Rafaela era Rosa, el auténtico origen del nombre de la ciudad




¿Por qué se llama así la ciudad? Rafaela se llama así por Rosa Rafaela Rodríguez Viana de Egusquiza, paraguaya nacida un 24 de octubre de 1840 en Asunción, aunque no hay total certeza de la fecha, no está disponible la partida de nacimiento, se cree que fue destruida durante la Guerra de la Triple Alianza (1865-1970). Su esposo Félix Egusquiza, otro paraguayo, era uno de los dueños de estas tierras que luego se colonizaron.
Llamar así a la colonia, creada a partir de la Empresa Colonizadora Guillermo Lehmann, fue una forma de homenajear a dicha mujer. ¿Quién decidió llamarla así? No se sabe, quizá fue el mismo Félix Egusquiza o quizá Guillermo Lehmann.
No hay prácticamente información biográfica sobre Rosa Rafaela, sí en cambio que era hija de Francisca Carlota Viana de la Mora y Antonio Ramón de la Paz Rodríguez. Hermana de Susana, quien da origen al nombre del pueblo de Susana, casada con Manuel Quintana, otro de los dueños de estas tierras. Y media hermana de Carlos Saguier, que completa la trilogía de los dueños de estas tierras que fueron colonizadas, casada con Aurelia Arrotea Alvear, quien también da origen al pueblo de Aurelia.
Según Adelina Bianchi de Terragni, Rafaela nunca quiso usar el nombre Rosa, aunque no da mayores explicaciones en su libro Rafaela, Mujer-Ciudad.
Es importante destacar que estas tres personas mencionadas, Egusquiza, Saguier y Quintana fueron personas que pertenecieron a las altas esferas políticas de Paraguay y Argentina. Son personajes muy prominentes para desarrollar, aunque no alcanzarían estas líneas.
EGUSQUIZA
Y SAGUIER
Los paraguayos Egusquiza y Saguier tenían cercanía con la clase política paraguaya, primero con Carlos Antonio López y luego con Francisco Solano López, quien protagonizó como país enemigo de los países aliados en la Guerra de la Triple Alianza.
Egusquiza oficiaba de enlace diplomático y comercial paraguayo en Argentina, hasta que se desató la guerra en 1965, cesando en sus funciones. Siendo parte de momentos clave de la historia, al demorar la entrega de la declaración de guerra paraguaya a la argentina, al gobierno de Bartolomé Mitre. Por esta situación la justicia argentina lo acusa de traición, espionaje y ocultación bienes, estando preso por un tiempo y finalmente absuelto, aunque debe pagar una importante suma de dinero.
El expediente del fallo del juicio a Félix Egusquiza y Cipriano Ayala en Buenos Aires consta de numerosas fojas. Allí se describen con lujo de detalles la actividad realizadas por Félix en su función de agente diplomático y comercial del Paraguay en Argentina y la acusación que le realizan en momentos en los que se declara la guerra a nuestro país en 1865. La publicación del fallo es de 1869 y se puede conseguir en formato digital en la página web de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina en un buscador. Es una causa civil y criminal por traición, ocultación de bienes y espionaje. Entre las principales acusaciones está la de haber demorado la comunicación de la Declaración de Guerra enviada por Paraguay a la Argentina a través de Cipriano Ayala, rompiendo la misma “por el disgusto que le causó ver que las relaciones de ambos gobiernos estaban próximas a romperse”. Mientras tanto en ese lapso aprovechó para culminar negocios que se veían en peligro.
Es interesante ver el patrimonio con el que contaba Félix Egusquiza por entonces: “la casa de su actual residencia, la contigua en obra, un establecimiento de campo en el Sur de la provincia en sociedad con otros individuos, una finca en calle San Juan arrendada a la Municipalidad, una acción en el teatro Colón”.
El fallo finalmente lo absuelve por el delito de traición pero no por la ocultación de bienes por lo que tiene que resarcir con la suma de 96000 pesos fuertes. También se puede observar que la causa involucra a Carlos Saguier y su hermano Fernando, confirmando la amistad y cercanía que tenía con ellos, cuñados a partir de 1866, al mismo tiempo que oficiaban de prestamistas de dinero a Félix Egusquiza.
Fue durante la década de 1860 que adquieren las tierras con futuro promisorio para la colonización.
¿CÓMO SE CONOCIERON
ROSA RAFAELA Y FÉLIX?
Rosa Rafaela y Félix Egusquiza se conocieron en Paraguay durante las visitas de este a su domicilio, donde se reunía con su medio hermano Carlos Saguier, hombres prominentes en la historia política del Paraguay.
“Un ciudadano paraguayo frecuentaba mucho la casa de los Rodríguez. Era indudable que se había enamorado de la hermosa Rafaela… En las salas de la casa se oían conversaciones y era evidente que aquél se entrevistaba muy a menudo con su medio hermano Carlos Saguier y los negocios uníanles cada vez más. Esa persona ejercía sobre ella una atracción especial determinando una misteriosa ansiedad en su corazón, la misma que le preanunciaba los sucesos trascendentes. -Ha llegado tu amigo Félix- avisaban Fernando o Adolfo. Carlos dejaba sus tareas y salía presuroso para recibir a Félix Egusquiza. Este era agente comercial del gobierno paraguayo en Buenos Aires y sus viajes eran frecuentes entre la capital argentina y Asunción.
Detrás de un inmenso cortinado de terciopelo rojo, Rafaela Rodríguez esperaba el momento de las mutuas presentaciones porque para ella, ésa no era una visita común…”.
Rosa Rafaela falleció 22 de noviembre de 1921 en Buenos Aires y sus restos se encuentran en el cementerio de Recoleta en Buenos Aires, panteón de la Familia Rubio.
SUS NIETOS LA
RECUERDAN
En el Suplemento del diario LA OPINION con motivo de los 100 años de la ciudad y 60 años del diario (1981), entrevistaron a nietos de Rafaela.
Ellos fueron Fernando Rubio Egusquiza y Alfredo Egusquiza.
El primero de ellos relataba: “Viví en casa de mi abuela Rafaela y puedo traer muchos recuerdos gratos de su larga existencia. La casa de Carlos Pellegrini al 1550 estaba siempre muy concurrida por personas que se preocupaban por el progreso del país. La empresa colonizadora del oeste santafesino cumplió con una misión de gran trascendencia y según refería mi abuela, todos los integrantes de la misma seguían el impulso creador de Guillermo Lehmann. María Carlota, mi madre, escuchaba con gran interés los relatos de la abuela, especialmente los que se referían a la colonia que lleva su nombre, hoy bella ciudad. También de la que ostenta nuestro apellido: Egusquiza. Hay que vivir subdividiendo la tierra y siempre sembrando -decía ella-, mi abuela, la mujer que escondía en su corazón la delicadeza guaraní”.
Por su parte, el otro nieto entrevistado, Alfredo, recordaba así: “Tengo muchos años y la figura de mi abuela se me ha desdibujado un tanto. No obstante recuerdo que me hablaba de esa empresa colonizadora que dirigía Guillermo Lehmann y de la que era socio mi abuelo Félix. Me contaba que tenía muchas dificultades para lograr no solamente la venta de la tierras sino el afincamiento definitivo de los nuevos propietarios. Era penoso encontrarse en medio de una inmensa pampa sin auxilios inmediatos en caso de emergencia, sin ver nada más que cielo y tierra. Me siento muy orgulloso del triunfo de la empresa colonizadora y también de que el nombre de mi abuela sea el que distinga a la más próspera de las colonias fundadas en el casi final del siglo pasado: Rafaela”. (Fernando Algaba - [email protected]).
