Por Redacción
El levantamiento de las trabas a las importaciones hizo que este año varias automotrices decidieran volver a traer a nuestro mercado algunos modelos que se encontraban restringidos por las enormes cargas impositivas. Este es el caso de Nissan, que hace poco decidió incorporar la séptima generación de su sedán mediano a su oferta local. El Sentra 2017 llega importado de México para competir en un segmento con mucha oferta y fuertes jugadores, como el Ford Focus, el Toyota Corolla, el Honda Civic o el Chevrolet Cruze, por citar sólo algunos. Y lo hace en cuatro versiones: Sense, Advance, SR y Exclusive, que fue la que probamos.
Los cambios estéticos son lo primero que destaca en el nuevo Sentra, ya que sus líneas se adecuaron a la nueva impronta que la marca está imponiendo a todos sus modelos a nivel global: una postura más baja, una cintura un poco más alta y una línea de carácter que va de adelante hacia atrás para otorgarle un aire un poco más deportivo a este modelo, que sigue manteniendo la sobriedad que le es característica. A esto se suman los nuevos paragolpes (ambos fueron rediseñados para otorgarle mayor volumen), el también cambiado capot (con mayor caída y aristas más pronunciadas) y la renovada parrilla en forma de V que pasa a ser una característica de la marca. Los nuevos faros en forma de boomerang y las llantas de aleación de 17" completan este restyling.
Buena calidad de materiales y un destacado nivel de terminaciones destacan en el sobrio interior, que mantiene uno de los mayores atributos de este modelo: el amplísimo espacio en todas las plazas, algo en lo que sigue siendo insuperable (por caso, el baúl tiene capacidad de 503 litros)
Como detalle, esta versión incorpora el volante deportivo del Nissan 370Z tapizado en cuero y un equipamiento destacado que sigue siendo de los mejores del mercado y que incluye techo corredizo eléctrico, pantalla táctil de 5,8 pulgadas, navegador, climatizador bizona, cámara de retroceso y más.
La seguridad, tanto pasiva como activa, fue otro de los aspectos que se reforzaron en este rediseño: ahora esta versión tope de gama cuenta con seis airbags, cinturones de seguridad de tres puntos en todas las plazas, anclajes Isofix, alertas de punto ciego y de tráfico transversal trasero (cuando uno da marcha atrás avisa si vienen autos por alguno de los costados) y sistema de inmovilización del vehículo, que se suman a los frenos con ABS y EBD. Pero pese a todo esto, exhibe un faltante realmente impensable para un vehículo de este tipo y de este segmento: el del control de estabilidad, sistema con el que cuentan todos (o casi todos) sus rivales directos.
Por otra parte, en lo que hace a la mecánica, no hay demasiadas novedades: mantiene el conocido motor 1.8 de 131 CV a 6000 rpm (con un par motor de 17,8 kgm a 5600 rpm) con el que contaba la anterior versión que llegó a nuestro país, y también la conocida caja automática CVT de seis marchas. Este conjunto logra prestaciones correctas, con una aceleración de 11 s para alcanzar los 100 km/h y de 8,5 s para recuperar de 80 a 120 km/h.
Ágil y suelto en ciudad, en ruta se lo nota un poco perezoso, más allá de que marcha aplomado y se lo sienta firme y estable en el volante (ésto, debido también a que fueron mejorados los sistemas de suspensión). En lo que sí parece insuperable es en el consumo: muestra promedios de 7,7 L cada 100 km.
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