Un nuevo Presidente

Notas de Opinión 14 de noviembre de 2019 Por Juan Carlos Fessia
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El nuevo presidente electo, Dr. Alberto Fernández, representante político del Frente de Todos, ha comenzado a diversificar sus contactos con los países de América y el resto del mundo, para su nueva política exterior. Portugal, España, Uruguay, Perú, Bolivia y hoy México, son sus primeras visitas protocolares. Argentina, tiene un arrastre del gobierno del presidente Mauricio Macri, que afecta profundamente la economía y la sociabilidad de casi el 60 % de la población. 
En la política y en la democracia, suele suceder que el voto de los ciudadanos se motoriza, por la militancia, por convencimiento, por conveniencias, por protección, por odios y rencores. La pregunta es: ¿Quiénes votaron a Mauricio Macri o a Alberto Fernández, lo hicieron por convicción o porque no gane el otro?
Este concepto, encierra una realidad que a futuro, ha de tener sus consecuencias. 3000 empresas textiles tuvieron que cerrar sus puertas, dejando toda una secuela de desempleos y crisis social, por solo comentar un rubro, entre tantos otros. 
El nuevo presidente deberá tratar de negociar acuerdos para volver a encender la economía, regular la ley de alquileres, la ley de góndolas, la ley de hidrocarburos, la formación de un concejo económico y social, la regularización de la seguridad interna y los servicios de inteligencia, entre tantos otros casos.
Todos los acuerdos posibles deberán tener como premisa el control de la inflación, que este año llegará al 58 %, la más alta en América y en el mundo, después de Venezuela y la recuperación de la altísima desocupación que se ha generado, superando los dos dígitos, en miles de desempleos públicos y privados.
Votar es una decisión legítima de cada ciudadano, pero esto implica una responsabilidad cívica, para luego evaluar a futuro, el resultado de tales acciones dentro de un contexto general, para que la democracia crezca y se mantenga activa para el beneficio de todos. Esto no es un River, Boca. 
Los intereses económicos de los sectores dominantes y corporativos, pueden crear una ilusión, una fantasía para las clases medias de cualquier país. Hoy el ejemplo más claro es Chile, otrora faro del crecimiento y modelo de América a imitar, transformado en un castillo de naipes, que la necesidad desmanteló todos los esquemas dejando de ser un espejo, para transformarse en una realidad con múltiples efectos colaterales. 
Más de un millón de personas salieron a las calles a manifestar sus angustias, sus dolores y sus desesperanzas, entre ellas gran parte de una clase media que se olvidaba del otro y se dieron cuenta que la realidad, también les llegó a ellos.
Hoy le piden la renuncia al presidente, más de veinte muertos, miles de heridos y detenidos. Y las movilizaciones siguen. 
En Bolivia estalló una crisis enorme luego de las elecciones presidenciales que terminaron con el golpe de estado del domingo y la salida anticipada de Evo Morales, en el marco de protestas violentas en las principales ciudades. 
Argentina debe ser una país soberano en lo interno y lo externo y nosotros sus habitantes debemos aprender a compartir sus riquezas, proyectando una sociedad que deje de ser elitista, permitiéndonos generar una solidaridad que nos agrupe a todos bajo una misma bandera.
El camino a seguir es más largo que nuestras propias vidas, el ejemplo de cada uno de nosotros ha de ser la esperanza para todos. 


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