Un romántico de sonrisa eterna

Deportes 31 de octubre de 2020 Por Edgardo Peretti
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FOTO ARCHIVO SE LO VA A EXTRAÑAR./ Tito Romera dejó una huella en el periodismo deportivo radial de nuestra ciudad.
FOTO ARCHIVO SE LO VA A EXTRAÑAR./ Tito Romera dejó una huella en el periodismo deportivo radial de nuestra ciudad.

La novedad llegó para que el viernes se ponga triste.
Se fue Carlos Rubén Romera, Tito. El mismo que ya debe estar al lado de Leonelo Belleze hablando de sus cosas, del fútbol y de la vida.
El último bohemio romántico del periodismo deportivo ha partido. El pájaro que llevaba en el alma recibió una herida en el ala; había salido de otras tantas, pero en esta ya no pudo.
En estas horas recordé algunas de sus tantas anécdotas, pero no me alcanza el ánimo para contarlas a todas, aunque estoy seguro que sería un bálsamo para las almas que hoy lo lloran. Mi dolor prefiere quedar en deuda.
Tito tenía la gran virtud de saber mirar y ver el fútbol, antes y durante los partidos. Con la planilla en la mano ya te cantaba como vendría la cosa y con quince minutos de juego, armaba el juicio definitivo: rara vez se equivocaba.
Pícaro, entrador, simpático, llegador. Tenía calle, pavimento, adoquín y barro; todo eso junto en una historia de vida que lo vio transitar esas canchas que ya no existen, donde nos formamos muchos que ya acumulamos más nostalgias que realidades.
El hombre de la eterna sonrisa nos ha dejado. El tipo que era capaz de hacerte reír con la más mínima situación, ya no estará. En su homenaje, al igual que ocurre con quienes la aman, la pelota seguirá rodando.
Me lo imagino en una cancha enorme, inimaginablemente ancha, rodeado de jugadores, apoyado en el tejido, marcando jugadas, haciendo fuerza por San Lorenzo y rogando a ese crucifijo que le completaba el pecho que la pelota no se detenga jamás.
Chau, Idolo. Hasta la fecha que viene.

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