El espacio interestelar ¿vacío?

Sociales 04 de abril de 2020 Por Antonio Fassi
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Años ha, leyenda hoy lo que en su momento fue presente palpable; mediados finales de la década del 70, y gracias a la predisposición de don Vicente Dómina, frecuenté la compañía de un ilustre señor, en aquel tiempo a cargo del Observatorio del Colegio Nacional de Rafaela: Eduardo Przybyl.
Su trabajo de observador 8 especialmente sobre ocultaciones de estrellas) era utilizado por el Observatorio de Greenwich la NASA. Por tal motivo, hasta altas horas de la noche su tarea tras el telescopio, rastreando y escudriñando el cielo nocturno, le permitía cierta libertad de conversación, cosa que compartíamos desde la cúpula donde la instalación del telescopio.
Hombre de altos conocimientos, cultivada erudición, norma de convivencias claras y precisas, aplicables a cualquier sentido de la vida (del más acá y del más allá), explayaba sus ideas y percepciones en forma tal  que abarcaba el infinito Universo. y una pregunta ineludible rondaba una alternativa de búsqueda sobre; ¿Qué existencialismo existe de ese aparente vació del Espacio? ¿Nada?.
Las hipótesis  que nos planteábamos ( pasaron 40 años) no nos conformaban, pues todo parecía una quimera, pero que hoy ya no lo es. Astrónomos, físicos, matemáticos en permanente estudio del Cosmos que nos rodea por todas partes, van encontrando manifestaciones de vida y movimientos ultraestelares perfectamente sincronizados que nos sorprende por el orden y la precisión con que se mueve el Universo, lo que nos da la pauta de que la Creación no se maneja  arbitrariamente, sino que todo está bajo control dentro una relación subordinada a vaya saber qué ley preestablecida que nosotros, con todo lo que se puede encontrar a través del centelleo de millones de cuerpos celestes que conforman nuestro Universo conocido, aun no estamos en condiciones de afirmar que, lo confirmado y asegurado por la ciencia de hoy en día, nos acerque medianamente a la verdad absoluta.
Y a través de aquellas reminiscencia surgió el título de esta reflexión que hoy nos coloca frente el lector. La ciencia comprobó que, si tomáramos un vehículo que transportara nuestro cuerpo físico a la velocidad de la luz ( cercana a los 300.000 kms por segundo), a través de ese espacio que divisamos cuando miramos para arriba; en un segundo estaríamos en la Luna; en 6 minutos llegaríamos al Sol; 15 minutos después abandonaríamos el Sistema Solar; y de allí en más, para encontrar a Alfa y Beta de la Constelación de Centauro( que son las estrellas más cercanas al Sistema Solar) demoraríamos 4 años luz.
¿Y este vacío?, que es el comienzo más cercano a toda esa inentendible extensión sideral que nos muestra miles y miles de galaxias  con millones y millones de estrellas extendidas por los cielos( se captaron señales de  galaxias que distan 30.000 años luz de distancia ) ¿Quién los culpa?
Sabemos, y lo afirmamos a simple vista cuando miramos para arriba en noches oscuras de límpido cielo y observamos las miríadas lucecitas de astros planetarios que por supuesto existen. Pero aquellas reflexiones nos llevaban a un punto más allá donde encontrábamos energía plasmática por doquier en incesante movimiento.
¿Y nuestros pensamientos? ¿Tienen vida propia?¡vaya si la tienen!  ¿no estarán rondando por ahí,  y los cazamos al vuelo para formarnos en lo que somos?, buenos, regulares o malos, pues, en nosotros está la elección. Y esto bien puede ser observado en el diario vivir de cada uno.
Cuantos humanos futbolistas hacen un gol, logran algún mérito, agradecen una petición pedida y lograda, o simplemente dan lugar a la bronca y la ira desenfrenada cuando algún pedido no del todo favorable, miramos para arriba e invocamos alguien que no vemos pero imaginamos, clara señal que nos demuestra que algo existe más allá de nuestros ojos y oídos, y que por más que lo queremos rehuir, en nuestra clara y desenfrenada actitud, ¡lo reafirmamos!
Entonces algo existe en ese aparente vació. Tal vez debemos prestarle más atención y tratar de elegir entre ese revoltijo y turbulento mundo de energía plasmática que nos rodea, buenas ondas y formar nuestro pensamiento eligiendo lo que todos conocemos pero que a veces apartamos  y tratar de elegir mejor lo de "arriba", que al fin y al cabo es lo que tranquilizará nuestra conciencia y nos permitirá vivir mejor entre humanos. Caso contrario, tenemos presente una clara prueba que no somos los amos del Planeta, somos inquilinos que debemos cumplir con las leyes que nos establecen, tal vez, desde lo que consideramos vacíos infinitos. Caso contrario: pagaremos las consecuencias a nuestros desatinos humanos.

Nota del autor:
Eduardo Przybyl voló a las estrellas el 14/04/16, a la 1:30 hs. en la madrugada. Gracias Eduardo.

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