentido. El libro pertenece a todos las que acabo de nombrar”, señaló el joven.

Por último, Burzaco se refirió a la posibilidad de dedicarse a la escritura de ficción: “Es probable. Me cuesta mucho inventar, arrancar de cero y a ciegas. No sé escribir un cuento ni me interesa su estructura. Pero pronto publicaré un libro en el que para protegerlos tuve que cambiarles los nombres a los enfermeros y entonces me mandé a hacer un poquito de ficción, a potenciar íntimamente, y a volver todo un tanto, porque ya lo es, más oscuro y sangriento”.

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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