Por Bernhardt - Bugdahl - Lopez

¿Qué es?

En Argentina se consumen más de 250.000 toneladas de Yerba mate al año, 6,4 Kg de yerba per cápita por año, básicamente para preparar una bebida llamada mate. Ténicamente es la infusión hecha con hojas de yerba mate (ilex paraguariensis). Tradicionalmente se bebe caliente mediante un sorbete denominado bombilla colocado en un pequeño recipiente, que es denominado -según la zona- mate, cuya, porongo o guampa, que contiene la infusión.
El mate forma parte de la actividad cotidiana en muchos hogares, y en algunos casos, en oficinas, donde es muy común ver a profesionales trabajando frente a sus computadoras con un termo y mate acompañando su actividad.

Prohibiciones

Si bien en las escuelas está prohibido para alumnos y permitido para profesores, ¿qué diferencia hay entre alumnos y profesores, si ambos tienen el mismo objetivo? ¿Acaso los profesores son inmunes al contagio de enfermedades, como es el caso de las paperas?
Los directivos de los establecimientos manifiestan su desconformidad dando a conocer los motivos por el cual se produce el rechazo siendo estos:
La distracción que produce el cebarlo o pasarlo, lo anti-higiénico principalmente en invierno, cuando todos andan resfriados, la mala manipulación a la hora de descartar la yerba produciéndose así derrames sobre indumentaria y material de trabajo, y el generar discusiones para ver a quien le toca.

La vida social

Antes que nada, el mate es una costumbre social para los argentinos. El mate “te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo” (Lalo Mir). Scutellá explica esto, diciendo que “cuando invitamos a compartir nuestro mate, quiere decir que estamos invitando a alguien a integrarse profundamente con nosotros”.

El mate es una tradición de compartir con amigos, con familia, con la gente que te importan a vos; entonces indica amistad y pertenencia. En las palabras de Lalo Mir, “El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores … Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. Es el compañerismo hecho momento. Es la hospitalidad de la invitación. Es la obligación de decir ‘gracias’, al menos una vez al día. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir”.

Aún el acto físico de tomar mate implica unidad: “Compartir una ronda es mucho más que absorber de una bombilla y comer bizcochitos para acompañarlo. Significa unión, momento de compartir. ¿Por qué? Es simple: porque cuando un grupo de personas se reúnen y toman mates, cada uno no va a tener un recipiente individual, sino que el mismo mate se comparte entre todos. Es algo así como ‘de boca en boca, de corazón en corazón’, según dicen las tradiciones. Todos toman del mismo lugar” (Erosales).