"El despertar de lo humano" ante el drama actual del coronavirus

Información General 07 de junio de 2020 Por REDACCION
La presentación del libro "El despertar de lo humano", de Julián Carrón, animó el encuentro virtual de la Diócesis de Rafaela y Amigos de toda Argentina con el obispo Luis Aberto Fernández y el dirigente Alejandro Bonet.
FOTO ARCHIVO MONSEÑOR FERNANDEZ. Participó de un tele encuentro para una charla en torno al libro "El despertar de lo humano".
FOTO ARCHIVO MONSEÑOR FERNANDEZ. Participó de un tele encuentro para una charla en torno al libro "El despertar de lo humano".
NOTA I 

“Mirar lo que está ocurriendo... En las vísceras de la realidad, y donde la Iglesia y el mundo puede aprender un nuevo modo de vivir, despertando nuestra humanidad”, ¿cómo nos puede ayudar el libro de Julián Carrón? La primera presentación de “El despertar de lo humano” se acaba de transmitir para toda la Argentina, desde la comunidad de Rafaela, en Santa Fe.
El encuentro tuvo lugar a través de la plataforma Zoom la tarde del 16 de mayo y se desarrolló bajo la modalidad de un diálogo abierto con el Obispo de la Diócesis de Rafaela, monseñor Luis Alberto Fernández, y el amigo Alejandro Bonet. Para compartir este momento, ambos conversaron sobre algunos párrafos del texto que permiten profundizar distintos ejes temáticos.
“Estamos en un tiempo vertiginoso, hemos experimentado un movimiento telúrico como un terremoto, una vibración existencial” comenzó Alejandro Bonet, para introducir al Obispo de Rafaela. Lo que sigue es parte del diálogo que mantuvieron con en torno a la situación actual...

Alejandro Bonet -Debido al contagio del coronavirus vivimos una situación sin precedentes… Monseñor, ¿cómo está viviendo este tiempo nuevo? Este tiempo que nos impacta y nos saca de la burbuja en la que habitualmente nos encerramos y nos distancia de la realidad…
Mons. Luis Fernández -En estas circunstancias difíciles, la reflexión de Julián Carrón, expresan muy bien la situación mundial y a cada uno de nosotros, que cuanto antes, nos las queremos sacar de encima… Creo que nos puede ayudar aquel pensamiento del Papa Francisco; “el tiempo es mayor que el espacio”. Porque si el espacio va a invadir, para dar una respuesta total, creo que nos viene bien recordar este principio. Cuando Francisco nos dice que el tiempo es mayor, nos hace pensar en trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda, con paciencia, a soportar situaciones difíciles y adversas, a los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite. Porque es verdad la realidad del límite, y el espacio que estamos viviendo, pero también es verdad que la prioridad la tiene el tiempo. Uno de los pecados que a veces se advierte en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder, en lugar de los tiempos y los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse, para tener todo resuelto en el presente, o tener poder, e intentar tomar posesión de todos los espacios. Es lo primero que veo en el pensar de Julián Carrón y de Francisco. Porque es verdad que en los últimos tiempos nos envolvíamos como en una burbuja donde todo parecía que ya estaba dado. Incluso nos había impactado ese cambio total que se estaba viviendo con la ciencia, la técnica y las redes sociales. Pero la verdad que, al lado de lo que estamos viendo, ha quedado muy pequeño. Esto es mucho más profundo, y no nos tiene que enloquecer este virus, que, en el espacio, quiere dar una respuesta última, a lo que creo que el tiempo es mucho mayor que el espacio. El tiempo es memoria presente, pero también es futuro…”.

Alejandro Bonet  - Un segundo punto del libro de Carrón dice que “la irrupción imprevista de la realidad…ha sido como un maremoto, una explosión volcánica que nos ha sorprendido inermes…” A mí me impresiona este párrafo, porque ante lo que sucede, Carrón trata de ayudarnos a entender qué es lo propiamente humano, o ¿cómo reacciona la razón y el corazón ante lo nuevo?
Mons. Luis Fernández -Me gusta mucho cuando Carrón habla de la razón y el corazón, porque lo que define al hombre en estos tiempos, va quedando más claro, que no son conceptos o raciocinios. Me parece fundamentalmente importante, lo bueno que es recuperar la realidad, porque – como lo explica Julián – a esta realidad la envolvíamos en una serie de comparaciones o interpretaciones. Pero, ¿dónde está la razón para ir al fondo de la realidad? El hombre no dialogaba con ella, y por momentos la realidad parecía dominada o por conceptualismos, o por una razón que se corría de su lugar que es dialogar, o asombrarse frente a la realidad. Y esto sí que nos puso en un peligro muy grande en estos últimos tiempos. Por eso, Julián Carrón nos hace poner la realidad en su lugar más justo, es lo primero que está delante de nosotros, si no, viviremos en algún tipo de burbuja, en un “da lo mismo” una cosa que otra. Aquí quiero citar al Papa Francisco cuando dice que la Iglesia propone un camino que exige una síntesis entre un uso responsable de las metodologías de las ciencias empíricas y otros saberes como la filosofía, la teología y la misma fe, esto también lo menciona Carrón. Por eso, la evangelización de estos tiempos, tiene que estar atenta a los avances científicos para iluminarlos con la fe, y el orden natural, dice el Papa, procurar que siempre respeten la centralidad y el valor supremo de la persona en todas sus fases. En esto, la Iglesia se alegra del enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana. Lo importante es que estos avances no entren en conflicto la realidad y la razón, sobre todo, porque la realidad ayuda a la inteligencia y a la razón para no dejar de asombrarse; para descubrir, y también progresar en las culturas, y las ciencias.

Alejandro Bonet  -Vemos la consecuencia de usar la razón y el corazón de una manera más profunda. Entonces aparece para nosotros, esa fragilidad estructural; y ese estar formado por un deseo de infinito que se ve provocado por esta nueva situación. Por eso, nos preguntábamos ¿Qué es lo que se revela a la razón, en la situación actual? De hecho, la percepción misma de nuestra fragilidad lleva como condición la grandeza de lo humano… Hemos encontrado otro eje, ¿no monseñor?
Mons. Luis Fernández -Desde nuestro ser creyentes, si miramos a Jesucristo, con sus fragilidades, Él nos mostró lo más grande de su entrega. Pero, aquí también es bueno estar unidos en este pensar de Julián Carrón y del Papa Francisco. Me impactó en estos días, cuando estábamos celebrando la Pascua, lo grandioso y central que fue ver esas imágenes suyas en soledad, en esa plaza San Pedro que, a lo largo de la historia, albergó siempre tantas multitudes. Ver ahí a un hombre solo, queriendo decir, no solo a la humanidad, sino a Dios; pero ¿qué está pasando? Aquí me gustaría recordar como Francisco se relaciona con Julián Carrón, cuando habla de fragilidad. El dio dos bendiciones Urbi et orbi en este tiempo, pero en una de ellas decía: la tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras, agendas, proyectos, rutinas y prioridades… Nos muestra cómo hemos continuado imperturbables pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo… y mientras estamos entre mares agitados, te suplicamos: ¡Despierta señor!

Alejandro Bonet -El cuarto paso que usted señalaba recién es la experiencia del miedo… Y Carrón también toca el punto neurálgico frente a lo que emergió con esta situación nueva, dice: “Cuando la realidad brota con todo su misterio, suscita miedo. Un miedo que advertimos siempre, y que, sin embargo, explota cuando nuestra realidad pone al desnudo nuestra impotencia esencial”.
Mons. Luis Fernández -El temor o el miedo paraliza; puede llevar realmente a aislarnos, o a veces, a echar culpas. El miedo es algo que está en la realidad, y esta realidad nos hace ver que puede haber una salida para enfrentarla como un desafío. Entonces es ahí donde la razón y la realidad, y por ese tiempo que es más que el espacio, uno puede dar lugar a los procesos. Como va diciendo Julián, darle salida para poder convertirlo en un desafío. El Papa también pone ejemplos del miedo: “algunas semanas parece que todo se ha oscurecido, densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles, ciudades, se fueron adueñando de nuestras vidas, llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso. Se palpa en el aire, lo dicen los gestos, las miradas, nos encontramos asustados y perdidos al igual que los discípulos del Evangelio. Pero ahí se vuelve a escuchar esa palabra de Jesús, no tengan miedo…










REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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