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Carta de Lectores Miércoles 11 de Mayo de 2016

Nostalgias

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Redacción

Por Redacción

Sr. Director: 


Al llegar a mi casa, sita en el barrio Los Nogales, me encuentro con una cuadrilla de trabajadores dependiente de la Municipalidad. "Están reparando la calle", me dice mi señora. Mientras me acerco a la ventana a observar el desarrollo de las labores, pienso: esto es como una de las historias más famosas del cine, solamente que en cambio de llamarse "lo que el viento se llevó" esto es "lo que la lluvia se llevó", ya que después de cada lluvia más o menos importante, el agua se lleva las reparaciones realizadas aflorando nuevamente los "cráteres". 

Al observar a través de la ventana el despliegue de equipos, veo a un tractor Fiat 60, ícono de la mecanización agraria de nuestro país, producido por la Fiat en los talleres cedidos por el IAME (Industria Aeronáutica y Mecánica del Estado) allá por el año 1954. Cabe aclarar que la empresa italiana recibió además de la cesión de la fábrica, créditos del estatal BIRA (Banco Industrial de la República Argentina) por dos veces y media de su capital social, comprobándose luego que la firma de Turín sólo invirtió una ínfima parte de lo recibido. Reflexiono: cuánto tiempo hace que pensamos, gran parte de los argentinos, "peor que esto no hay". 

Recorriendo el panorama que se me presentaba y con cierta nostalgia, entendida la misma como la utilización de experiencias del pasado para soportar los restos del presente, mi vista se posa sobre un camión de una marca que publicitaba un relato de fútbol en Radio Mitre, siguiendo la campaña de Boca, en el 90 del dial, hace ya muchos años, al que escuchaba en mi juventud y que decía: "¡Camiones Dodgeeee! Dodge es sensación de futuro! Al volante de uno de esos camiones futuristas, se encontraba un pobre operario tratando de maniobrarlo, en tanto que otro con un recipiente plástico obviamente reciclado, le mojaba las cubiertas con gasoil, para de esta manera "encarar" las reparaciones tratando  no se si de aplanarlo o compactarlo, para que así no se adhiera el material a las ruedas. 

Detrás del mismo una mini cargadora acoplando y desacoplando accesorios dejaba un prominente charco de aceite. E aquí la cuestión: la playa de maniobra de todas estas operaciones dejó la calle como el circuito de Olavarría  después de los despistes del TC en los 500 km. El asfalto y parte del espacio verde regado de gasoil y aceite. Varios chicos regresaban de la escuela en medios de movilidad sustentables -bicicletas- y mediante un eco-recorrido, esquivaron los obstáculos, participando así activamente en cuestiones que no ayudan a tener una ciudad mejor, más limpia y ordenada. Para terminar, dejo a imaginación del lector cómo fue el ingreso del auto al garage, y las zapatillas... ¡al patio!

Lo que quiero dejar bien en claro, es que esto no es contra los obreros municipales, porque considerando la carretilla, rastrillo, pala y demás equipamiento que operaban merecen una felicitación porque el trabajo quedó más que aceptable. 

Auto conformándome pienso: tal vez es lo que me merezco por la tasa que pago, pero también reconozco que debo asumir mi responsabilidad, ya que quienes administran mi calidad de vida yo mismo los elegí.   Evidentemente debo analizar más profundamente mi voto para el 2017, cuestión que humildemente sugiero a  mis conciudadanos, y especialmente a los vecinos del barrio.

Con mi nostalgia a cuestas, me alejo de la ventaja, tomo el control (del televisor, no el de mi vida) y me pongo a hacer zapping. Encuentro a Tato Bores con su clásico peluquín que me dice: "Vermut con papas fritas y good show". 


Omar V. Perren

DNI 11.900.108

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