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Suplemento Aire Libre 30 de octubre de 2017 Por REDACCION
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La boga, una de las más buscadas

LA BOGA. Uno de los peces más buscados por los pescadores deportivos.

La Boga (Leporinus obstusidens), es uno de los peces cuya pesca resulta más interesante y junto con el Dorado y el Surubí se encuentra en la cumbre de las preferencias de los pescadores argentinos. Si bien se puede enganchar una Boga con el clásico tripero, hay toda una técnica y elementos particulares para este pez. Tiene un pique muy sutil que son dos o tres toquecitos suaves a la carnada que se repiten de a ratos para luego tomar decididamente el cebo. Una vez atrapada hay que “trabajarla” con mucho cuidado ya que tiene una boca muy delicada y si se quiere levantarla con la caña o se hace mucha fuerza se romperá el labio y perderemos el pez. No conozco la causa pero por varios años escasearon las Bogas en el delta santafesino. Hay épocas en las que, con el río más crecido que actualmente es posible enganchar unas cuantas Bogas, algunas de muy buen tamaño. Esta “temporalidad” de algunos peces lo he podido notar con otras especies. Hace dos o tres años de diez piques ocho correspondían a Mandubés, y de las bogas no había noticia. Otro año fueron los Armados, otro los Amarillos grandes. Actualmente están saliendo muchos Moncholos de gran tamaño. Es decir en cada temporada hay abundancia de una especie particular escaseando las otras. Repito, no conozco la causa de este fenómeno y si algún lector la conoce le ruego la haga llegar a la dirección de mail que figura en la página. Volviendo a la Boga se la llama “Dama del río” en relación a su esbelta figura, sumamente hidrodinámica, de color plateado con tres manchas laterales a veces poco visibles. Su lomo es más oscuro en tonos grisáceos verdosos y su parte ventral es de color blanco amarillento (Su tonalidad suele variar de acuerdo al hábitat). Posee una aleta caudal en forma de “V” bastante grande que es la responsable de la velocidad de este pez. La cabeza es pequeña, cónica, la boca tiene labios prominentes con dos hileras de dientes parecidos a los de un ratón. Aunque alcanza tamaños de hasta 6 kilos o más lo habitual es, en nuestra zona, sacar Bogas de hasta 3 kilos de peso. Es un pez omnívoro y su dieta está compuesta por semillas, caracoles, carne, etc.


Los diez mandamientos de la esposa de un pescador

1. Acompañarlo en sus salidas de pesca o dejarlo ir con los amigos… no hay otra.
2. Entender que algunas veces querrá ir a pescar solo.
3. Escuchar con entusiasmo sus anécdotas.
4. Creerle los tamaños de sus capturas.
5. Nunca preguntar cuánto gastó en cañas, reeles, carnadas, etc.
6. No enviar mensajes ni llamar cuando esté pescando (El llamará y avisará que todo está bien cuando pueda hacer una pausa).
7. No distraerlo cuando prepara o arregla su equipo de pesca.
8. Nunca criticar a sus compañeros de pesca (no importa cuánto comen o cuánto beben).
9. Esperarlo siempre con una sonrisa y sin que importe cuánta ropa sucia trae.
10. Asumir que la pesca será siempre una parte importante de su vida.


Pesca: ¿por qué medidas mínimas?

La legislación de casi todas las provincias del litoral argentino para la pesca de variada de río establece la prohibición de pescar peces que no lleguen a la medida mínima. Por ejemplo, para el Amarillo (Pimelodus Claria) la medida mínima es de 30 cm, es decir que peces de una talla menor deben ser devueltos al agua con vida. Tanto para el Surubí pintado (Pseudoplatystoma Coruscans) como para el Surubí Atigrado (Pseudoplatystoma Fasciatum) la medida mínima en nuestra provincia es de 85 cm. El Dorado (Salminus Maxillosus) hace unos años fue declarado por ley “Pez nacional”, lo que sirvió como punto de partida para que muchas provincias instalaran la veda permanente para la pesca de este pez, como lo hizo la provincia de Santa Fe, en un intento por proteger la especie. Cuando aún no estaba vedado la medida mínima del Dorado era de 65 cm. Tales medidas mínimas fueron establecidas, luego de estudios científicos, y expresan la talla mínima para asegurar que el pez se haya reproducido una vez. Por ello sacar peces que no llegan a la medida mínima es provocar un grave daño a la población de peces del río. Hoy, sin dudas, los grandes culpables son los pescadores comerciales, los acopiadores, los comerciantes que venden fileteados peces cuya pesca está vedada o que no llegan a la medida mínima y quienes deben controlar pero no lo hacen. Pero los pescadores “deportivos” que colocan mallas y espineles son tan culpables como ellos. Robar una vez no es lo mismo que robar mucho, pero es robar. Quienes pescan por placer deben ser los primeros en cuidar el río. Por ello, aunque se pesque poco, si el pez no llega a la medida mínima se debe devolver al agua con vida.



REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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