Editorial

La Palabra 22 de febrero de 2020 Por Raúl Vigini
Apalabrado

“Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados…” así comienza Pablo Neruda para referirse a nuestro idioma español. El mismo que nuestro entrevistado analiza a diario y desmenuza paso a paso para encontrar similitudes y diferencias, errores y aciertos, entendidos, sobreentendidos y malos entendidos. Siempre con el objetivo preciso de informar, esclarecer, respaldar. Y continúa el poeta chileno: “Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció”. Porque el vínculo oral y escrito de nuestra sociedad es el idioma español, que nos permite comunicarnos con los mismos códigos y recursos, a la vez que nos incorporara a la vida cotidiana en los distintos ámbitos en los que nos desempeñamos. “Pero a los bárbaros se les caían de las barbas, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.” termina diciendo Neruda.

Raúl Alberto Vigini

[email protected]

Boletín de noticias