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Suplemento Aire Libre 09 de octubre de 2017 Por REDACCION
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Conociendo un poco más la caña de pesca

Luego del anzuelo y el sedal la parte más importante del equipo de pesca es, sin dudas, la caña. Por ello es muy importante la elección de la caña adecuada ya que nos asegurará disfrutar de nuestro deporte favorito. Hoy en día cuando nos enfrentamos con la necesidad de decidir cual caña comprar, más allá de lo económico, nos enfrentamos con un conjunto de términos que describen el tipo de producto que nos ofrecen y de los que muchas veces se desconoce el significado.
La acción: Al momento del lanzamiento y también cuando se tracciona al pescado la caña se dobla sometiéndose a tensiones muy fuertes que debe soportar. Según donde se dobla la caña y cuanta tensión puede aguantar sin romperse, existen cañas pensadas para distintos tipos de pesca.
En función de esto las cañas se clasifican en:
Cañas de acción rápida o de punta: denominadas así porque tienden a doblarse cerca de la punta. Otorgan mayor sensación de pesca pero resultan menos efectivas al momento de realizar lances largos. Por ello son las ideales para pescar embarcado.
Cañas de acción media: se doblan en la mitad de su largo. Proporcionan buena sensación de pesca y son adecuadas para lances medios.
Cañas de acción lenta o total: se doblan a lo largo de toda su estructura y son las más eficaces a la hora de efectuar lanzamientos largos por ejemplo cuando se pesca desde la costa.
La resistencia: es la capacidad de la caña de soportar lanzamientos de plomadas y la lucha con el pez sin romperse. Esto no quiere decir que la más fuerte sea la mejor, sino que la resistencia es una característica que nos dice para qué tipo de pesca es más adecuada esa caña. En el mercado encontraremos cañas “super ligeras” como las cañas de mosca pensadas para lanzar aparejos casi sin peso y soportar la fuerza de peces de pequeño porte. Cañas “ligeras” cuya resistencia es un poco mayor y aptas para tipo de pesca “variada chica”. Cañas “Medias” un poco más amplias en cuanto al aspecto de pesca y aptas para la pesca de río. Por último encontraremos las “pesadas y super pesadas” solo indicadas para la pesca de mar.
La memoria: las cañas son construidas con una forma recta, pero el trabajo al que está sometida o, muchas veces la forma en que se la guarda, supone una constante flexión. Cuando la caña es flexionada, la disposición de las fibras internas y el material con que está fabricada, hacen que al disminuir la tensión la caña vuelva a su forma natural. La velocidad con que vuelve a tomar su forma original se denomina “memoria o reacción” de la caña. Esta memoria es tan importante para la conservación de la misma con todas sus cualidades como para, en el momento de la pesca, transmitir al pescador todas las sensaciones del pez luchando y al instante de la clavada asegurar la tensión en la boca del pescado para que este no zafe de su enganche.

Picaduras de rayas de río: cómo actuar

El documentalista Jeremy Wade con una raya pescada en el río Paraná.

Decíamos hace dos semanas que el río está muy bajo y que quien navega por las lagunas seguramente quedará varado lo que lo obligará a bajarse de la lancha para tirar de ella y zafar de la varadura asumiendo el riesgo de una picadura de raya.
La raya, pariente cercano al tiburón, generalmente descansa sobre fondos arenosos pocos profundos por eso suele ser habitual encontrarlas en alguna playa arenosa. Al caminar por estos lugares se puede pisar una raya a lo que responderá con un golpe de su cola armada con un gran aguijón o púa. Casi el 100% de las heridas son producidas en el tercio inferior de las piernas o el pie. El consejo más antiguo y efectivo es, cuando uno está vadeando, caminar arrastrando los pies o utilizar polainas de goma. Las Rayas a unos diez centímetros del final de la cola tienen dos púas siendo una más larga que la otra, ambas dentadas. Las púas están recubiertas por un tegumento gelatinoso que es sumamente tóxico y que generalmente se desprende quedando adherido a la herida.
El síntoma predominante de una picadura de raya es el dolor inmediato, agudo, punzante y espasmódico. Este dolor tiene como característica principal que aumenta en la hora y media siguiente y se irradia hasta afectar a toda la pierna y es incalculablemente mayor que el causado por un pinchazo con una lata, vidrio o hierro sumergido. La herida se produce por desgarro ya que la púa es dentada y al salir va desgarrando los tejidos produciendo cortes muy grandes y muy sangrantes. El primer paso es el lavado de la herida en forma inmediata con agua limpia y bien fría. Este lavado elimina bastante cantidad de veneno y además el frío actúa como vaso constrictor y previene la absorción de mayor cantidad de veneno. Si se nota la presencia de la espina, restos o del tegumento gelatinoso hay que sacarlo con ayuda de una pinza chica. Una vez bien limpia la herida se debe sumergir el miembro afectado en agua tan caliente como se pueda llegar a soportar por unos treinta minutos como mínimo. El veneno de las púas de la raya es termolábil es decir se descompone con el calor perdiendo mucha toxicidad y disminuyendo el dolor en un gran porcentaje. También es recomendable tener el miembro afectado elevado. Por supuesto el tratamiento médico es indispensable y urgente. El período mínimo de curación de estos accidentes es de tres semanas y a veces se extiende hasta tres meses. Según datos del Servicio de toxicología del hospital de niños de Rosario, el 83% de los accidentes se registran entre los meses de octubre a marzo por lo que es esta época cuando se debe tener más cuidado.

Recetas: paté de jabalí

Ingredientes: 100 grs de hígado de pollo, 1 kg de jabalí picado, 1 cebolla grande, 200 grs. de manteca, 100 cc. de vino blanco, 100 cc. de caldo, 1 copita de cognac, jugo de una naranja, sal, pimienta, tomillo, romero, laurel.

Preparación: Dorar las cebollas con un poco de manteca derretida. Añadir la carne del jabalí, los 100 gramos de hígado de pollo, también picado, la sal, pimienta, laurel, tomillo, romero. Saltearlo todo con la manteca. Añadir vino blanco, el caldo, el jugo de naranja y cocinar durante 60 minutos a fuego muy lento y tapado. Pasar la trituradora hasta conseguir una pasta fina. Agregar el cognac y volver a mezclar. Esta es una preparación ideal para untar tostadas y acompañar un aperitivo.


REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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