Por Redacción
Con los lanzamientos de la Volkswagen Amarok y la Nissan Frontier hace un par de años, y la reciente llegada de las nuevas Chevrolet S10 y Ford Ranger, las pickups medianas han dado un salto notable en cuanto a dimensiones, equipamiento, potencia y, en especial, dispositivos electrónicos.
Sin embargo, todavía hay modelos de la generación anterior que mantienen su vigencia en función de diseños pioneros en materia de estética y mecánica robusta. Se trata, concretamente, nada menos que de la Toyota Hilux (aunque recientemente modernizada con electrónica), líder del mercado, y la Mitsubishi L200, con un tren de fuerza íntegramente mecánico.
El diseño de esta Mitsubishi L200 3.2 CR, que se produce en Brasil, tiene su origen en la Triton (lanzada en 2005), que fue la primera pickup mediana en adoptar el tipo de carrocería de líneas redondeadas y mayor espacio para la cabina. Solución que luego siguieron otros fabricantes.
Con su estética todavía vigente, la marca de los tres diamantes sigue apostando con esta L200 3.2 CR, como se dijo, a la confiabilidad mecánica y la robustez de todo el conjunto tanto para las aplicaciones laborales como para disfrutar del todoterreno.
Así, cuenta con un probado propulsor de 4 cilindros en línea, 16 válvulas, con inyección directa por sistema common-rail, turbocompresor e intercooler. Con un cilindrada exacta de 3.2 litros, entrega una potencia de 165 CV a 3800 rpm y un torque de 38,1 kg.m a 2000 vueltas.
Estas características aportan un buen nivel de aceleración y elasticidad (que no desentona con los modelos más actuales), lo que en la práctica se traduce en una respuesta ágil, tanto en ciudad como en ruta, con consumos razonables para las especificaciones del motor y el peso (1935 kg) de esta pickup.
La caja de velocidades manual de 5 marchas, de relaciones cortas, permite aprovechar al máximo el par motor. La gama incluye también una versión con caja automática de 4 velocidades.
La caja de transferencia es a la vieja usanza. El sistema Easy-Select 4WD de Mitsubishi cuenta con accionamiento manual (por palanca) para engranar los modos de marcha 2H (tracción trasera), 4H (4x4 alta) y 4L (doble tracción baja). Todo el conjunto de transmisión se complementa con el diferencial trasero de desplazamiento limitado (LSD).
CAPACIDAD
OFF-ROAD
Este robusto conjunto mecánico le permite ofrecer a esta L200 una gran capacidad off-road, que se ve favorecida, además, por el excepcional ángulo de ataque de 39° (permite encarar trepadas pronunciadas sin golpear la trompa), que se combina con muy buenos ángulos de salida y ventral de 26° y 27°, respectivamente, y el amplio despeje de 220 mm.
Las suspensiones son clásicas entre las pickups. Adelante son del tipo independiente con resortes, mientras que atrás la L200 cuenta con el tradicional eje rígido con elásticos y amortiguadores (la capacidad de carga es de 1015 kg). Copian el terreno y absorben muy bien los desparejos continuos (adoquinados, ripio), pero las traseras (sin carga) rebotan si se superan obstáculos en forma brusca. En general, tienen un adecuado equilibrio entre el confort de marcha y el comportamiento dinámico en rectas y curvas. Eso sí, la dirección no se caracteriza por ser directa, lo que obliga a moverla rápidamente (con muchas vueltas) para enfilar lugares estrechos o estacionar.
Los frenos, discos ventilados adelante y tambores atrás, más ABS, EBD (distribuidor de la potencia de frenado) y sistema antibloqueo de las ruedas traseras (LSPV), funcionan con eficiencia.
Se comercializa a 53.900 dólares (250.000 pesos), precio propio del nivel alto del segmento, que resulta muy poco competitivo frente al equipamiento de seguridad, electrónica y confort que ofrecen sus rivales. La garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros, a tono con el resto del segmento.
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