Ciudades de proximidad

Información General 17 de abril de 2021 Por Esteban Soldano
Las ciudades de proximidad son aquellas en las que el ciudadano tiene todo a un paso, opuestas al modelo tradicional de ciudad dispersa, cuya población debe cubrir largas distancias en sus trayectos cotidianos, donde es más difícil conseguir que los ciudadanos se muevan de manera sostenible.
En estos días de regreso al confinamiento, se ha vuelto a hablar con insistencia, de las ciudades de proximidad o como también empiezan a conocerse, como ciudades del cuarto de hora. Su actual protagonismo se debe en parte a las limitaciones que tienen los ciudadanos a la hora de salir de sus casas y movilizarse. Algunos expertos creen, que descentralizar las ciudades y construir barrios autónomos ayudaría a luchar contra virus y enfermedades.

El origen de las ciudades de 15 minutos
Su germen va parejo al de un concepto conocido por todos: movilidad sostenible. Hay ciudades por todo el mundo que llevan tiempo luchando para disminuir el tráfico y mitigar sus efectos. Para ello, promueven que sus ciudadanos elijan modos de transporte respetuosos con el medio ambiente. Eso sí, no solo basta con hacerlo en bicicleta para ir al trabajo, o caminar para ir de compras, además, la distancia debe permitirlo.
También se caen otras cosas por el camino, como las redes ciudadanas, que se debilitan y la calidad de vida se resiente. Esto se debe, entre otras razones, a la gran cantidad de tiempo que los habitantes suelen invertir en sus desplazamientos y a los elevados niveles de contaminación procedente del tráfico.
Algunas ciudades decidieron tomar nota y promover un paradigma que empuja de manera natural a sus habitantes a moverse de manera sostenible. Son las ciudades de proximidad.
Reducir las distancias que deben cubrir sus habitantes cada día es una apuesta que ya realizan algunas urbes. Se basan en las ventajas que aportan las llamadas ciudades compactas, que son aquellas que concentran población en un espacio relativamente reducido.
Para hacernos una idea, se trata de un modelo de ciudad habitual en Europa, donde encontramos ejemplos como París o Barcelona. Poseen centros compactos en los que se realiza un elevado número de desplazamientos, rodeados por otras capas en las que el movimiento y la densidad van disminuyendo. El modelo opuesto, el de la ciudad dispersa, sería el de urbes como Los Ángeles o Helsinki, donde la gran mayoría de sus habitantes cubren largas distancias cada día entre distintos núcleos especializados para acceder a sus necesidades básicas, como ir al trabajo, a la compra o a la escuela.
Las ciudades compactas, con una movilidad concentrada, tienen una mayor calidad de vida. No solo se utiliza más en ellas el transporte público y se cubren más trayectos a pie o en bicicleta. También existe correlación entre una organización jerárquica de la movilidad y mejores niveles de polución, salud ciudadana o integración de las distintas comunidades de habitantes. Incluso el uso que se realiza de sus infraestructuras es más eficiente que en las ciudades dispersas. Todas estas son características que indican que nos encontramos ante un espacio urbano sostenible.

Songdo, la ciudad que ya nació próxima
Este paradigma de ciudad de proximidad, que apuesta por la movilidad sostenible gracias a la reducción de distancias, es el que se aplicó sobre Songdo, una ciudad de Corea del Sur que se comenzó a construir desde cero en el año 2002.
La propia planificación urbana de Songdo se realizó con el ciudadano y sus necesidades de movilidad en el centro del proceso. En ella, los coches de combustión interna tienen prohibido el acceso y el principal medio de transporte es la bicicleta. Además, las distintas infraestructuras y las viviendas se han colocado de tal manera que los habitantes se puedan mover entre ellas a pie.
Esta se articula en torno a espacios de uso mixto, en los que oficinas, parques, hospitales y colegios están situados cerca de las zonas residenciales. Y si es necesario coger el transporte público, las paradas están situadas, como máximo, a 12 minutos andando. Además, dentro de Songdo hay unos 25 kilómetros de carriles bici conectados con un gran circuito de 145 kilómetros que cubre la ciudad.
Este tipo de políticas promueve hábitos de movilidad saludable para los ciudadanos, les devuelve su tiempo, fomenta encuentros entre ellos y reduce problemas de contaminación. Como resultado, la ciudad gana en sostenibilidad y sus habitantes, en calidad de vida.

París: ciudad paseable y movilidad sostenible
Las ventajas de vivir en un lugar en el que todo está a mano son evidentes. Sin embargo, hay que implantar este nuevo paradigma en ciudades que nacieron hace siglos y trasladarlo a entornos que se entregaron al coche durante décadas. No queda otro remedio que replantear la propia ciudad.
Movilidad urbana y metropolitana Se trata de un concepto que ya se ha ensayado en dos barrios de París. De cara al futuro, “La ciudad en un cuarto de hora” propone construir en los distritos del este, donde proliferan las grandes superficies y el uso del vehículo privado, espacios de uso mixto (residencial, laboral y de servicios). De esta manera, se pretende corregir el desequilibrio existente entre estas zonas residenciales y comerciales respecto a las occidentales, donde se sitúan buena parte de los lugares de trabajo.
Mediante estas y otras actuaciones, París busca pasar de un espacio urbano monofuncional hacia una ciudad policéntrica.

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