En busca de… Asociación Chaqueña de Astronomía, protagonista

La Palabra 24 de octubre de 2020 Por Raúl Vigini
Un cielo tan cercano Reunidos como aficionados observadores del espacio, emprendieron en un proyecto que derivó en la creación de una entidad señera en los estudios de campo y preservación de áreas de suprema importancia para conocer los orígenes del universo. Conversamos con el empresario y docente Mario Ariel Vesconi, presidente de la entidad que integra desde 1986.
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archivo ACHA Topografía: Mario Vesconi en un trabajo de campo

LP - ¿Qué importancia le asignan a preservar esos sitios sin que sufran vandalismo o son ignorados por los gobiernos?

M.V. - Aunque Campo del Cielo es hoy en día muy conocido respecto de su conformación, dimensiones e importancia extraordinarias, en la práctica es muy pobre el esfuerzo por protegerlo desde los organismos estatales. En lo que a Chaco respecta, los esfuerzos solo están centrados en el llamado “Parque de los meteoritos Piguem Nonaxa”. Este es el sitio que contiene al Centro de Interpretación y donde están emplazados nuestros mayores descubrimientos. Tiene cien hectáreas en total y unas veinticinco de ellas parquizadas. Cuenta con presencia permanente de Guardaparques provinciales y un equipo de atención dependiente del Municipio de Gancedo. Solo el cráter del meteorito “El Chaco” se encuentra geográficamente en ese predio. Casi treinta cráteres más -incluyendo a los de Santiago del Estero-, se encuentran fuera de esa área protegida, igualmente toda la superficie de mayor dispersión de fragmentos pequeños que rodea a cuatro cráteres explosivos fuera del Parque. Para ser más claros, la lluvia de meteoritos de Campo del Cielo, afectó más de veinticinco mil hectáreas. Solo cien de ellas tienen un relativo control. Obviamente no es posible controlar semejante extensión con presencia permanente, pero sí podría haber, por ejemplo, algún tipo de control en caminos vecinales clave, monitoreo aéreo con cierta frecuencia para detectar cambios o excavaciones en las áreas de interés, etcétera. Y lo principal, un cambio profundo de la legislación sobre meteoritos. Estas son tan laxas tanto en Chaco como en Santiago del Estero, que los ilícitos que pudieron ser descubiertos, no pagaron penas ejemplares ante la justicia. Solo basta con ver la enorme cantidad de ofertas de meteoritos de Campo del Cielo en Internet para darse cuenta que el robo y tráfico de meteoritos argentinos no ha mermado en las últimas décadas. Lamentablemente, el resguardo y protección real de este Patrimonio único, sigue siendo una cuenta pendiente en las esferas gubernamentales.

LP - ¿Qué se conoce sobre la ubicación geográfica del Mesón de Fierro y su paisaje original?

M.V. - El meteorito “Mesón de Fierro” lleva más de doscientos años perdido en el área. Y sobre el paisaje original hay muy poco para decir ya que prácticamente se reduce a unos pocos cientos de hectáreas, cuando hace un siglo todo era monte y sabana nativos.

LP - ¿Cuáles son las actividades concretadas estos últimos años en Campo del Cielo?

M.V. - Si bien nuestro trabajo estuvo siempre muy centrado en el área de investigación, también participamos mucho en actividades de divulgación. Documentales, publicaciones técnicas y de interés general, audiovisuales, charlas y conferencias, creación de contenidos y asesoramientos relacionados a la temática por citar algunas. Desde hace tres años venimos realizando también el “Asteroid Day” en Campo del Cielo, con actividades lúdicas y educativas dirigidas al público más pequeño, en especial de escuelas rurales, con la idea central de crear conciencia desde temprano sobre la importancia del lugar.  

LP - ¿Cuál es el futuro deseado para el tema que los ocupa y los lugares de culto que lo involucran?

M.V. - Nuestro mayor deseo y al cual vemos un potencial enorme, es que Campo del Cielo llegue algún día a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Involucrar al Gobierno de Santiago del Estero en las actividades de investigación y puesta en valor de su sector es la llave para esto. Imaginamos y trabajamos en lograr que nuestras provincias hermanas desarrollen juntas esta zona tan importante del norte argentino. La zona conocida como Campo del Cielo, tiene más de cuatrocientos años de riquísima historia escrita y casi la totalidad de ella se originó desde Santiago del Estero. Desde allí, expediciones militares y civiles centenarias se lanzaron a desentrañar los misterios de los objetos metálicos que se encontraban a flor de tierra en aquellos parajes. Desde la perspectiva de los pueblos originarios, todo Campo del Cielo es un lugar de culto per se, y en relevancia estrictamente técnica, también lo es metafóricamente para la ciencia. Las tecnologías necesarias están disponibles, si se materializa el financiamiento necesario para la continuidad de las investigaciones de campo, podríamos estar observando en pocos años, unas cuatrocientas toneladas de meteoritos recuperados y con seguridad nuevos cráteres de impacto. Nada, ni siquiera parecido, existe en el mundo. El interés cultural, científico, histórico y turístico de esta región es indiscutible.

LP - ¿Por qué está nuestro país en un lugar destacado en importancia como reserva de estos objetos?

M.V. - The Meteoritical Society -https://meteoritical.org/- introdujo el registro “Strewn field” -campo de dispersión- en la base de datos del Boletín Meteorítico para la descripción de especímenes de meteoritos  miembros o componentes de un área de caída o campo de dispersión. Si bien se conocen unas cincuenta “áreas de dispersión” en nuestro planeta, Campo del Cielo destaca por ser el evento del cual más tonelaje de fragmentos de Sideritos se han recuperado hasta la fecha en todo el mundo. Otro aspecto destacado es que, por dimensiones, sus cráteres son del tipo “simple”, pero a su vez se dividen en “Embudos de Penetración” y “Cráteres Explosivos” cada uno con morfologías particulares. De los denominados “Embudos de Penetración” es posible recuperar el total de la masa formadora del cráter, otra característica única, que permite comprender al detalle los parámetros que dan lugar a la formación de estas estructuras geológicas. Sabemos que, en potencial, el meteorito más grande del mundo podría estar enterrado en algún lugar de esta enorme área de dispersión llamada Campo del Cielo.

LP - Una anécdota sucedida en el ámbito cuasi extraterrestre que frecuentan. 

M.V. - En tantos años frecuentando Campo del Cielo, contamos anécdotas literalmente por decenas, pero una en particular, grafica muy claramente que, en aquella calurosa geografía, podrías en cualquier lado, estar parado sobre un cuerpo venido del espacio. Hacia finales de agosto del dos mil ocho nos encontrábamos iniciando los estudios topográficos y magnéticos definitivos del Cráter N° 2 “Rubín de Celis”, uno de los más grandes de Campo del Cielo. Como parte de los preparativos, necesitábamos delimitar nuestra grilla de mediciones, un área sobre la cual se superpondrán los meteoritos localizados, sobre la topografía del cráter entre otros datos. En este proceso nos ayudaban aquella tarde dos o tres peones, colocando postes, cambiando cintas métricas o simplemente limpiando la vegetación para el paso de los instrumentos. En un momento dado, solicitamos a uno de estos peones colocar un jalón en un sitio elegido totalmente para referencia visual. Mientras él ejecutaba esta tarea, fuimos por unos infaltables mates. No pasaron quince minutos y escuchamos un grito a lo lejos... “Don Mario, ¡aquí abajo hay algo!” al instante nos imaginábamos qué era ese “algo”. Bajo aquella superficie, de suave y homogéneo loes que cubre toda la región, solo puede haber alguna vieja raíz de un árbol, algún trozo de “tosca” o algún meteorito. “Toqué algo con la pala...”, dijo el operario que había quedado duro junto al pequeño pozo. “¡Seguí cavando!” pedimos en coro el resto del grupo. Unos minutos más tarde, teníamos un nuevo meteorito, descubierto sin sofisticados detectores, solo con una pala. “¿Cómo te gustaría llamarlo?” preguntamos al joven descubridor, “como mi hija que nació ayer...” respondió con una sonrisa enorme. “Loreley”, el meteorito hallado solo con suerte, pesó seiscientos kilos y fue emplazado en el Parque Campo del Cielo para el disfrute de los visitantes. La costumbre, hace que a veces nos olvidemos que esos campos están literalmente regados con meteoritos. Aquella tarde, se nos refrescó la memoria y la sensación de sorpresa.

LP - ¿Cómo se sostiene la institución? 

M.V. - Creo que, como para la gran mayoría de las ong del país, el sostenimiento económico es la parte más difícil. Para lo cotidiano, los aportes personales y cuota societaria han sido hasta ahora suficientes para nosotros, pero a la hora de realizar campañas de campo o adquisición de instrumental, el aporte del Gobierno del Chaco fue y es fundamental. Gracias a ellos adquirimos en el exterior hace dos años, equipamiento tecnológico de punta para prospecciones geofísicas. De igual manera han financiado ya, dos campañas de campo, demostrando el interés y la importancia que le da nuestro estado provincial a la actividad que venimos desarrollando.

LP - ¿Qué planes tiene la ong para el futuro cercano?

M.V. - Nuestros planes a mediano y largo plazo están centrados prácticamente todos, en el plano técnico de los estudios de campo. Buscamos optimizar y minimizar los tiempos de prospección de grandes áreas con la incorporación de magnetometría aérea de baja altura. Esto nos va a permitir dar con grandes fragmentos que no han producido cráteres de impacto, como así también delimitar definitivamente el área de eyección total de los cráteres explosivos. Confiamos en esta tecnología para dar incluso, con el mítico y perdido “Mesón de Fierro”. Otro plan fundamental es la reanudación de los trabajos conjuntos con el Gobierno de Santiago del Estero. Hay mucho por descubrir allí y faltan algunos pasos que van a requerir legislación y acuerdos por parte de ellos, con los propietarios de los campos donde se encuentran los objetivos de estudio.

LP - Algo más que dese agregar.

M.V. - Me gustaría cerrar esta nota, invitando a conocer Campo del Cielo. La experiencia es única e inolvidable. Se ha trabajado mucho para que sea un fenómeno comprensible para todo tipo de visitante. Un muy bien dotado Centro de Interpretación y un Circuito de visitas al Campo de Cráteres con una naturaleza exuberante, no dejarán preguntas sin responder. Es la distancia más corta que cualquiera puede recorrer, para llegar al cielo.

por Raúl Vigini

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