Sobre la política fiscal

Editorial 18 de noviembre de 2019 Por REDACCION
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En la Argentina una de las quejas reiteradas apunta a la elevada presión fiscal por parte del Estado, en todos sus niveles, sobre la sociedad pero en especial sobre los sectores productivos, lo cual limita la capacidad de ahorro y de inversión a la vez que asfixia cualquier intento para avanzar hacia un modelo de crecimiento sólido. El debate en torno a la política impositiva, por tanto, es central en muchos países incluso la Argentina donde el déficit del sector público impulsa a los gobernantes a trasladar el problema hacia los privados con subas tributarias. 
En tiempos de transición, de crisis económica, de deuda pública difícil de pagar y de una aparente necesidad de incrementar el gasto social, la tentación de confiscar la renta de los sectores productivos superavitarios es una tentación de manual. Es lo que se avizora para nuestro país más aún luego de las declaraciones del Presidente electo durante el fin de semana. 
En este contexto, el Banco Mundial publicó un documento bajo el título "Cuatro maneras en que las economías de ingreso bajo pueden aumentar los ingresos fiscales sin afectar el crecimiento", elaborado por el Global Director, Macroeconomics, Trade & Investment de la entidad, Marcello Estevão, en el que aborda herramienta de política fiscal.
El reporte sostiene que para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se necesita un aumento masivo de las inversiones en la próxima década, una cifra anual que equivaldría al 8,2 % del PIB nacional en algunos países en desarrollo. Eso es una tarea difícil incluso para los países más ricos mientras que en el caso de los países de ingreso bajo podría ser una carga agobiante. La mitad de los países más pobres que pueden recibir asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial están expuestos a un alto riesgo de sobreendeudamiento o ya están sobreendeudados. 
En la actualidad, más de un tercio de los países de la AIF -y el 70 % de los países frágiles y afectados por conflictos- recaudan impuestos que equivalen a menos del 15 % del PIB nacional. Eso es apenas suficiente para que los Gobiernos lleven a cabo las funciones públicas más básicas. Subir únicamente las tasas impositivas sería contraproducente, ya que podría agravar la pobreza y desacelerar el crecimiento. Por tanto, se necesita un enfoque más inteligente para impulsar la recaudación de impuestos de forma sostenible.
En su informe, el Banco Mundial presenta cuatro maneras de hacerlo. La primera es generar confianza y proporcionar pruebas. Es decir, para que la tributación funcione, los ciudadanos deben confiar en sus Gobiernos. Necesitan pruebas de que sus recursos ganados con esfuerzo se usan de manera apropiada, y que a largo plazo se beneficiarán de los proyectos realizados con fondos de los contribuyentes. Para esto se requiere transparencia con respecto al gasto público. Los Gobiernos pueden comenzar implementando y publicando una estrategia de ingresos a mediano plazo para que todos los ciudadanos se informen acerca de cómo se utilizan los impuestos que ellos pagan.
El segundo punto es mantener la simpleza. Los sistemas tributarios complejos promueven una cultura de evasión y pueden generar oportunidades para la corrupción. El ejemplo de América Latina es contundente: la empresa promedio debe ocupar 547 horas al año para realizar 22 pagos de impuestos por separado. No es sorprendente que los países de América Latina y el Caribe perdieran USD 340 000 millones en 2015 debido a la evasión tributaria. Un informe de 2014 del Grupo Banco Mundial reveló que una reducción del 10% tanto en el número de pagos como en el tiempo para cumplir con los requisitos tributarios puede disminuir la corrupción en materia tributaria en un 9,64 %.
Un código más simple puede incentivar a más empresas pequeñas a ingresar al sector formal que paga impuestos. También crea un entorno más previsible para los inversionistas internacionales, atrayendo inversiones e ingresos tributarios. Como dato a destacar, señala que en los últimos 13 años, 57 economías agruparon o eliminaron ciertos impuestos.
El tercer postulado es digitalizar. Porque cuanto más simple es un sistema tributario, tanto más fácil es permitir el pago electrónico de impuestos. Más países están avanzando en esta dirección, aunque las mejoras son dispares. En Costa de Marfil, por ejemplo, el tiempo para preparar y declarar impuestos se redujo de 270 horas a 205 horas en 2017, después de la introducción de un sistema de presentación de declaraciones en línea para las empresas. Para que la digitalización funcione en todos los ámbitos, muchos países tendrán que superar obstáculos en materia de infraestructura básica de tecnologías de la información.
Encontrar nuevas fuentes de ingresos es el cuarto punto que sugiere el Banco Mundial para mejorar la recaudación tributaria de manera sostenible. Los impuestos a la propiedad, al consumo y al carbono son fuentes importantes de posibles ingresos en los países de ingreso bajo, porque se aplican principalmente a los hogares más ricos. También pueden desalentar comportamientos no deseados, como conducir automóviles en zonas ya congestionadas, fumar o consumir alimentos poco saludables.











REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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