Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Carta de Lectores Martes 4 de Octubre de 2016

¿Qué hacemos con la pobreza?

Sr. Director: Ahora nadie ignora que en nuestro país hay muchísimas personas pobres. En las grandes ciudades, un recorrido por zonas periféricas da la pauta del sufrimiento económico de miles de familias. Si queremos hilar más fino sólo debemos salir a la calle y mirar. En cada esquina, en cada acera está el triste escenario de la miseria, con sus consecuencias tremendas en la mayoría de los casos: la droga, la delincuencia, la violencia con todas sus variables. Al resto del país federal que anhelamos, le pasa lo mismo. Adentrarse aunque sea un poquito por provincias del interior, y a la vista está la muestra. Y por si alguno no se había dado cuenta, ahora con las cifras del INDEC, ¡por fin! se terminó la hipocresía. Porque ahora todos estamos informados. Todos, somos nosotros, los pobres y los que no somos pobres. Los que no pasamos hambre, mandamos nuestros hijos a estudiar, viajamos y hasta nos damos el lujo de dedicar algo de tiempo a la solidaridad con la cual emparchamos bastante, pero no solucionamos nada. Y que seguramente vamos a seguir colaborando con los responsables. Pero no nos engañemos, ellos son los dueños de la torta. Tendrán que agudizar el ingenio para repartirla con equidad, porque hasta acá algunos se llevan grandes porciones mientras otros sólo huelen las migajas. Y como hacemos en casa para que nuestros ingresos alcancen para todos por igual en épocas de crisis, los tres poderes que conforman el Estado tendrán también que agudizar su inteligencia. Comenzar por priorizar lo necesario: educación, salud, trabajo y vivienda, al frente y ya. Luego vendrá el tiempo de mejorar el paisaje de las plazas y jardines, el saneamiento, la diversión y hasta el consumo exagerado. Un artista que cobra caro, postergarlo hasta que no quede un solo niño desnutrido. Políticas de salud que enarbolen en todos sus aspectos la bandera de la prevención que es la más económica. Políticas de educación para que todos entiendan, crezcan y respeten. Persecución y encierro a los corruptos, sin soltarlos, y por supuesto lograr que devuelvan lo robado. Desechar los gastos superfluos, como decía la abuela, para que el guiso vaya alcanzando para todos. Seguramente el pueblo seguirá apoyando y las respuestas favorables se irán dando en el tiempo. Todo eso se logrará si de arranque existe un plan inteligente y generoso, forjado con decencia hacia el futuro. Edith Michelotti

Redacción

Por Redacción

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso