Los clásicos Rolls-Royce ahora con cero emisiones: harán 30 unidades

Automotores 28 de agosto de 2020 Por REDACCION
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Lunaz es una empresa británica fundada en 2018 que ha encontrado un nicho de mercado que le puede dar muy buenos réditos: electrificar vehículos clásicos de lujo, lo que permitirá a sus dueños -sean propietarios privados o instituciones- seguir usándolos durante años al abrigo de cualquier restricción que se imponga por motivos medioambientales.
Su cartera de productos cuenta ya con dos transformaciones hechas sobre un Jaguar XK120 y un Bentley S2 Flying Spur y ahora da el salto al 'sancta santorum' de los automóviles de lujo: Rolls-Royce.

30 UNIDADES
Hasta 30 unidades, pero ni una más, producirá de dos de los modelos emblemáticos en la historia del fabricante británico, el Phantom V lanzado en 1959 y el Silver Cloud de 1955. Este último, en cualquiera de sus declinaciones: sedán de cuatro puertas, coupé de dos y descapotable. Serían los primeros Rolls-Royce de este tipo en el mundo y quienes estén interesados en adquirir uno deberán ponerse en contacto directamente con la fábrica, aparte de tener una economía más que desahogada.
El precio del primero de ellos costaría en España, incluyendo el IVA, unos 670.000 euros como mínimo ya que no se incluye el coste de la personalización que escoja cada cliente. En el segundo estaríamos hablando de 470.000 euros.

TRANSFORMACIÓN
DESDE CERO
Lunaz asegura que el nuevo proyecto y la demanda que ha detectado harán necesario duplicar la plantilla, para la que han reclutado a empleados procedentes de la flor y nata de la industria: Aston Martin, Ferrari, Ford, Jaguar, Volkswagen, McLaren, la Fórmula 1 y la propia Rolls-Royce.
Sus instalaciones están ubicadas en Silverstone. Allí, los operarios llevan a cabo una restauración que comienza desde cero. Todos los coches se devuelven a su estado original, se escanean en 3D, se pesan y se restauran por completo antes de que comience el proceso de conversión y reingeniería. Esto, además, brinda a cada cliente la posibilidad de personalizar el vehículo hasta donde sus gustos o su cartera lo permitan.
El tema del pesado no es cuestión menor, ya que es imprescindible de cara a optimizar la dinámica y el confort de marcha una vez se acoplen el nuevo tren motriz, las baterías y toda la electrónica que gobierna ambos. Se trata de una pila de 120 kWh, que admite tanto carga en un enchufe doméstico como en un poste rápido. Lunaz solo aporta un dato más: una autonomía estimada de hasta unos 480 kilómetros, distancia más que suficiente para ambos modelos, el Phantom pensado para ir con chofer, el Silver Cloud para conducirlo uno mismo.
Nada se dice acerca de la potencia, así que habrá que seguir al pie de la letra el lema que usaba en el pasado la casa de Crewe: "la suficiente". Y por supuesto, con un nivel de refinamiento y silencio de marcha, gracias a la propulsión eléctrica, incluso superiores a los que siempre han hecho gala los Rolls-Royce.

PASADO Y FUTURO
SE DAN LA MANO
En el caso del Phantom, la conversión se realizó a partir de una unidad del año 1961, con configuración de ocho asientos. Tres en la parte delantera, separada del resto por una mampara acristalada retráctil, tres en la banqueta trasera y dos transportines en los laterales.
Todo el interior (en cuero y madera fina) fue restaurado a conciencia, añadiendo elementos como las alfombrillas de alpaca, un material más raro que la cachemira, más suave que la lana de cordero y se considera altamente sustentable; o incrustaciones de oro rosa en los paneles de carpintería de las puertas, el tablero o las mesitas auxiliares posteriores que, cuando se abren, dejan al descubierto dos pantallas digitales donde los pasajeros pueden ver todo tipo de contenidos, incluso lanzados desde su teléfono móvil.
Porque se mantiene el diseño original (la instrumentación solo añade un medidor de potencia y otro de carga de la batería), pero trufado con las últimas comodidades tecnológicas. Por ejemplo, el conductor cuenta con un sistema de información y entretenimiento con navegación por satélite. Además, el audio se puede dividir entre la parte trasera y la delantera y la climatización es regulable a voluntad por cada pasajero.
Aunque siguen existiendo los típicos detalles para los más sibaritas, como el bar oculto en la zona posterior y que se puede pedir adaptado al tamaño y forma de nuestra bebida preferida. O los múltiples detalles en rosa (tomados del teléfono original de baquelita que llevaba el coche) y que se observan tanto en el habitáculo (en las manillas para facilitar la entrada y salida) como dividiendo la pintura bicolor (en dos tonos de gris) de la carrocería. (Fuente: El Mundo Motor).

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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