Alivio por impuesto a los ricos y divisas del agro

Notas de Opinión 01 de marzo de 2021 Por José Calero
Guzmán tendrá oxígeno en economía a partir de la recaudación por el tributo a las grandes fortunas y la liquidación de exportaciones agropecuarias.
FOTO ARCHIVO GUZMAN. Sigue con un país en crisis y sin acuerdo con el FMI.
FOTO ARCHIVO GUZMAN. Sigue con un país en crisis y sin acuerdo con el FMI.
Los más de $300.000 millones que ingresarán al Fisco por el impuesto a los ricos para financiar la pandemia y la fuerte entrada de divisas del agro por unos u$s 31.000 millones previstas para este año, empezaron a tranquilizar el panorama económico. Era el gran objetivo del ministro de Economía, Martín Guzmán, quien pudo achicar la brecha entre las cotizaciones del dólar mayorista y del blue, una de las claves de su programa. 
Sin posibilidad de remover el cepo cambiario a mediano plazo, reducir las distorsiones entre las múltiples cotizaciones del dólar es una de las pocas herramientas con que se cuenta para sostener alguna chance de que lleguen inversiones.
La caída del 10% en la actividad económica durante el año de la pandemia marca hasta qué punto la Argentina fue afectada por la crisis sanitaria.
El superávit fiscal alcanzado en enero contribuye a calmar el frente financiero en un momento en que empieza a existir consenso en el mercado en que el acuerdo con el FMI quedará para más adelante.
La Argentina espera recibir un aporte superior a los u$s 3.500 millones de parte del Fondo, en el marco de un acuerdo global para que el organismo aporte liquidez a los países miembro en un escenario esperado de recuperación económica a partir de la aceleración del proceso de vacunación contra el Covid. Este aporte permitiría a la Argentina cancerar vencimientos con el organismo por un volumen similar, entre septiembre y diciembre próximos.
Guzmán pidió también, en una cumbre virtual del G20, que el Fondo Monetario reduzca los intereses que le cobra a los países emergentes.
A este escenario más propicio a nivel de ayuda internacional, se suma que la Argentina, con el precio de la soja y el maíz en ascenso, y una buena demanda mundial, tiene un horizonte mucho más claro de robustecimiento de reservas para este año.
El ruido viene por el lado electoral, ya que el Gobierno aspira a sostener su volumen legislativo en las elecciones de medio término que se realizarían en noviembre próximo. Guzmán espera poder despejar las dudas sobre la economía argentina durante el viaje que hará a Washington a mediados de marzo próximo. En esa gira destacará los buenos resultados alcanzados en materia fiscal y que por primera vez desde fines de 2019 los ingresos crecieron más que el gasto.
Si bien no habrá un compromiso formal, los números que mostrará el funcionario sugerirán que el déficit fiscal de este año será inferior al previsto, más cercano al 3,5% del Producto Bruto, cuando el Presupuesto prevé 4,5%. Espera que ese dato caiga bien entre los burócratas del FMI que deberán recomendar avanzar en un acuerdo de facilidades extendidas con la Argentina.
Guzmán también prevé destacar la caída en los aportes al Tesoro realizados por el Banco Central, en el marco de la estrategia de financiamiento lanzada por el Palacio de Hacienda. Tal vez el punto más débil de las argumentaciones de Guzmán esté vinculado con la persistente inflación que existe en la Argentina.
El ministro ya debió admitir cierta flexibilidad en la meta del 29% proyectada para 2021, pero técnicos vinculados al oficialismo reconocen que el costo de vida más realista que se empieza a proyectar está más cerca del 40%, un nivel altísimo que complica la economía.
En Economía ya se entusiasman con las proyecciones de que el costo de vida se habría ubicado más cerca del 3% en febrero, un dato que permitirá oxigenar la política macroeconómica.
Una de las definiciones que deberá tomar el Gobierno en las próximas semanas puede recalentar el escenario de precios.
Analiza habilitar aumentos en las tarifas de gas y electricidad, para seguir manteniendo a raya el rojo fiscal. A eso se suman las alzas en los precios de los combustibles que se vienen aplicando sin falta todos los meses.
Los cálculos que se barajan en Economía indican que el alza de tarifas debería rondar un piso del 30%. Pero los técnicos vinculados a la vicepresidenta Cristina Kirchner consideran que en un año electoral las tarifas no deberían subir más del 10%.
En el seno del Gobierno no pierden el entusiasmo y destacan una aceleración en el ritmo de llegada de las vacunas. El objetivo es tener a los grupos más vulnerables inmunizados antes del inicio de la segunda ola de coronavirus, prevista para el otoño.
Es una meta ambiciosa, pero de alcanzarla dependerá el nivel de recuperación del empleo y la reducción de la pobreza que pueda lograr la Argentina. Ambos datos son claves para un año electoral, en el que la oposición espera capitalizar los errores cometidos por el Gobierno y la falta de transparencia en el esquema de vacunación, como se vio en la marcha del último fin de semana.

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