El fútbol, esa industria sin chimeneas

Deportes 06 de abril de 2020 Por Néstor Clivati
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FOTO ARCHIVO NORBERTO MADURGA. / "Hoy el fútbol es otra cosa, mas comercial, el jugador de estos tiempos se vincula desde un lugar menos comprometido”.
FOTO ARCHIVO NORBERTO MADURGA. / "Hoy el fútbol es otra cosa, mas comercial, el jugador de estos tiempos se vincula desde un lugar menos comprometido”.

Todavía no se conocen protagonistas alternativos a los humanos, para darle vida a uno de los deportes mas populares en el planeta; ni robots, ni simuladores (muy a pesar de la play), ni gafas para realidades virtuales, solo los jugadores de carne y hueso son los únicos irremplazables, aun en tiempos de logros que superan la simple comprensión.
Para los tiempos que corren, podría ser considerado ese hecho artesanal, como una gran desventaja. El mundo atraviesa momentos tenebrosos, donde se mesclan distintas sensaciones, con difíciles discernimientos, entre los cuales está, por ejemplo, la socialización, todo un comportamiento indispensable para los espectáculos masivos.
Este acontecimiento de época que estamos transitando, nos está llamando al aislamiento, al refugio individual, ha encontrar garantías en nuestro seno familiar, alejado de todos los hábitos y tentaciones, en los cuales hemos sido criados.
Una de esas actividades es el fútbol, que justamente, por su esencia y características lúdicas, levanta como una de sus banderas más cautivantes, la pasión colectiva, en consecuencia, no hay futbol sin hinchas, sin banderas, sin ingenio popular, sin morbo y sin drama.

Todas esas aristas, tampoco son reemplazables.

Esta Pandemia que se ha propagado y que se mete en cada rincón como el agua, además de todas las fatalidades de las que estamos dando cuenta por estos días, ha llegado para interpelarnos a todos.

¿Hay alguna duda sobre esto?

No me refiero a su costado positivo, nada que sesga la vida del hombre, lo tiene, sin embargo y como un efecto no deseado, se nos presenta desafiante en ese aspecto, con una transversalidad que la humanidad desconocía.
Hablando por estos días con Norberto Madurga en Radio El Espectador, una de las glorias Xeneizes de décadas pasadas, reafirmé ciertas nuevas convicciones, que me han crecido como observador de esta disciplina, referidas a los valores, que hoy impulsan a estas generaciones a estar ligadas a su mundo.

Decía el Muñeco: “hoy el futbol es otra cosa, mas comercial, el jugador de estos tiempos se vincula desde un lugar menos comprometido”, esta sabia definición, termino de acomodarme esa línea de pensamiento, porque, aunque se trate de una mirada influida por factores diversos y personales, no dejaba de tener la profundidad de las cosas dichas, desde la autoridad y el cariño hacia el juego y sus colores.

Un sentimiento en estado puro y sin contaminantes.

Esta crisis sanitaria que paraliza al planeta, por un lado, lo estimula para atreverse a ejercitar su sentido crítico, por el otro; nada sencillo, por cierto, pero nada inalcanzable si se lo toma como un reto al confort y sus certezas.

Ambos aspectos intervienen como beneficios en un deporte que hace mucho tiempo ha dejado de ser austero y solidario, por lo menos en los estamentos mas encumbrados de la competición.

En las últimas horas Gianni Infantino, en su condición de “Gerente” de esta mega empresa sin chimeneas, se atrevió a hincarle el diente al costado más frívolo e impudoroso, al vaticinar, que después de esta emergencia, brotaran nuevos y más saludables comportamientos en el mundo de este deporte.

“Ya volverá el momento de pensar en el fútbol y cuando llegue celebraremos juntos el fin de una pesadilla. El fútbol después del coronavirus será completamente distinto, más social y solidario, vinculado con las realidades territoriales, pero al mismo tiempo más global, menos arrogante y más acogedor"

Algo así, como volver a las raíces, que no significa el regreso a un deporte jugado con reglas elementales y un balón con tientos de cuero y aislado de la tecnología; es más profundo, acaso filosófico.
La palabra “arrogancia” tiene una peculiar calado y no parece describir una virtud en los comportamientos humanos, es pariente cercana de la soberbia y se siente en la misma mesa que la ostentación y el despilfarro.
Esto seguramente, no describe a todos, pero sí, a quienes se presentan como pseudos modelos y sus afines virales, despegándose del resto, al extremo de castas.
Dice le presidente de FIFA, que él futbol ya no será igual, y está claro que no se refiere al juego, sino a sus circunstancias y en este punto, mucho quedará por refundar en unos y otros. Sus imprescindibles protagonistas y sus incondicionales seguidores.
En estos tiempos de estadios cerrados y clubes en banca rota por el inesperado aislamiento social, que ha clausurado todos los torneos en el mundo, ese debilitado factor económico, ahora oficia de disparador para tomar de nuevo la baraja.
Un desafío cuyas dimensiones, no resulta sencillo pronosticar, como resultado, sin embargo, la aspiración de todos, es que deje ser una abstracción para recuperar un estado más humano.
Es legítimo que pensemos asi, verdad?

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