Por Redacción
Para completar la renovación de sus modelos medianos, junto con la presentación del sedan Fluence, que se produce en Córdoba, Renault lanzó el Mégane III hatchback, que se importa desde Turquía.
El diseño de esta tercera generación del Mégane, sin abandonar los trazos familiares del modelo, marca una gran diferencia con su controvertido antecesor. Las radicales líneas posteriores del Mégane II dejaron paso a un estilo menos audaz, pero más convencional para los ojos de los usuarios. Más allá de esto, las líneas resultan muy armónicas y fluidas. Los cambios, en suma, le sientan muy bien.
Desde el punto de vista comercial, el Mégane III 5 puertas se comercializa con dos versiones de equipamiento, Luxe y Privilége (full), con una única motorización naftera 2.0 (de origen Nissan) de 143 CV de potencia máxima.
Precisamente, una de las virtudes del Renault Mégane III Privilége que probó La Nación, es la mecánica, suave en su funcionamiento y con niveles de performance apropiados para la categoría. El motor es un 4 cilindros en línea 2.0 con tapa de 16 válvulas, que entrega una potencia de 143 CV a 6000 rpm y un par motor de 195 Nm (19,9 kgm) a 3.750 vueltas. La transmisión es mediante una caja de velocidades manual de 6 marchas.
Según destacó La Nación, este conjunto entrega muy buenas respuestas de aceleración (0-100 km/h en algo más de 9 segundos) y elasticidad (cifras similares para pasar de 80 a 120 km/h en 4a.). Esto hace que sea muy ágil tanto en ciudad como en ruta, además de muy silencioso en cualquier régimen. La única mácula es que resulta un poco alto el consumo urbano. En ruta, en cambio, la sexta marcha hace que el motor vaya muy relajado con menos gasto.
El comportamiento dinámico es impecable. El Mégane III hatch dobla en forma franca y tiene una excelente estabilidad direccional, sin que lo afecten los vientos laterales. Vale tener en cuenta la presencia del control de estabilidad ESP en esta versión full (la Luxe no lo tiene) y la dirección de relación variable.
Lo bueno es que esto no resiente para nada el confort de marcha. Por el contrario, las suspensiones (convencionales: McPherson delantero y eje con brazos arrastrados trasero) absorben sin transmitir al interior los baches, desniveles y empedrados.
Para completar un chasis de óptimo nivel, los frenos (de disco en las 4 ruedas, más ABS y AFU) son potentes, fáciles de dosificar y de respuesta correcta (100 km/h a 0 en unos 38 metros)
Si bien comparte plataforma y parte del diseño con el Fluence, el Mégane III es 6 cm más corto de distancia entre ejes, lo que le resta, básicamente espacio para las piernas en las plazas traseras. En cambio, la posición de manejo es muy confortable, la calidad y terminaciones irreporchables y el equipamiento, en esta versión Privilége, muy completo y amplio para el segmento. Además del navegador (ver recuadro), el Mégane III incluye airbags frontales, laterales y de cortina, climatizador bizona, sensores de estacionamiento, excelente audio y mucho más.
El precio de esta versión Privilége es de 128.400 pesos, más alto que varios rivales, pero la relación costo-beneficio, por equipamiento y rendimiento, lo favorece.
Una de las notas destacadas en el equipamiento del Renault Mégane III es el navegador Carminat Tom Tom integrado al tablero, que tiene de serie la versión Privilége (full), pero que no está provisto en el modelo Luxe de entrada de gama.
A diferencia del modelo que se comercializa en Francia y en otros mercados europeos, que tiene un joystick detrás de la palanca de cambios; aquí, las funciones de este navegador se comandan con un control remoto. Este tiene un encastre en la consola para alojarlo mientras no se usa. La pantalla es fija y quizá, básicamente por razones de seguridad, sería mejor si fuese rebatible. Este GPS funciona muy bien y es muy preciso. Tiene cartografía regional y, a diferencia de otros, exhibe la cantidad de satélites de los que toma lectura.
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