Novela de Edgardo Peretti

Sociales 03 de abril de 2020 Por REDACCION
ESTACIÓN ROMILDA
TAPA// Presentación del último trabajo de Peretti.
TAPA// Presentación del último trabajo de Peretti.
Por Liana Friedrich


 “En cada persona hay una multitud de almas y fragmentos de corazón y odio. Las raras mezclas terminan conformando al ser que llamamos humano, aunque sólo por una cuestión de semántica.” (Palabras iniciales del autor).
Como la “Guía de Lectura” que propone el escritor, en las últimas páginas del volumen, también es una ficción (salvo las aclaraciones acerca de las fotografías de quienes ilustran la tapa), sería factible arriesgar alguna hipótesis (que sólo nos podría confirmar el mismo Peretti, aunque él mismo confiesa que su “verdadero nombre se evita-u oculta- para evitar que la sangre se haga llaga”…): ¿acaso ser referiría a la “Estación Aurelia”? Ahora expondremos algunos datos que podrían confirmar esta suposición: Aurelia es una localidad cercana a Susana, en ella operaba otrora el FCGBM (Ferrocarril Gral. Bartolomé Mitre), su topónimo corresponde efectivamente a una mujer (esposa de uno de los dueños de estas tierras, a saber: Carlos Saguier, quien junto a Egusquiza y Quintana completa la trilogía de quienes acompañaron a Guillermo Lehmann en la gesta colonizadora, ya que era costumbre de la época dar a los pueblos los nombres de las esposas o hijas de colonizadores.), y ostenta, entre sus principales instituciones, un Club: el Sportivo Aureliense, que representa a la localidad en los torneos regionales de fútbol.​
No obstante, el autor les confiesa a sus lectores que “Todo pasó en un puñado de días el pueblo ferroviario de Romilda, ese que algunos aseguran que no existe, pero si el lector le pone un poco de atención advertirá, sin demasiado esfuerzo, que puede ser el suyo".
Al transitar una primera lectura, podríamos aseverar que “Estación Romilda” es una novela de corte costumbrista, porque muestra cómo vivía una determinada sociedad en una determinada época. Pero los personajes que retrata, así como la pintura de espacio y tiempo generan en el lector la sensación de estar inmerso en una realidad que puede corresponder a cualquier comunidad, con sus valores y defectos, con sus usos y costumbres («Pinta tu aldea y pintarás el mundo», escribió Tolstoi), es decir, que existen personajes y situaciones que podrían resultar abiertamente reconocibles, por lo cual, nos hallaríamos ante una narración de denuncia o de compromiso social, donde campea el sarcasmo y la ironía. Porque también, Edgardo Peretti –como lo observamos en otras de sus producciones- suele describir las escenas con humor y sarcasmo, con la finalidad de elaborar una crítica encubierta (o no tanto) a los vicios y costumbres de la sociedad en general. Por otra parte, también intenta mostrar ciertas tradiciones (y personajes) olvidados: algunos a los que retrató en otras de sus novelas, y aquí los reencontramos (como por ejemplo el “Bayo Pellegrini”, cuyo destino final se desconoce…o tal vez en otra novela lo lleguemos a conocer) .
Pero también aparecen rasgos propios de la novela policial, por la serie de asesinatos que se desarrollan en el pueblo, cuyas circunstancias aportan una intriga mayor a la trama: un condimento que resulta muy válido para atrapar al lector.
En comparación con la narrativa europea, la influencia del ambiente pueblerino y de sus personajes tan peculiares (con sus mañas, chismes y ruindades), muestra una gran diferencia temática. Por eso, debido a la preocupación social de los escritores, el cuento y la novela se independizan del modelo extranjero, y adquieren la facultad de revelar al mundo, un estilo propio, nuevo y original.
En cuanto a la técnica narratológica, podemos decir que en “Estación Romilda”, el hilo de los acontecimientos responde al canon de la novela tradicional, porque el relato es lineal, sin saltos en el tiempo y con participación de un narrador omnisciente, sin irrupción de otras voces narradoras. Pero es de destacar la habilidad que ostenta E. Peretti en el manejo del discurso directo: diálogos plenos de pictoresquismo, en un lenguaje cuyo sociolecto se corresponde con los rasgos de la situación sociocultural del ambiente social y cultural en el que se desenvuelven los hablantes.
También podríamos afirmar que se trata de un tipo de novela “espacial”, dado que el mundo que presenta focaliza una región fácilmente reconocible, y el tiempo (demarcado por el mismo autor en el año 1965, dentro de las aclaraciones que añade al final, a manera de anexo), se ubica dentro de la época de la novela actual y de la novela social por su presentación de los grupos de individuos que interactúan en la trama narrativa.
Sin embargo, en esta obra de ficción, E. P. agrega un ingrediente inesperado, en lo que respecta a técnica literaria: la mayoría de los capítulos culmina con un estribillo lírico (indicado gráficamente en cursiva) a modo de epígrafe. Entonces, el lector podrá relacionar temáticamente cada “micropoema”, con el discurso del texto narrativo previo, o bien “hilvanar” todos los versos, para “armar” a través de la lectura completa de las rúbricas, una magnífica composición poética (tipo genérico con el que el autor esta vez nos sorprende). Por lo tanto, esta novela resulta “inencasillable”, no sólo dentro del corpus literario de Edgardo Peretti, sino del canon novelístico en general.


REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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