AIRE LIBRE

Suplemento Aire Libre 02 de octubre de 2017 Por REDACCION
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La espada de Saladino

SABLE CORVO DE SAN MARTIN. Casi una réplica de la espada de Saladino.

El 3 de septiembre de 1192, durante la guerra de las Cruzadas entre cristianos y musulmanes, cuando debieron firmar una tregua el Rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León y Selaheddín Eyubien conocido como Saladino, sultán musulmán, dice la leyenda que se ofrecieron manjares a los representantes de ambas partes y como no, al finalizar la comilona el ego de cada rey salió a relucir. Comparando las armas de cada ejército el rey Ricardo se vio forzado a demostrar el temple de su espada. Fue así que de un fuerte mandoble partió en dos la mesa en la que estaban comiendo. A su turno Saladino hizo su propia demostración de fuerza, tomó un pañuelo de fina seda y lo arrojó al aire colocando debajo su espada con el filo para arriba y esperó a que el pañuelo se posase sobre el mismo. Al momento de tocar el filo el pañuelo se partió en dos. Dice la leyenda además que la espada de Saladino era una cimitarra de fino acero de Damasco. Por supuesto, lo del pañuelo es pura leyenda y es prácticamente imposible de realizar. (Hace varios años esta proeza fue recreada en el cine en la película "El guardaespaldas" pero utilizando una katana japonesa,... igual de imposible). Pero el acero de Damasco es una realidad y aún hoy es el material de excelentes cuchillos y espadas. Este tipo de acero es una mezcla que se logra formando un "hojaldre" con distintos tipos de aceros. Se colocan varias capas de distintos aceros y sobre la fragua se sueldan unos con otros, luego se doblan y se vuelven a estirar repitiendo el proceso hasta lograr cientos de capas. Se logra de esta forma un acero de características especiales que además presenta unas vetas en las hojas que le dan una apariencia hermosa. Durante las cruzadas los cristianos utilizaron espadas rectas y en cruz mientras que sus adversarios musulmanes espadas curvas. Esto se debe a que lo religioso se hacía presente también en las armas. La de los cristianos imitaba la cruz mientras que la de los musulmanes la media luna que es su símbolo religioso. Durante los combates los cristianos pudieron comprobar lo terrible de las cimitarras musulmanas. La hoja curva facilitaba el corte cuando el golpe se hacía de arriba hacia abajo, narrándose en las crónicas de la época cómo los jinetes árabes eran capaces de cortar a un hombre desde el hombro hasta la cintura de un solo golpe. Cuando volvieron a Europa los cristianos llevaron este diseño a sus forjadores y luego estas espadas se popularizaron en todos los ejércitos Europeos durante cientos de años. Nuestro máximo prócer, el Gral. José de San Martín, compró una en Inglaterra antes de venir a América y es el sable que luego lo acompañó durante toda la guerra de la independencia. Hoy el sable corvo de San Martín, de innegables influencias árabes, depositado por años en custodia en el Regimiento de granaderos a caballo hoy se encuentra exhibido en el Museo Histórico Nacional.

Repelentes naturales de insectos

Con el aumento de las temperaturas primaverales y la gran humedad fruto de las persistentes lluvias de estas últimas semanas, la cantidad de insectos parecerían haberse multiplicado. En especial, los tan molestos mosquitos. Quienes vayan de camping, a pescar o al campo, sin dudas, se verán sometidos al implacable ataque de los mosquitos. Las hembras de mosquitos son las que pican ya que se alimentan de sangre para ayudar a sus huevos a desarrollarse. Cuando estas pican dejan pasar saliva al área de la picadura y, esta saliva, contiene proteínas que pueden causar una reacción alérgica como ronchas y picazón. Algunas personas son más sensibles que otras y pueden desarrollas reacciones alérgicas más graves. Los repelentes de insectos hacen que los humanos no sean atractivos a los mosquitos por lo cual estos evitan acercarse a las áreas cubiertas con estos productos.  Los repelentes no matan a los mosquitos sino que evitan que se acerquen. Todo repelente que se considere eficaz debe contener Dietyl Toluamida que impide que la piel produzca dióxido de carbono que es lo que atrae a los mosquitos.  En general los repelentes comerciales son muy buenos pero hay que tener algunas precauciones respecto de su uso: Siga las instrucciones que figuran en la etiqueta del producto. No lo utilice en niños menores a tres años. En estos casos protéjalos con tul o tela mosquitera. Aplicar siempre sobre la piel expuesta o sobre la ropa y nunca por debajo de esta. No rociar directamente sobre la cara. Colocarse en las manos y con ellas frotarse en el rostro. No aplicar sobre heridas, ampollas o la piel irritada.
Existen también algunos repelentes naturales que son bastante eficaces y pueden ser una solución en caso de olvidarse o terminarse los repelentes químicos.
* Se cuecen las hojas de eucaliptos, se cuelan y el líquido resultante se coloca en recipientes pequeños en las esquinas de la habitación. El olor fuerte ahuyentará los insectos
* Se mezcla aceite de lavanda (se consigue en las herboristerías), con algún aceite o crema corporal y se aplica sobre las partes expuestas
* Para ahuyentar los insectos voladores de una habitación, colocaremos una maceta de albahaca ya que no les gusta el olor de esta planta y de este modo los mosquitos saldrán fuera.  
* También el vinagre o los aceites esenciales de limón diluidos en agua y aplicados sobre la piel son otro remedio anti-insectos. El aceite de citronela se aplica directamente sobre la piel para ahuyentar a los mosquitos.
* Ponemos a cocer 15 gramos de capítulos florales desecados de caléndula en un l litro de agua.  El líquido que se obtiene se coloca en forma de compresa en la zona donde no queremos que nos piquen los insectos. El aceite de soja también es un buen repelente natural de insectos.

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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