Por REDACCION
A nadie puede sorprender si se dice que la superlativa calidad de los productos de Mercedes-Benz es reconocida por los usuarios de todo el mundo, y que la sola presencia de la estrella indica que estamos ante un vehículo de condiciones excepcionales. Obviamente, en el hipercompetitivo mundo de la industria automotriz las marcas rivales no se quedan atrás y, se sabe, las premium alemanas se disputan centímetro a centímetro la carrera por la supremacía.
Los modelos de esta marca se destacan además por estar siempre a la vanguardia tecnológica; son los primeros en incorporar sistemas de seguridad y mecánicos que, con el tiempo, son adoptados por el resto de las marcas. Sin embargo, durante buena parte de las últimas décadas, Mercedes mostró autos con estéticas más conservadoras que las de sus rivales, cuyos diseñadores fueron más atrevidos a la hora de dibujar nuevos modelos. Incluso en modelos de altísimas e impresionantes prestaciones, como los AMG, los de Stuttgart mantenían interiores carentes de emoción.
Pero el gigante alemán tomó nota del deseo de nuevos compradores y puso manos en el asunto. El resultado fue un vuelco en las líneas de sus productos que comenzaron a mostrar diseños más agresivos, dinámicos, deportivos y juveniles. Entre esas nuevas propuestas se inscribe el Clase A, y si bien fue una respuesta bastante tardía a rivales como el Audi A3 o el BMW Serie 1 su lanzamiento sacudió al mundo del automóvil.
De acuerdo a Jorge Pandini, de La Nación, lejos de conformarse con el éxito del nuevo Clase A, los de Mercedes fueron por más y decididos a luchar en cada segmento del mercado premium volvieron a sorprender con el GLA, un SUV compacto que utiliza la misma plataforma del Clase A y que llega para enfrentar a rivales de la talla del Q3 y del X1. Y, obviamente, tiene con qué.
Es imposible mantenerse indiferente ante un diseño que realmente es lindo. Con el aire de familia del A, más musculoso pero sin excesos, transmite tanto deportividad como robustez.
La doble salida de escape trasero del GLA 250 remarca el aire deportivo del modelo. También ayuda en ese sentido la caída del techo hacia atrás. Una vez en el interior, el parentesco con el A es inconfundible. Tiene volante deportivo de tres rayos multifunción y apliques de carbono que reafirman su carácter. Por lo demás es el mismo tablero inspirado en el superdeportivo SLS AMG.
Este modelo está empujado por un motor naftero de cuatro cilindros y 211 CV acompañado por una caja automática de siete marchas 7G-DCT y doble embrague que hace todo a la perfección. El conjunto caja-motor es también uno de los puntos destacables del modelo, porque combina buena potencia y un consumo razonable de 6,5 litros cada 100 km de promedio.
VERSIONES
Mercedes-Benz ofrece en nuestro mercado, distorsionado por el impuestazo, dos versiones: el GLA 200 y el GLA 250 4Matic. El primero tiene un motor naftero 1.6 de 156 CV de potencia máxima. Con capacidad para cinco pasajeros, no hay que olvidar que es un compacto, por lo que a las plazas traseras no les sobra nada, pero tampoco son incómodas.
Una vez en marcha, rápidamente se percibe una adecuada regulación de las suspensiones porque el desempeño en el tránsito urbano es muy confortable, al igual que en la ruta. Esa estabilidad es destacable considerando además que tiene un buen despeje del suelo, lo que deja ver su vocación de un fuera de ruta.
Como es de esperar, el equipamiento de confort y los sistemas de seguridad son completísimos.
Para criticar la falta de rueda de auxilio; los 4 neumáticos son Runflat y no hay repuesto a bordo.
Por las distorsiones impositivas que afectan a los autos en nuestro país, el GLA tiene un precio elevado: 105.900 dólares el 200 y 126.900 el 250 4Matic. Obviamente, elevado como el de sus competidores.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.