La crítica social del Papa

Editorial 25 de febrero de 2020 Por REDACCION
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En un mundo caótico sacudido por la inestabilidad eterna de Medio Oriente, la acción de los carteles de la droga en América, el cambio climático que se manifiesta con fenómenos cada vez más violentos que dejan un alto costo en vidas humanas y en daños materiales, a lo que se suma el temor por la peste del coronavirus y las crisis económicas y sociales que derivan en el alzamiento popular a la chilena o la francesa a través de los chalecos amarillos, el Papa Francisco pronunció un discurso crítico contra políticos neopopulistas que guardan similitudes con aquellos de la década de 1930. Sin mencionarlos, aludía entre otros al alemán Hitler o al italiano Mussolini que a partir de sus acciones trajeron el infierno a la tierra durante largos y oscuros años. 
Al reunirse con 58 obispos del Mediterráneo en la ciudad italiana de Bari, Francisco manifestó que siente "miedo" al escuchar "los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo" porque le recuerda a los mensajes que sembraban el odio en la década de 1930. Sobre el encuentro, Francisco recordó que "el área del Mediterráneo está amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como en varios Estados del norte de África, y también entre diferentes grupos étnicos o grupos religiosos y confesionales". Y consignó que tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis.
Con tono crítico, el Papa consideró que la justicia se ve obstaculizada, además, por la cultura del descarte, que trata a las personas como si fueran cosas, y que genera y aumenta las desigualdades; así que, de modo escandaloso, en las costas del mismo mar (Mediterráneo) viven sociedades de la abundancia y otras en las que muchos luchan por la supervivencia. Al contrastar los extremos de la civilización actual, el Santo Padre se preguntó: ¿Para qué sirve una sociedad que siempre logra nuevos resultados tecnológicos, pero que se vuelve menos solidaria con quien pasa necesidad?. En este sentido, lamentó que la comunidad internacional se haya quedado en intervenciones militares en lugar de construir instituciones que garanticen la igualdad de oportunidades y lugares donde los ciudadanos tengan la posibilidad de asumir el bien común.
En la misma línea, el Santo Padre remarcó que la guerra destina "los recursos a la compra de armas y la fuerza militar,
desviándolos de las funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación". Añadió que "en otras palabras, es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar
personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas". En ese sentido, el Papa llamó a no aceptar que "que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias". 
Un día después, en su mensaje para la Cuaresma que comienza este miércoles, Francisco sumó a la cuestión política su visión de la economía en tiempos donde pocas personas acumulan una gran porción de la riqueza mientras millones de pobres se levantan cada día sin la certeza de que podrán alimentarse y acceder a los derechos básicos. En el documento de preparación para la Pascua, el Sumo Pontífice llamó a construir "una economía más justa e inclusiva que la actual" a la vez que criticó la "sed de ganancias" y pidió más solidaridad.
En su mensaje, escrito el 7 de octubre de 2019 y divulgado este lunes por el Vaticano, Bergoglio alertó también ante las víctimas "de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría".
En el escrito, el pontífice reitera la importancia de "recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo". Francisco planteó que compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo.
En este contexto, el Papa convocó en Asís para la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Así, hizo referencia al encuentro del que participarán unos 2000 jóvenes de más de 100 países en la ciudad del centro italiano.










REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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