Relatos: Alí Baba era un poroto

Suplemento Aire Libre 20 de noviembre de 2017 Por REDACCION
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JESSE JAMES. Retratado junto a quien luego lo mataría.
JESSE JAMES. Retratado junto a quien luego lo mataría.
Por Héctor Espilondo

Jesse James aprendió sus astutos métodos para el delito en la guerra civil norteamericana siendo un guerrillero adolescente de la pandilla de William Quantrill. Estos aventureros que apoyaban la causa confederada en la secesionista Missouri, robaban el correo, emboscaban patrullas y atacaban barcos en el río Missouri con una brutalidad y audacia superior al mismo enemigo; pero como oficialmente no figuraban en la nómina del ejército confederado, estos negaban su vinculación. Las guerrillas entonces se sostenían por cualquier medio posible hasta el robo o la extorsión pasando por los secuestros y asesinatos.
En 1864 Jesse James, de solo 17 años, siguiendo el ejemplo de su hermano mayor Franck y de su primo Cole Younger se unió a uno de los escuadrones de Quantrill -una temible pandilla de matones- y poco tiempo más tarde ya era el segundo en la jerarquía pandillera luego de haber aprendido cómo planear asaltos, hacer misiones de inteligencia y usar caballos y armas para obtener efectos más mortíferos. Al poco tiempo Jesse James se “lució” en un sangriento encuentro con tropas de la Unión en Missouri deteniendo un tren.
 Robaron muchos dólares y mataron 255 soldados. Se cuenta que Jesse cabalgando a toda velocidad con las riendas entre los dientes disparando con una pistola en cada mano dio muerte a varios soldados. Después de terminada la guerra Jesse y Franck James, lejos de ser amnistiados como los demás soldados, fueron declarados delincuentes y se les ordenó rendirse para ser juzgados. Franck así lo hizo y luego del juicio se le dio la libertad condicional. Pero Jesse no se rindió y enfrentándose con varios soldados fue herido gravemente y se le permitió que fuera llevado a la granja de su madre pensando que moriría.
Sin embargo, se recuperó y volvió a sus correrías junto a Franck y otros tres hombres del clan Youngers prosiguiendo así con lo único que sabían hacer: robar.
La olas de crímenes y asaltos fue tal que el Gobernador se vio forzado a establecer una gran recompensa por la entrega de los forajidos. Robert y Charles Ford eran miembros recientes de la banda de Jesse James y cuando se enteran de la recompensa visitaron a Jesse en la granja donde vivía y aprovechando un momento de distracción, cuando Jesse colgaba un cuadro, lo asesinaron cobardemente por la espalda de un disparo en la cabeza.
Cinco meses más tarde Franck James de 39 años se entregó y luego de un corto juicio fue indultado quizás por estar la gente indignada por la alevosía con que habían matado a su hermano.
La leyenda de Jesse James aún perdura y en algunos lugares lo recuerdan como un bandido que robaba para repartir entre los pobres.
Su imagen fue glorificada en numerosas novelas, obras de teatro y películas. La realidad fue que nunca discriminaron entre pobres y ricos para robar, que asesinaron a muchos inocentes y que crearon un clima de terror y desorden en una gran zona del oeste norteamericano.

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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