De qué trata la agricultura urbana*

La Palabra 28 de noviembre de 2020 Por None
por Antonio Lattuca, ingeniero agrónomo agroecológico (Rosario, Santa Fe)
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archivo Antonio Lattuca Logros: Antonio Lattuca (anteúltimo a la derecha) con trabajadores de la producción en el lugar emblemático del proyecto

La Agricultura urbana históricamente fue parte de la vida de las ciudades porque el cultivo de alimentos se realizaba dentro de las mismas, hasta la Revolución Industrial que dividió y parceló todas las actividades y desarrolló la agricultura actual que en realidad no es agricultura sino industrialización de la actividad agrícola. La palabra agricultura viene de campo y cultura, cultura de la tierra donde el ser humano, el agricultor, tiene un fuerte vínculo con la tierra que cultiva, y la cuida para producir alimentos sanos y de alto poder nutritivo. La agricultura urbana es el conjunto de actividades agrícolas que se desarrollan en las ciudades y pueblos. La Agricultura urbana rosarina tiene la particularidad de haber surgido durante las sucesivas crisis económicas, y haberse consolidado como una actividad permanente integrada al paisaje urbano, retomando y enriqueciendo, la cultura huertera de los migrantes internos de origen campesino que habitan nuestra ciudad junto con la de nuestros abuelos inmigrantes, generando una nueva singular manera de producir verduras, frutas y plantas medicinales en el ámbito urbano mediante la utilización de técnicas ecológicas.

En qué consistió el Programa desarrollado en el municipio rosarino

El Programa de Agricultura urbana tuvo varias etapas, del año 1990 hasta fines del año 2001, siempre trabajo en forma conjunta con Pro-Huerta INTA y con organizaciones de la sociedad civil, y en estos primeros años se trabajó mucho en huertas familiares, huertas escolares y huertas institucionales y se instaló el tema del cultivo agroecológico de verduras. A partir del año 2002 hubo un salto cuantitativo y cualitativo, personas que estaban desocupadas se capacitaron y empezaron a cultivar verduras con técnicas ecológicas y pudieron venderlas en Ferias Verdes y por primera vez los rosarinos pudieron acceder a verduras libres de agroquímicos, de alta calidad. Y además mediante el trabajo transformaron lugares degradados con basura en espacios socio-productivos ecológicos, educativos y en oasis verdes urbanos.

También participé del Programa Pro Huerta del INTA

El Programa Pro Huerta del INTA y del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que este año cumplió treinta años surgió como un programa social y paliativo de la crisis económica pero sus distintos actores partiendo de su conducción técnica-política, los profesionales, los promotores, los docentes lo transformaron en una herramienta de promoción de los seres humanos. Tuvo la virtud de llegar a todo el país porque el INTA tiene agencias en todo el territorio, poner al alcance de todos semillas hortícolas variadas de buena calidad y socializar el empleo de técnicas ecológicas e inclusivas de cultivo. 

Las ciudades que crecen además son cada vez más impersonales. El individualismo parece querer adueñarse de todo. Integré equipos de desarrollo social. Cómo resultaron esas experiencias

Estamos en la etapa de la humanidad del desarrollo de la conciencia individual y cada uno desde esta conciencia podemos elegir trabajar en equipo y apostar a un cambio cultural las crisis como la actual nos demuestra. Y tuve la suerte de poder integrar equipos con esa visión.

Mi participación como docente ¿Qué ofrecer desde el aula?

Mi desempeño como docente fue si bien también en el ámbito universitario y de las escuelas, lo más destacado fue mi trabajo en el territorio donde construimos un nuevo conocimiento en el intercambio con los huerteros donde la propuesta es trabajar aprendiendo y aprender haciendo. Que después llevamos y compartimos en las aulas. 

El planeta está haciendo sonar sus alarmas. ¿Qué podemos hacer desde nuestros lugares de pertenencia? 

La pandemia pone al desnudo algo que ya sabíamos y que no queríamos ver que la actual forma de producir y vivir es perjudicial para la vida de la tierra, de la Pachamama, por ende para todos sus habitantes, de las plantas, de los animales y de nosotros los seres humanos. Si bien la agricultura urbana ecológica no puede ser llevada a todos los seres humanos, sí todos los seres humanos pueden contribuir apoyando a los huerteros y agricultores mediante el consumo consciente de la producción y a un precio justo. Y mediante un cambio de nuestra forma de vivir y consumir. 

Actividades realizadas en el programa municipal rosarino y sus logros

Uno de los mayores logros fue desarrollar una política pública municipal de producción de verduras ecológicas y como una actividad permanente. Y en el desarrollo del mismo se instalaron de manera participativa nuevos públicos, los cinco Parques Huertas, los Corredores Verdes de las Vías, las Huertas educativas en escuelas, Huerta jardín de Plazas Públicas, Jardín de plantas medicinales en Hospital Público, el Centro Agroecológico Rosario, treinta hectáreas destinadas a la agricultura ecológica, Ferias de la Economía social en plazas públicas y huertas familiares. 

Cuál es el destino de la producción obtenida

La producción a mayor escala se comercializa en las ferias y en bolsones semanales y otra parte es para el consumo de las familias productoras.

Mi posición frente al uso de agroquímicos

Los agroquímicos mal llamados fitosanitarios no son necesarios porque hoy tenemos todas las herramientas técnicas y los conocimientos desde la ciencia ecológica para utilizar tecnologías inclusivas y al servicio de toda la humanidad. Y están al servicio de las empresas multinacionales que tienen muchísimo poder que manejan el mercado de agroquímicos y de semillas y de medicamentos y además en gran parte  nuestros institutos de investigación, la Universidad, el CONICET y el INTI. Y nos engañan con las mal llamadas Buenas Prácticas que de bueno no tienen nada, en todo caso tendrían que llamarse prácticas correctas, y que siempre tendrían que haberse implementado, empezar ahora por medio de la presión de la ciudadanía y cuando ya son obsoletas, ya que contamos con técnicas buenas de verdad, que hace que sea no necesario su uso y aplicación.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Antonio Lattuca

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