El recurso tecnológico en el aula virtual*

La Palabra 30 de mayo de 2020 Por None
por Carolina Ovejero - etnomusicóloga, música y docente (Buenos Aires)
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archivo Carolina Ovejero Símbolos: Guitarra del maestro Rodolfo Ovejero, ukelele Magma de Medina Artigas, flauta travesera, dos sikus o flautas de pan, una quena, un pinkullo y un kazoo artesanal (mirlitón)

El comienzo del ciclo lectivo

Las clases que son presenciales, en los conservatorios en general comienzan a fines de marzo, por lo que esta situación pandémica, nos encontró en la línea de largada con un nuevo panorama: “el reintegro al ciclo lectivo bajo la modalidad virtual”. Tuvimos entonces que comenzar a adaptar una planificación pensada para lo presencial a una nueva modalidad de aulas virtuales, ponernos en contacto con los alumnos y a partir de allí utilizar las herramientas que ya conocíamos para más tarde ir unificando métodos y criterios. Desde la Dirección General de Arte nos han propuesto como oficial una plataforma para el trabajo remoto, en lo que respecta al CSMMF, pero aún no se ha puesto en marcha, por lo que desde la coordinación de la carrera de Etnomusicología de dicho Conservatorio al igual que en el Conservatorio de Música Alberto Ginastera de Morón nos han dado la libertad de utilizar las herramientas que creamos convenientes para esta etapa inicial.

Pensar la situación inicial

Hay muchas cuestiones para analizar, rever, considerar, tanto desde nuestro lugar como docentes, teniendo en cuenta el entorno de los alumnos y alumnas, pero primero desde nuestro lugar como ser humano frente a esta situación tan inesperada, impredecible, por lo que luego de enfrentar nuestras situaciones personales nos queda preguntarnos cómo vamos a poder sobrellevar una actividad pedagógica con todo lo novedoso que esto implica, las responsabilidades de cada uno en su contexto, los miedos, las angustias, las personas a cargo, las posibilidades, lo económico, miles de etcéteras. Deseo rescatar gestos positivos; la predisposición, la solidaridad, la empatía y la comunicación constante de los colegas, coordinadores, directivos/as, jefa de Area, equipo de conducción, compañeros/as. Hubo videoconferencias, charlas vía correo electrónico y telefónicas. Cada uno aportó ideas, comentaron sus experiencias con las tecnologías virtuales, dieron sus opiniones respecto a los diversos métodos posibles y a los recaudos en el uso de ciertas herramientas para a encarar este nuevo y complejo terreno. Pero ante todo quiero resaltar la mirada, que estuvo puesta en flexibilizar las clases, en ser flexibles para poder entender y atender las dificultades del “otro” y su propio contexto de aislamiento.

Reformulación del plan de trabajo

Más allá de la obviedad de la situación contextual que todos estamos viviendo hay otras complicaciones que se suman a jugar en contra, por ejemplo la ralentización en la conectividad de internet, o directamente la nula conexión, que a pesar de contar con un día de suerte jamás reemplaza el contacto entre personas. Además, y no menor, se debería haber considerado si estos espacios áulicos eran factibles de llevar a cabo bajo un improvisado espacio virtual y evaluar si profesores y alumnos/as tenías los dispositivos electrónicos adecuados para poner en marcha este formato, respecto a esto último, hubo a fines de abril un ofrecimiento, para aquellos estudiantes que tuvieron inconvenientes respecto a estos temas, de comunicarse telefónicamente al Ministerio de Educación. La premisa es sostener la continuidad pedagógica, entonces no solo debemos tener en cuenta la posibilidad de recursos sino, además, el proceso de lecturas, de comprensión y de asimilación de los contenidos en este marco, por lo que se hace necesario consensuar con las/los estudiantes los tiempos antes que la obligatoriedad de ir corriendo detrás del cumplimiento de un programa, que a su vez reformulamos. Ya veremos en el día a día como seguimos implementando estas “flexibilizaciones”.

La primera clase en cuarentena y la comunicación con el alumnado

Con respecto a las materias que dicto, no puedo quejarme, éstas comenzaron en el tiempo previsto y al tratarse de materias teóricas (en principio) no representaron dificultad alguna para adaptarse al sistema “de emergencia”. Tuve la posibilidad de realizar cursadas virtuales en otras instituciones públicas como alumna, por lo que adecuarme a la situación no significó algo novedoso o imposible desde mi experiencia, pero debo admitir que un poco de nerviosismo siempre estuvo presente ya que ahora el rol cambiaba además de tener que pensar en cómo llegar a los alumnos/as a través de un sistema de lecturas dirigidas. La recepción por parte de ellos/as fue genial, a pesar de que algunos no pudieron sumarse el primer día, mostraron buena predisposición por la situación en general y aportaron herramientas tecnológicas que yo desconocía. El primer encuentro constó de una presentación de cada uno respecto a su trayectoria académica y situación particular frente a estas nuevas rutinas, las videoconferencias se tornaron bastante dinámicas y hubo tiempo para que todos nos escuchemos. En lo que a mí respecta comenté mi situación personal y realicé la presentación del programa, de la materia y de algunos textos iniciáticos.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Carolina Ovejero

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