Por REDACCION
GRAN BRETAÑA. - En el mundo existen, y existieron, muchísimas marcas de vehículos. Pero no todas lograron convertirse en íconos y generar, con sólo nombrarlas, un inmediato reconocimiento de sus cualidades. Ese bien merecido privilegio es el que ostenta Land Rover, empresa británica que supo sobrevivir a las crisis y mantener su identidad a pesar de estar gerenciada en distintos períodos por compañías británicas, alemanas (BMW), americanas (Ford) y ahora India (Tata Motors). Y es sin duda esa capacidad de conservar su ADN sin ceder un centímetro lo que le permite llegar a este presente de tanto éxito en distintos mercados del mundo.
Pero la otra gran virtud de la marca fue su estrategia de mostrarse conservadora y vanguardista a la vez, un desafío nada sencillo.
De acuerdo a Jorge Pandini, de La Nación, por un lado supo mantener el estilo en sus modelos emblemáticos como el mítico Defender, un austero guerrero que es ya un vehículo de culto en todo el planeta, o el lujoso Range Rover, cuyos exigentes usuarios esperan que cada nuevo lanzamiento sea una evolución de la versión anterior, pero jamás un cambio radical que lo aleje de lo que siempre fue. Y al mismo tiempo, sus ejecutivos entendieron que era necesario generar otros vehículos capaces de mantener los altísimos niveles de lujo, comportamiento y prestaciones combinados con diseños capaces de atraer a nuevos clientes. Y sin duda, el gran ejemplo de ese reto es el Evoque, un soplo de aire fresco en la dinastía británica.
¿Los resultados de esa estrategia? Las cifras de ventas hablan por sí mismas: en los primeros once meses de 2014 Land Rover entregó, a nivel mundial, 346.679 vehículos, un 10% más que en el mismo período de 2013. Y ese crecimiento está dado especialmente por la creciente demanda de sus modelos Range Rover y Range Rover Sport.
Y es precisamente ese último el modelo que acaba de presentarse en la Argentina y que tuve oportunidad de manejar en su lanzamiento internacional.
CERCA DE LA
PERFECCION
Si convenimos en que la perfección es un estado inalcanzable, pero al que todos apuntan, debemos decir que este es uno de esos modelos que demuestran claramente su vocación de superarse.
Nació como concept en 2004 y salió a la venta en 2005 como una respuesta a los SUV deportivos de lujo lanzados por los competidores, como el Porsche Cayenne, el Mercedes Clase M y el BMW X5. Ahora llega la segunda generación del modelo que, al ser desarrollado junto con el Range Rover, adopta muchas de las soluciones tecnológicas de su hermano mayor, como el uso de aluminio en su carrocería que le permitió bajar su peso en más de 400 kg, algo nada despreciable para mejorar prestaciones y bajar consumo.
De dimensiones más compactas y aspecto más deportivo que el Ranger Rover, llega a nuestro país con tres opciones de motor: dos nafteros y un impulsor diésel.
En el caso de los nafteros se puede elegir entre un V6 de 3 litros y 340 CV de potencia máxima o un V8 de 5 litros y 510 CV, mientras que el diésel es un V6 también de 3 litros y 292 CV. Los tres impulsores están asociados a una caja automática de 8 marchas.
En cuanto al sistema de tracción integral hay dos posibilidades: el más apto para el off-road extremo, con reductora y reparto de par 50 50, y uno alternativo, pensado para un fuera de ruta menos complicado, que no tiene doble en baja, pero está integrado por un diferencial Torsen central que distribuye automáticamente el par al eje con mayor adherencia y trabaja en conjunto con los sistemas de control de tracción.
En conclusión, el Range Rover Sport, lanzado en la Argentina, reúne las virtudes de un gran automóvil deportivo con impresionantes aptitudes de todoterreno.
Los impuestos locales distorsionan el precio, como para todos los modelos de alta gama, los valores arrancan en 350.000 dólares.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.